Fruto de mentes refinadas llegó al mercado en 1999 esta “bella macchina” clásica y estilizada. Un homenaje a las cafe-racer inglesas de los 60, pero fabricado de forma artesanal en Italia. Concretamente en Venecia, y el producto no desmerece.

Puede estarse admirando durante un buen rato sin cansarse: la pletina frontal que une el motor al bastidor, el basculante de tubo de acero con refuerzo inferior, el pequeño depósito y, cómo no, el retorcido tramo del chasis que rodea al llamativo filtro de aire. Pero más allá de su estética, esta moto presentada finalmente en 1999 por Umberto Borile, tras varios años de maduración y perfeccionamiento. Meticulosamente fabricada, la B500CR pone con su estilo de clásico relámpago para serpentear entre el tráfico y callejear, o merendarse las curvas del puerto más retorcido sintiendo la patada permanente de su poco usual monocilíndrico GM.

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Sin nada que ver con General Motors, GM lleva décadas fabricando estos motores para las motos de Speedway. Por la naturaleza de estas carreras disputadas en deslizantes óvalos y al más puro sprint, los motores necesitan responder linealmente y con contundencia para traccionar lo máximo posible a pesar del constante derrapaje. Además en estas carreras no se usan más de dos marchas, por lo que el cambio tiene poco que ver con los desarrollos adecuados para circular por carretera. Afortunadamente la industria transalpina de las piezas especiales tiene soluciones para todo, y aprovechando que los motores GM llevan el cambio separado de la termodinámica la transmisión primaria ha sido cuidadosamente seleccionada para cumplir con su nuevo cometido. Lo cierto es que la forma del cárter no puede ser más parecida a la de una moto inglesa de mediados de Siglo XX, lo que encaja a la perfección con la orientación de la moto en sí.

La Borile B500CR ha dado la oportunidad a unos pocos afortunados de sentir la fuerza de este peculiar motor, cuya procedencia le convierte en un elemento muy exclusivo sobre el asfalto.Pero Borile acaba de anunciar que, tras una reciente inyección de capital, este mismo año volverá a fabricar la B500CR. Eso sí: con un motor completamente nuevo, y que empleará piezas proporcionadas por Ducati. De su precio no se sabe nada y tampoco se sabe si su producción se limitará a un número cerrado de unidades. A título orientativo, podemos indicar que el modelo B500 Ricki, una Scrambler todoterrenera con el mismo motor pero chasis y componentes adaptados a su función agreste, tiene un precio de 17.500 euros, y este mismo mes comienza la producción de sus... 20 unidades. La CR seguramente tenga más difusión, porque evidentemente para ganar dinero vendiendo motos primero hay que vender unas cuantas, pero a buen seguro Borile hará todo lo posible porque esto no contamine el espíritu original con el que fundó su pequeño “uffice”.

¿Conseguirá la nueva B500CR demostrar una personalidad a la altura de la moto a la que sustituye? Como he empezado diciendo, no lo va a tener nada fácil.

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