La acción transcurre en algún lugar de Rusia y el protagonismo se lo lleva un hombre ciego que trata de cruzar una gran avenida repleta de coches. Ante el peligro que corre el anciano, un motorista no duda en detenerse para ayudarle a cruzar, orientándole e incluso cruzando su moto para detener el tráfico y que así pueda alcanzar la otra acera sin peligro. Un gesto muy humano que honra a este motorista anónimo.

Creemos que es un acto muy de motorista ya que siempre somos la parte débil de la carretera y seguramente por eso empatizamos mejor y reaccionamos ante una situación como ésta, pero más allá de eso está claro que se trata de una persona buena y responsable con lo que ve, demostrando que siempre debemos ayudar a la gente débil o en apuros. ¡Chapeau!