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Agradecimientos a Motos Cortés, Concesionario Oficial Yamaha (Madrid)

 

En positivo

  • Ágil, estable y cómodo
  • Buena sensación de calidad
  • Excelente capacidad de carga
  • Rendimiento del motor

En negativo

  • Menos protección que antes de la pantalla
  • Hay otros 250 más económicos
  • Equipamiento justo



Vamos a probar este nuevo scooter de la manera que nos ha parecido más razonable: Acompañándonos con el modelo precedente para apreciar al instante cada nuevo elemento que ha introducido Yamaha. Así se valora en su justa medida cada mejora de las muchas que trae bajo el brazo éste recién nacido.

Desde su lanzamiento en 2005 no hizo más que dar alegrías a la marca de los tres diapasones debido a sus altas cifras de ventas en ambas cilindradas. Y ha renacido mejorando en prácticamente todo para seguir como referencia indiscutible en el segmento de 250 y 125 cc. Hemos probado el hermano grande; un 250 versátil y práctico que con su nuevo diseño se va a meter al público en el bolsillo. Sugiere más deportividad y vanguardia que su predecesor por las afiladas formas que protagoniza la carrocería. Mecánicamente no difiere en nada del modelo anterior, montando un potente y suave monocilíndrico que es capaz de impulsarlo a 130 km/h de velocidad máxima real. Esto hace que en la ciudad y la periferia sea muy solvente, tanto por aceleración como por punta. Salvo el propulsor, los cambios son tan numerosos que debemos ir por partes.

 



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Diferente, mejor preparado, más juvenil

 


Lo que más llama la atención es lo que se ve, y ahí es donde encontramos una diferencia muy notable respecto al modelo precedente. Absolutamente todos los plásticos de la carrocería son nuevos. En la parte delantera el cambio es bastante radical, con un morro recortado y afilado de angulosas formas. Hasta la aleta delantera del guardabarros es diferente y no encontramos guardabarros detrás. Los intermitentes se incrustan en el panel lateral inferior al modo T-Max. Esto hace que desaparezcan del spoiler del manillar que ya no está y se nota porque aportaba mayor proyección a la altura de las manos, ahora solas frente al viento. Otro cambio notable es que el manillar ya no gira solidario a la cúpula, como antes. Un detalle interesante pero con no mucha importancia a efectos prácticos. La pantalla es diferente, algo más baja y estrecha. Queda muy bien integrada en el diseño pero está claro, a menor tamaño, algo menos de protección.

La parte del contraescudo también es totalmente nueva y transmite desde el primer momento mayor sensación de calidad, tanto en materiales como en acabados. El manillar, la instrumentación, la guantera, el acceso al tapón de la gasolina recuerdan en bien poco al modelo anterior. La pantalla digital situada entre dos esferas analógicas con el velocímetro y el tacómetro procede del T-Max pero se ha cambiado el parámetro del reloj por el de temperatura ambiente que ofrece el X-Max. La guantera tiene llave y brinda mucho más espacio que la de su predecesor; es realmente aprovechable por su gran capacidad a ambos lados de la columna de dirección y otros pequeños compartimentos. Se echa en falta una toma de corriente para la que nos ha parecido ver la preinstalación. La tapa parece un poco endeble pero encajaba correctamente, además abría y cerraba sin problema alguno.

 



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Más novedades

El asiento es otro elemento, no sólo más bonito y mejor rematado, sino que además dispone de un mullido más consistente, con más espesor que reduce la sensación de poltrona, algo que notamos mucho al cambiar del X-Max nuevo al antiguo que nos acompaña. Es 17 mm más alto. La posición de conducción continua siendo muy cómoda, con el aliciente de que ahora la plataforma reposapiés se prolonga hacia la parte inferior del contraescudo para que podamos estiras las piernas. Apoyando sobre el respaldo y con las piernas semi-estiradas podemos variar la posición para ir aún más cómodos.

Los grupos ópticos posteriores y las asideras para el pasajero son detalles también nuevos pero que conservan todo el sabor del modelo al que sustituye. Incluso las estriberas extraíbles han cambiado, perdiendo la goma antideslizante de favor de una pieza de aluminio con perfil superior dentado para intentar fijar el pie.

 

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Cómo va

 

 

 

Este apartado tenía que haberse llamado " Qué bien va". En la parte ciclo la principal novedad es el chasis seguido de la suspensión delantera. El bastidor es más ligero según la información facilitada por la marca y la horquilla ya no es la Paioli del modelo anterior que ha sido sustituida por una Kayaba de mejor rendimiento. El comportamiento sigue siendo muy bueno, incluso ha ganado en agilidad gracias a la modificación de cotas de dirección (100 mm de avance y 28 grados de ángulo de lanzamiento). También resulta estable y las suspensiones acompañan con suavidad de reacciones pero firmeza. El motor empuja con alegría desde parado y tiene una buena estirada. El desarrollo es muy acertado. No se notan mucho las vibraciones del motor que resulta suave y sensible a los movimientos del puño acelerador. Los frenos también responden con eficacia en todo momento, permitiendo dosificar la generosa potencia de frenado. Dos datos que varían respecto al modelo anterior; el depósito de gasolina es 0,7 litros inferior en capacidad (11,8 l) y el de aceite motor 0,1 l. más grande (1.300 ml). También monta un nuevo radiador para mejorar la refrigeración.

 

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Todo esto sumado a la estrechez de la carrocería hace que en ciudad sea un vehículo muy recomendable; buena salida, buena cintura para hacer slalom, unos espejos retrovisores bien integrados para no desintegrarlos…Pocas pegas relevantes se le pueden poner salvo ésa pizca de protección sacrificada tan necesaria cuando circulamos por carretera o autovía.

Y dejamos para el final otra de sus bondades. Y es que en tal esbelto cuerpo podamos guardar dos cascos integrales bajo el asiento. Incluso el hueco se ampliado ligeramente en su parte central. El interior no está forrado y tampoco dispone de luz de cortesía, no hay nada perfecto pero lo cierto es que un hueco así es una bendición por lo útil que resulta.

 

 

 

Conclusión

 

 

 
Por lo que ha subido de precio el nuevo Yamaha X-Max 250 (100 €), rabia me daría haberme comprado uno recientemente. Porque es una evolución real con idéntico motor que además da la sensación de ir todavía mejor. Aparte del nuevo diseño que siempre puede gustar más o menos, depende a quien, hay algo que no es subjetivo y eso es la mayor calidad que se percibe. Anda igual de bien y se mueve mejor. No se le podía pedir más al nuevo X-Max 250.