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Tras las pruebas realizadas la pasada primavera, Los primeros en "disfrutar" de este nuevo sistema serán los catalanes, pues el Servicio Catalán de Tránsito está ultimando los detalles para establecer los protocolos necesarios que cruzarán sus bases de datos con las de la DGT y del Ministerio de Industria que gestiona las ITV.

Los lectores se instalarán con los radares de control por tramo y los que ya existen en las autopistas: una vez localicen un vehículo cuya matricula no está registrada en la base de datos, se le mandará una notificación a su propietario para que acuda a la ITV y pase la revisión. A finales de octubre, todos aquellos que hayan hecho caso omiso recibirán una sanción.

Una vez esté implantado y verificado el sistema en Cataluña, la DGT lo extenderá al resto del territorio español para tener un control más férreo sobre el parque de vehículos con una cierta edad, imponiendo multas de hasta 700 €.

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