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La Yamaha TW 125 se ha convertido en una de las rarezas del mundo de la moto desde su nacimiento. En los últimos 15 años ha construido una legión de fans gracias a su motor indestructible, su bajo mantenimiento y un consumo de mechero. A pesar de su escasa potencia -11 caballos- se acaba utilizando como un juguete que ofrece grandes dosis de diversión.
Esta preparación está firmada por los chicos de “Le French Atelier”, un nuevo taller ubicado en los suburbios del oeste de París, cerca de Versalles. Está dirigido por tres jóvenes amigos con una habilidad especial para preparar motos de las décadas de los 80-90 y darles un enfoque neo-retro.
Vicente, uno de los socios, nos cuenta cual fue el punto de partida: "Lo primordial en este TW 125 era mantener la 'rueda grande' pero que contrastase con un cuerpo más pequeño". El primer paso fue instalar un deposito de gasolina más compacto proveniente de una Honda XL125 y modificar el sub-chasis trasero para acoplar un asiento acolchado que proporcionase la suficiente absorción para las escapadas off-road.
Otro de los elementos que más llama la atención es el sistema de escape. Se ha sustituido la enrevesada tubería de la moto estándar, reemplazándola por un sistema personalizado y muy simple, construido con paredes de mayor diámetro que le confiere una pequeña ganancia de potencia. El motor se ha actualizado con un kit de 175cc, que entrega alrededor de 17 CV. Puede no parecer mucho, p
ero es más que suficiente para su peso final de solo 118 kg.
Bajo el asiento encontramos una caja que contiene la batería, el CDI, los relés y el sistema de arranque con llave. En la parte delantera destaca el manillar plano, proveniente de las motocicletas de “Flat-Track” desprovisto de cuadro de relojes. Éste se ha ubicado en el lateral izquierdo del depósito, dotándole de un aspecto muy retro. Además encontramos un nuevo faro de largo alcance que fue robado de un viejo coche de rallyes. El trabajo de pintura en negro y amarillo nos recuerda a los colores clásicos oficiales de Yamaha USA.
Aquí tenemos una demostración más del gran trabajo que se puede realizar sobre un moto corriente y de poca cilindrada, pero que ofrecerá innumerables horas de diversión.
