▷ Prueba Suzuki SV 650: placeres de una v-twin japonesa

Fotos: Emilio Arbúes

La fórmula del bicilíndrico en V es desde hace un par de décadas una de las preferidas de Suzuki. Algo así como una especie protegida que se ha mantenido en paralelo a la evolución de los modelos tetracilíndricos en línea de la casa. En concreto la primera SV 650 data de 1999 con una base de motor muy similar a la del modelo que acabamos de probar. Aquella moto se ganó el aplauso general y ya entonces destacó entre sus rivales por suavidad, ausencia de vibraciones y contundencia a medio régimen, sin olvidarse de una potencia máxima nada desdeñable. Esta de hoy viene a ser la tercera generación de la saga SV 650 –consideraremos la descafeinada Suzuki Gladius como “el eslabón perdido” entre la segunda entrega y nuestra protagonista- y hace honor a la denominación original abandonada unos seis años atrás, con una puesta al día del motor y cualidades dinámicas afinadas. Más aún teniendo en cuenta que, como corresponde a una categoría donde el precio no puede desmandarse, los ingenieros de la marca han obrado el prodigio de conseguir un comportamiento muy bueno sin perjudicar su coste con equipamientos top.

La primera de la saga, dotada de carburadores Mikuni, ofrecía una potencia de 64,2 CV, que en 2003 con la llega de la segunda versión con inyección entre otras novedades ascendió hasta 73’4 CV. La versión 2016 aumenta la compresión y anuncia 76,5 CV y la misma cifra de par máximo que su antecesora (64 Nm), si bien el “momentum” llega 1.100 revoluciones más tarde (7.000 rpm en la versión 2003 por 8.100 en la 2016). Esto último puede indicar que hace falta rodar más alto de vueltas con el nuevo modelo, punto que no es fácil corroborar sin tener las dos motos a mano aunque es muy posible, dado que para superar la restrictiva normativa de emisiones Euro4 los motores se ven sometidos a bastantes restricciones que lastran su rendimiento, especialmente a bajo y medio régimen.

Una naked fácil y divertida para cada día

Pocas motos logran que el piloto que acaba de tomar sus mandos se encuentre tan familiarizado de inmediato como la Suzuki SV 650. Se siente más ligera de lo que es (197 Kg) y desde el momento de subir los pies sus reacciones neutras y equilibradas dan la confianza que todos buscamos para comenzar a explorar las posibilidades de una montura. La posición es cómoda y natural, a medio camino de mostrar una intención decididamente deportiva. Las estriberas están ligeramente elevadas y retrasadas, y el manillar es ancho, más bajo de lo que se estila en otros modelos de la competencia y diseñado para favorecer la vida cotidiana sin que llegue a cargar las muñecas o la espalda. Una postura clásica de moto naked deportiva. Los pies llega al suelo perfectamente sea cual sea la estatura del piloto y la zona donde confluyen depósito y asiento es estrecha, facilitando la maniobrabilidad a conductores de cualquier experiencia y condición. De serie no cuenta con asideras para el pasajero, pero el ocupante de la plaza trasera está bien tratado, con un asiento corrido y suavemente elevado con respecto al del piloto. Las estriberas del acompañante están en una posición correcta.

Es una moto tan amigable que, a poco que le pierdas el respeto, te verás girando generosamente el puño confiando en su imperturbable nobleza. Y ahí entra en acción el sensacional v-twin que caracteriza a la Suzuki SV650. Pleno de fuerza y homogéneo a bajo régimen, se vuelve contundente al responder sin titubeos en la franja media del cuentarrevoluciones. Puedes manejarlo en tercera y cuarta por ciudad sin temor a quedarte colgado, sin tirones ni traqueteos y con una excelente capacidad de recuperación. Disfrutarás, de paso, de un precioso sonido musculoso y borboteante, patrimonio exclusivo de los motores bicilíndricos en V.

Esta versión 2016 de la SV 650 estrena un par de accesorios enfocados a facilitar la vida a pilotos todavía algo inexpertos o inicialmente inseguros; un buen enfoque porque buena parte de ellas serán el orgullo de motoristas con carnet limitado A2 para los que Suzuki ofrece un kit de limitación a los preceptivos 35 KW. Se trata del Low RPM Assist y del sistema Easy Start. El primero hace que al engranar primera y comenzar a soltar el embrague, el motor gane automáticamente unas 500 revoluciones extra facilitado la arrancada… aunque si tratas de salir sin acelerar se calará, es sólo una ayuda. Con el Easy Start basta pulsar brevemente el botón de puesta en marcha para que el sistema se encargue de mantener en marcha el motor de arranque lo que haga falta para completar con éxito la operación.

