Entre los recortes anunciados hoy en el consejo de ministros para los presupuesto generales del Estado para 2013 hay dos partidas que parecen salvarse de la quema general: las pensiones y el automóvil. De las primeras no toca hablar aquí, y del segundo sólo de forma tangencial porque en las medidas anunciadas no se ha nombrado en ningún momento la motocicleta; si bien la motocicleta es un vehículo  y también un automóvil,  específicamente parece que de momento el “maná” caerá sólo para los que tienen cuatro ruedas.

Nuevas ayudas para reactivar el sector de la automoción
Las ayudas reclamadas por el sector desde la desaparición del anterior plan se han hecho esperar y llegan cuando casi nadie pensaba ya en ellas. La rueda de prensa posterior al consejo de ministros deja muchas cuestiones en el aire, pero básicamente con el nuevo plan PIVE (Plan de Incentivos al Vehículo Eficiente), que entrará en funcionamiento el primero de octubre, se trataría de subvencionar con 2.000 euros la compra de un vehículo nuevo eléctrico o de los tipos energéticos “A” o “B” según la tabla del IDAE. 1.000 euros los aportará el Estado y otros 1.000 correrán a cuenta de los fabricantes. Para acogerse a estas medidas hay que achatarrar un turismo con más de 12 años de antigüedad o una furgoneta con más de 10, y el objetivo es ahorrar 26 millones de litros de combustible al año (¡!) con la retirada de los automóviles menos eficientes y al tiempo renovar el parque móvil. El límite está en que el coche adquirido debe tener un precio antes de impuestos inferior a 25.000 euros

Para las motos... ¿nada?
La industria del automóvil seguro que lo ve con buenos ojos, pero una vez más parece que nadie se acuerda de que el vehículo a motor más eficiente, sostenible y que da de comer a una industria nacional propia (no hay ningún fabricante de coche en España con capital interior) es la de la motocicleta. Un plan similar adaptado a las dos ruedas animaría a los indecisos, fomentaría los modelos más eficientes y responsables, activaría la vida económica de un sector que se deshace y permitiría, si realmente los políticos buscan de verdad lo que dicen, reducir aun más el consumo de combustible y la dependencia energética. ¿Se impondrá la lógica?