La escusa, pasear con la nueva Yamaha Factor 125 ante la atenta mirada de sus fans cariocas y además de exhibir sus cualidades sobre la moto (para lo que bajó de la 125 y contó con una R1), hacer gala de su proverbial simpatía y facilidad para el cachondeo, esa cosa que tanto se echa en falta entre sus rivales de MotoGP. “Es un gran placer estar en Brasil después de tantos años. Los brasileños son realmente especiales, su pasión y entusiasmo son contagiosos ¡y han conseguido hacerme bailar samba en público!”

Y para muestra, un botón: