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Un desafío muy británico que une a dos marcas con tradición en la lucha por ser los más rápidos del mundo en una nueva aventura. El lugar: evidentemente el llano lecho salino del lago de Bonneville (Utah), el mismo que sirve para dar nombre a uno de los modelos de Triumph y donde varios prototipos ya han defendido el orgullo de la marca subiendo el listón de la velocidad máxima varias veces en el pasado.

Castrol Rocket Record BonnevilleEl objetivo es superar los 640 km/h para mejorar la marca actual de la categoría con motores de explosión (con bujías, como la denominan) de cilindrada entre 2.000 y 3.000 cc., establecida en 605 km/h desde el año 2010. Para conseguirlo no se han escatimado esfuerzos, desarrollando este auténtico cohete sobre ruedas –lo que en el argot de los rompe-récords se denomina streamliner- que consigue una potencia total de 1.000 CV desarrollada por dos motores de Triumph Rocket III exprimidos a fondo con la incorporación de un gran turbo para cada uno.

La marca de lubricantes Castrol es la encargada de poner la cartera, en una especialidad en la que cuentan ya con unas cuantas plusmarcas; y el desarrollo tecnológico se ha encargado a dos empresas norteamericanas: Hot Rod Conspiracy (aerodinámica) y Carpenter Racing (especialistas en motores que ofrecen una preparación sobre la base de la Triumph Rocket III que desarrolla nada menos que 240 CV a la rueda). El piloto que intentará conseguir la hazaña será Jason DiSalvo, con mucha experiencia en esto de batir marcas.