Es una de las motos más esperadas del año ya que por sus entrañas corre la genética GSX-R adaptada a un formato con mucho tirón en los últimos años;
las deportivas de gran cilindrada al desnudo son ya imprescindibles en el catálogo de las marcas y Suzuki ya tiene la suya.
El precio anunciado es de
11.999 € para la versión estándar y de 12.499 € para la equipada con sistema ABS. Se comercializa en tres colores:
azul, gris mate y negro/rojo.
Teniendo en cuenta que
toma los elementos de la GSX-R1000 en la parte ciclo, con las pinzas Brembo monobloque de la versión 2015, y el motor heredado de la versión 2005 a 2008, con una potencia no declarada que
ronda los 145 CV según los rumores, pero adaptado a un uso en carretera, estamos ante un cóctel dinámico sumamente interesante. Promete deportividad sin llegar a ser brutal y facilidad de conducción basada en la archiconocida ciclística de la GSX-R con la cómoda ergonomía de una moto naked.
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