DATOS TÉCNICOS Y EQUIPAMIENTO >

En positivo

  • Estilo
  • Suavidad propulsor
  • Equipamiento
  • Agilidad

En negativo

  • Justa de frenos
  • Horquilla blanda
  • Potencia motor

 

 

 

 

La V7 Racer es una moto muy especial, su estilazo la delata y además se hace en edición limitada para añadir exclusividad a tu particular concepto retro. Los guiños racing de época invaden todo, miremos por donde miremos. El asiento “monoposto”, el número 7 en el frontal y las tapas laterales del colín, las estriberas retrasadas, los semimanillares...luego la examinaremos más detenidamente porque estéticamente es muy jugosa, efectista a más no poder por la presencia de numerosos y acertados detalles, todos dispuestos a conciencia para que no haya dudas sobre la época y las motos que evoca, las deportivas de la vieja escuela. Estéticamente es una café racer de fábrica logradísima.

Veterana pero actual moto-guzzi-v7-racer-lateral

Así que saca alguna chupa de cuero vieja del armario o algo que te de un toque vintage porque nos vamos de paseo, a vacilar de lo lindo. Porque básicamente es para eso: dar paseos sobre nuestra nueva moto con pinta de veterana aprovechando el suave y delicioso empuje de su motor bicilíndrico con la característica configuración de Guzzi transversal en V a 90º. Un motor sin duda especial que a pesar de sus escasos 50 CV (48,8 para ser más exactos) ofrece un empuje muy acorde con las aptitudes de la V7 Racer: buen rendimiento en bajos y medios, ideal para la conducción en ciudad y alrededores, aunque un poco escasa cuando deseamos sentir empuje con muchos metros por delante. La transmisión por cardan es otra de las peculiaridades de esta preciosidad a la que aporta un tacto diferente pero bueno, una vez nos acostumbramos a él, sobre todo en reducciones. Con el tiempo, la ausencia de mantenimiento es una gran ventaja qué duda cabe.

Estilo y sensaciones

Algo que marca las sensaciones sobre la V7 Racer es la posición de conducción, diferente a la V7 Café (ver prueba). Las estriberas están más retrasadas y el clásico manillar ha dado paso a unos semimanillares inequívocamente deportivos. Eso hace que te predispongas en una menos cómoda pero estimulante posición, en armonía con el aire racing del conjunto. Se trata de una moto ágil y moderadamente rápida si exprimimos al máximo el motor. Para ello cuenta con unos bonitos amortiguadores traseros regulables con botella de gas separada y una horquilla convencional que proporcionan el suficiente aplomo para ir alegres, sin pasarnos porque el tarado es más bien blando, aunque son definitivamente cómodos cuando atravesamos baches e irregularidades. Los frenos van un poco en consonancia con todo esto, ya que tampoco es que sean excesivamente potentes, sobre todo el más importante, el delantero.

moto-guzzi-v7-racer-cupolino

Dinámicamente es tranquila pero puede ser divertida si le “buscamos las cosquillas”. Es un poco como las deportivas en las que se inspira: moderadas con las cifras de potencia en la mano pero con genio si el piloto decide sacarlo a pasear, escondiéndose tras el pequeño cupolino con el número 7, sintiéndose Barry Sheene con el culo pegado atrás exprimiendo cada uno de los casi 49 CV de potencia. Al despertar nos damos cuenta de que esta veterana, realmente es una moto del siglo XXI.

Una joya

Pero el trabajo estético ha sido tan minucioso que nos intenta confundir, proponiéndonos un viaje en el tiempo 40 o 50 años atrás. Es hora de detenerse en su aspecto, elaborado con mimo y buen gusto aunque quizás un poco exagerado. Los ingredientes de la receta café racer son muy numerosos: llantas de radios, horquilla con fundas estilo fuelle, escapes hacia arriba, placas con el número 7 o asiento de una plaza (se puede quitar la tapa pero no dispone de estriberas para el pasajero). Otras pinceladas que contribuyen a la espectacularidad son por ejemplo el color rojo del chasis, las pipas de la bujía, el anclaje del cardan o el buje. Mención especial merece el depósito de aspecto cromado con una banda roja de piel que lo atraviesa, las estriberas de aluminio mecanizado o el protector sobre la pletina de la dirección. El asiento también es especial porque es de alcántara o una piel similar. Esto lo hace delicado pero en Moto Guzzi no lo han pasado por alto y bajo el asiento hay una cobertura impermeable para protegerlo. Y por supuesto lleva un número identificativo de cada unidad porque como ya dijimos al principio es una serie limitada.

Para llevarte esta joya de incuestionable belleza a tu garaje tienes que desembolsar prácticamente 10.000 €, una cifra ya importante para una moto con apenas 50 CV. Pero ella lo contrarresta a base de calidad, belleza y un halo de exclusividad veterana que pocas o ninguna moto nueva te puede dar.