Los primeros resultados públicos obtenidos por el sistema Safe Stop han sido positivos. Esta nueva tecnología sido desarrollada por una compañía inglesa basa su funcionamiento en ondas de radiofrecuencia y aunque faltan muchos detalles todavía por pulir, la empresa E2v puede originar una nueva generación de radares, claves en el futuro de la seguridad vial.

Aunque guarda muchas similitudes con los radares actuales que lanzan ondas electromagnéticas contra los vehículos para detectar su velocidad, el objetivo del E2v es anular rápidamente la electrónica de cualquier vehículo obligándole a detenerse.

Es inevitable pensar si esto es seguro ya que perder el control del coche o la moto entraña obvios riesgos que todavía no han podido valorarse en condiciones reales de conducción. Las pruebas con el primer prototipo realizadas en el aeródromo de Throckmorton, en Reino Unido, donde el dispositivo detuvo con éxito varios modelos de coches y motocicletas, si bien es cierto que su velocidad era mínima en el momento de la activación del sistema: unos 24 km/h. El radio de acción de estas ondas de radiofrecuencia es de 50 metros.

Entre las principales dudas está el peligro de que pueda dañar los sistemas electrónicos del vehículo

La firma, especializada desde hace una década en el curioso mundo de las tecnologías para la detención de motores, lo ha logrado emitiendo ondas de radiofrecuencia (concretamente, de bandas L y S) contra los vehículos en marcha. En ese sentido, el dispositivo (de 350 kilos) puede engañar a los sistemas electrónicos de cualquier automóvil, tomando inmediatamente el control, con el resultado final de la parada del motor, sin que el conductor pueda evitarlo.

"Las ondas de radiofrecuencia se acoplan en el cableado del coche, perturbando y confundiendo la electrónica del automóvil y haciendo que el motor se detenga", explican los creadores de Safe Stop.
En las pruebas realizadas, al penetrar en el radio de acción del dispositivo los conductores notaron de inmediato cómo se descontrolaban las luces internas del vehículo y también fallos en los sistemas de grabación. A continuación, los motores se detuvieron, obligando a los pilotos a detenerse.

Entre las principales dudas que ha generado el sistema se encuentra si los sistemas electrónicos del vehículo pueden quedar dañados para siempre, pudiendo afectar a elementos tan vitales como el sistema de frenos. De momento, la compañía no ha podido confirmar ese extremo.

Es pronto para vaticinar el desembarco en nuestras carreteras de una nueva generación de radares basados en esta tecnología, pero los efectivos policiales ven con buenos ojos su adopción. En la actualidad, cuando deben detener a un vehículo mediante métodos extremos, la solución habitual es utilizar rastrillos de pinchos, método que puede resultar peligroso, especialmente si se trata de motos.