La cara más deportiva de la Suzuki SV650

Una vez en carretera la SV 650 2016 ofrece un rendimiento que pocas motos de su categoría son capaces de alcanzar. Por un lado se comporta como una excelente rodadora, estable y razonablemente cómoda (no hay carenado y toca sentir el viento en la cara y el pecho) capaz de cruceros a ritmo muy superior al que cualquier persona con dos dedos de frente está dispuesta a soportar sin protección aerodinámica. Hay motor más que de sobra para responder a cualquier solicitud de aceleración y de por sí la postura es adecuada.

Y cuando la ruta se retuerce y nos aventuramos en carreteras de montaña la SV 650 saca el genio que lleva dentro ofreciendo unas cualidades muy indicadas para dejarnos llevar por el piloto que llevamos dentro. A la facilidad para estirar del motor, capaz de llegar a 10.000 rpm sin problemas, se unen unas suspensiones eficaces. La horquilla está tarada con un primer recorrido suave en compresión que absorbe baches sin problemas y un ajuste final claramente firme, que sujeta la moto sin permitir oscilaciones cuando está inclinada. El amortiguador trasero también cumple satisfactoriamente con su función.

En conjunto esta naked bicilíndrica lo tiene todo para dar muchas satisfacciones en conducción deportiva: motor vigoroso, posición de conducción adecuada y un bastidor noble y preciso, apoyado en una competente amortiguación, no regulable eso sí, salvo la precarga del muelle trasero. En estas circunstancias es asequible y seguro hacer tus primeros pinitos con una moto potente sintiéndola bajo control, y al mismo tiempo resulta fácil y muy divertido sacarle el partido a los neumáticos Dunlop Sportmax Qualifier si eres un conductor con experiencia. En este último caso podemos llegar a echar de menos algo más de garra en el tacto de los frenos (con ABS de serie), que frenan suficientemente pero requieren apretar la maneta con demasiada decisión por culpa seguramente de un circuito hidráulico demasiado esponjoso. Salvo esto la moto es ágil y predecible en los cambios de dirección y el cambio de marchas responde siempre con precisión y suavidad, como buena Suzuki.

Evidentemente no es una mil, ni una súper deportiva, pero es una moto divertida y con potencia suficiente como para poner una sonrisa en la boca a cualquier amante de la conducción deportiva.

La Suzuki SV 650 y sus virtudes ocultas

Casi me parece que no es justo que una moto tan buena pase tan desapercibida como sucede con la SV 650. A simple vista lo que más llama la atención precisamente es que nada llama la atención. Su estética huye de cualquier elemento decorativo, llamativo o impactante.

Podríamos decir incluso que se trata de una moto sencilla y utilitaria, lo que no deja de ser realmente una más de sus facetas.Las marcas competidoras revisten sus naked de media cilindrada y limitables para el carnet A2 con detalles estéticos llamativos, de esos que entran por los ojos. La Suzuki SV 650 presentada en 2016 busca sin embargo otra carta de presentación: No estamos ante la moto que se lleva más aplausos de los espectadores, sino más bien ante la que se gana el corazón de su propietario.

En cualquier caso la calidad de terminación es excelente, pero Suzuki ha decidido ahorrase detalles. Basta ver la completa instrumentación digital (con toda la información necesaria y hasta indicación de la autonomía estimada) o la calidad de la tornillería y los remates para entender que todo lo que tiene es de primer nivel. Posiblemente la familia SV650 crezca en breve con la presentación de nuevas versiones enfocadas a satisfacer a los amantes de los detalles, pero esta primera contiene toda la esencia de lo que debe ser una buena naked práctica y con carácter para disfrutar de lo que una moto debe ofrecer de verdad.

La Suzuki SV 650 frente a sus competidoras

Si nos centramos en la mecánica resulta más costoso realizar un bicilíndrico en V que uno en paralelo, pero por otro lado sus virtudes sobre el asfalto resultan evidentes: menos vibraciones y mejor centro de gravedad, entre otras. Por eso y también por su aspecto esta configuración tiene un plus de exclusividad que la hace estar “un punto por encima” que un motor en línea. No obstante la competencia japonesa cuenta con modelos de notable éxito y muy atractivos: la Yamaha MT-07 y la Kawasaki ER-6n cuentan con mecánicas bicilíndricas en línea muy competentes y detalles estéticos vistosos siendo también en ambos casos opciones adecuadas para poseedores del carnet A2. Así que a la hora de elegir nos lo ponen realmente difícil… es más, la diferencia de precio entre el modelo más barato y el más caro del trio es de tan sólo 126 euros si tenemos en cuenta únicamente las versiones con ABS de sus rivales (ambas están disponibles a la hora de escribir esta prueba, aunque por poco tiempo, con versiones sin este sistema más que importante de cara a la seguridad) situándose la Suzuki SV 650 en el punto intermedio.