Mucha gente se pregunta cómo ha llegado uno de los trazados más conocidos, al que cada año acuden cientos de miles de aficionados a rodar tanto al mítico Nordschleife como a ver los eventos en el circuito nuevo, entre ellos la Fórmula 1.

Pues bien, ambos circuitos son rentables, el gran problema surgió en 2007, cuando unos inversores privados comenzaron la construcción de un parque temático, junto a varios hoteles, centros comerciales y restaurantes.

La estimación inicial de 215 millones se convirtió en más de 400, y si a esto le sumamos que el complejo era totalmente sobredimensionado y los visitantes no acababan de llegar. Es de las primeras cosas que llaman la atención al llegar, la magnitud de edificios y hasta una montaña rusa, que arrastran costes elevadísimos.

Con la bancarrota de este conjunto de empresas, Nürburgring pasa a manos del gobierno local como si fuera una patata caliente. Además, se niega el apoyo desde la UE y llegamos al momento actual donde la deuda de la entidad pública dedicada a gestionarlo superan los 330 millones de euros.

No les queda otra que poner a la venta el complejo, incluido el trazado norte y el circuito nuevo, que por cierto ha perdido la F1… El futuro amenaza con nubes negras sobre el mítico circuito y sus alrededores, y francamente sería una pena que desapareciese.