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A la Guardia Civil de Tráfico le preocupa mucho el aumento del uso de redes sociales para informar de la ubicación de radares o lugares en los que se realizan controles pero es la única defensa de unos ciudadanos que se sienten acosados por la esencia meramente recaudatoria de muchos controles.

La Guardia Civil advierte que usar herramientas como Twitter o Facebook para alertar de la ubicación de radares en las carreteras es una imprudencia y una actuación no cívica. Pero la DGT de momento no se ha planteado acciones concretas contra estas prácticas porque son legales y no constituyen ningún tipo de delito, por lo que no se pueden perseguir y sancionar, de momento.

Ante estas situaciones los agentes tienen orden de cambiar con una gran frecuencia, aproximadamente cada cinco minutos, la localización de los radares móviles en las carreteras para disuadir a los conductores que utilizan las redes sociales para alertar al mayor número de gente posible.

Por lo visto, siempre que el dispositivo de control de velocidad detecta que ha sido fotografiado por algún conductor, para colgarlo inmediatamente después en las redes sociales y alertar a otros viajeros, se procede a desmontar rápidamente el puesto para reubicarlo en otro punto. Y así tenemos el interminable juego del gato y el ratón, algo que seguramente no sea lo ideal para la seguridad vial que debería ser el objetivo de estos controles.

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