En el precioso trazado de la Toscana ya se sabía que las Ducati podían ser protagonistas, lo dejaron bien claro durante los entrenamientos. La Ducati no es solo un motor que apabulla a los rivales en la recta sino que avanza a pasos pequeños pero seguros hacia un paquete competitivo en cualquier terreno.
Jorge Lorenzo arrancó como una fiera tras las dos Yamaha oficiales que habían tomado el mando en la salida y llegó a liderar la carrera aprovechando la explosividad de su GP17 en a recta “curva” en ascenso de Mugello que siempre deja imágenes espectaculares con motos a 340 km/h con la rueda delantera levitando.
Pero fue un espejismo, pronto Rossi y Viñales - de una tacada en Escarpería y Palagio- dieron cuenta de él para ponerse al frente de la carrera. Fue la última vez en carrera que Jorge merodearía por los puestos cabeceros pero iban a tomar el relevo, primero Dovizioso y poco más tarde un Petruci desatado.
Marc Márquez no parecía tener ritmo para ir con los de cabeza y tuvo que ir cediendo su posición al asedio de las Ducati; incluso al cabo de unas vueltas y refrendando unos excelente entrenamientos, Álvaro Bautista también le pasó a lomos de su Ducati GP16. Pero Marc se quedaría pegado a él toda la carrera hasta la misma línea de meta, entrando sexto por detrás del sonriente talaverano.
Lo interesante iba a estar por delante, ya que Dovizioso se iba a merendar a las Yamaha y Petrucci tampoco iba a rendir pleitesía a Maverick y Valentino. Era sorprendente el carrerón que estaba haciendo Andrea tras haber pasado una noche bastante mala sin apenas pegar ojo y sin poder ingerir comida debido a los vómitos que la habían acompañado con nocturnidad y alevosía. Pero era su día.
Por detrás, Aleix Espargaró recibía una penalización por haberse pasado de rápido en la salida que le obligaba a hacer un ride through. Más tarde se saldría del circuito y al final acabaría abandonando con visible frutración. No iba a correr mejor suerte su hermano Pol que también acabaría cogiendo el camino del box antes de tiempo.
Lorenzo seguía perdiendo posiciones con pilotos como Ianonne o Zarco, pero peor estaba un irreconocible Dani Pedrosa o un Crutchlow también desdibujado, ambos más allá de la décima posición.
Por delante las Ducati de “Dov” y “Petrux” metían miedo y si Viñales parecía dispuesto a plantar batalla, Rossi comenzaba a mostrar dificultades aunque bastante estaba haciendo tras el duro golpe recibido apenas una semana antes haciendo motocross. Él quería el podio para su ruisoda afición amarilla pero la realidad es que no podía mantener el ritmo de los tres primeros.
Cuando Maverick y Petrucci se enzarzaron por la segunda posición, Andrea Dovizioso siguió a lo suyo, abriendo un hueco de más de un segundo que sería definitivo. Al final Viñales pudo con Danilo y viendo que la Ducati oficial era mucho para él, amarró el segundo y 20 puntos que le afianzan en la general del campeonato. De hecho, ahora Dovizioso ya es segundo a 26 puntos del español y por delante de Rossi, a 30.
La nota negativa de la carrera es que un error tonto de Dani Pedrosa en la última vuelta, le hizo irse al suelo cuanto intentaba adelantar a Crutchlow, llevándoselo por delante; el de la Isla de Man reaccionó de forma tremendamente airada. Ya venía caliente de Le Mans por un adelantamiento muy al límite de Pedros sobre él y esto hizo que explotase muy a pesar de los ostensibles gestos de disculpas de Pedrosa. Las redes sociales ya se han encargado de cargar las tintas y algunos colegas ya le han dado el correspondiente pábulo a los energúmenos pero esto es una opinión muy personal, al margen de la crónica de una gran carrera vivida en Mugello, donde Ducati triunfó a lo grande y sin alas.
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