Este inventor se llama Ignacio Gamero, quien consciente de la necesidad de buscar una alternativa a los coches en Madrid se ha metido de lleno en desarrollar su idea: la t-bike Proto, una bici dotada de motor térmico, de ahí la letra t en su denominación, de la misma manera que la e de la e-bike hace referencia al motor eléctrico.

Para su creador, una t-bike es un vehículo ultraligero de transporte personal, el cual está impulsado por dos energías: una energía de empuje principal, que es la muscular, y otra energía auxiliar, que es la que ofrece el motor térmico. Legalmente, la t-bike, al igual que la e-bike, se cataloga como “ciclo”, es decir, un vehículo ultraligero pero que no es un ciclomotor, pues no tiene la capacidad de impulso propio.

El invento resulta muy curioso y va mucho más allá de ser una simple bicicleta a la que se le ha incorporado un motor de desbrozadora. Todo lo contrario, los requisitos legales para permitir su uso en vías públicas exige una serie de obligaciones que le ha traído de cabeza a Gamero.

La base que se toma es la de una “mountain bike” de Decathlon, elegida por su buena relación calidad-precio”, aunque la preparación se podría realizar sobre otros modelos. Sobre ella, y siempre cumpliendo con las capacidades de carga máxima de la propia bicicleta, se acopla el motor de 1 CV de potencia, 25 cc y cuatro tiempos, cuyo consumo es de 1,1 litros a los 100 kilómetros. Es en este aspecto sobre todo en el que se supera a las e-bikes, pues su autonomía es muy elevada y basta con llenar el depósito en una gasolinera –apta para gasolinas E5 a E40 (con bioetanol)- para seguir la marcha. Las baterías, en cambio, necesitan un largo período de carga y además, van perdiendo capacidad con cada carga, teniendo que realizar una gran inversión para ser sustituidas.

El motor está colocado en la parte trasera y se encuentra protegido por un top-case adaptado. Los acabados y materialización se ha cuidado al máximo, apenas da la sensación de tratarse de un prototipo.

En un momento en el que se habla tanto de la contaminación en las ciudades y de métodos alternativos para moverse, resulta interesante que surjan proyectos como el de la t-bike Proto.

T-bike, normativa aplicable

Muchas horas de estudio han sido empleadas para revisar el marco normativo, regulado por el Ministerio de Industria, el de Consumo, el de Interior y el de la Comisión Europea. De todo lo estudiado, la principal normativa a aplicar en España para el diseño y fabricación un vehículo t-bike es el Real Decreto 339/2014, de 9 de mayo, por el que se establecen los requisitos para la comercialización y puesta en servicio de bicicletas y otros ciclos y sus partes y piezas, y por el que se modifica el reglamento General de Vehículos, aprobado por el real Decreto 2822/1998, de 23 de diciembre.

T-bike, como ciclo. Todo vehículo provisto de al menos dos ruedas y propulsado exclusiva o principalmente por la energía muscular de la persona o personas que están sobre el vehículo, en particular por medio de pedales.

Energía auxiliar limitada. No puede suponer más del 49% de la total de la muscular, por lo que la t-bike Proto es unipersonal y no puede ser conducida por otra persona que no sea el titular. Este requisito técnico legal, junto al diseño específico adaptado al relieve de la zona y gustos del usuario, convierten a la t-bike Proto en un prototipo único.

Homologación. Se habilita a personas físicas o jurídicas bajo la figura de, Fabricante, Representante autorizado, Importador y Distribuidor, como autorizados para la “autocertificación” del cumplimiento de la normativa, “sin pasar por la Administración previamente”. Lo que implica que Industria desaparece como ente necesario para poder homologar. En el preámbulo se especifica que “en éste ámbito de la simplificación de las cargas Administrativas se elimina el control previo por parte de la Administración”.

En la documentación que se adjunta con la t-bike Proto aparecen reflejados todos los términos de la homologación.