Cuando salimos de nuestra casa con un grupo de amigos para acercarnos al Bernabéu, pronto comenzamos a intuir que aquello iba a ser muy especial. Desde primera hora del sábado 16 de septiembre se podían escuchar motos por la madrileña M30 que tengo frente a mi ventana, y nos fuimos encontrando con todo tipo de ellas a los pocos cientos de metros de iniciar la marcha. Y recalco el todo tipo porque fue una de las cosas más llamativas; ver scooters de 50 cc, 125, maxiscooters, motos naked, deportivas de cualquier edad, trail, maxitrail, touring, antiguallas y hasta scooters eléctricos de alquiler (esto es verídico), unidos en una especie de procesión ruidosa, animada, entregada a la memoria de Ángel Nieto, fue algo muy emocionante.
A pesar del despliegue policial, está claro que el Ayuntamiento de Madrid menospreció el efecto llamada que había provocado la convocatoria hecha principalmente por hijos Pablo y “Gelete”, con el apoyo de los medios de comunicación,a todos los motoristas de España que se movilizaron sin la más mínima pereza. Por eso pronto comenzó un caos que todos supimos respetar por respeto a lo que habíamos ido a hacer allí.
Nos vimos bloqueados en las inmediaciones del Bernabéu, donde la afluencia desde todas direcciones era brutal para asistir al primer momento clave del día. Se había instalado un escenario donde iba a estar hablando de Ángel Nieto, por supuesto sus hijos y familia, pero también las principales personalidades del motociclismo español; Crivillé, Gibernau, Aspar, Alzamora, Pons, Rins, Puig, Cecchinello, Márquez, Pedrosa, Lorenzo, Viñales, los hermanos Espargaró, Valentín Requena…y como no Giacomo Agostini, el único piloto que superó en gestas a Nieto y con el que mantuvo siempre una buena relación. Eran dos leyendas vivientes que podíamos ver a menudo charlando en el paddock o en alguna de las muchas reuniones de motos clásicas.
Allí estuvimos un buen rato contemplando el espectáculo que era ver como las motos no cesaban en su empeño de tomar el Bernabéu, regalándonos alguna de las fotos más espectaculares de la jornada con motos hasta donde alcazaba la vista. Aun previendo el caos que sería desplazarse hasta el Jarama, estuvimos disfrutando con despreocupación de aquel momento histórico en el que todo el mundo tuvo un comportamiento ejemplar. Hubo quemadas de rueda sí, pero puntuales y que por una vez no parecían molestar tanto.
Y llegó el momento de reiniciar la marcha hasta el templo de la velocidad madrileño, el mítico Jarama donde Ángel nieto había vivido momentos gloriosos, y donde la afición española conoció a uno de los pilotos más inteligentes y valientes que ha dado la historia del motociclismo.
Las cifras de las motos congregadas en el Bernabéu no están claras ya que se ha hablado de 45.000 pero también de 20.000. El número realmente es lo de menos, lo verdaderamente importante fue el espectáculo de verlas por miles y por una única razón, que muchos puede que no entendiesen del todo pero eran cientos los madrileños que estaban flanqueando la comitiva durante el ascenso por La Castellana sin parar de animar, aplaudir, grabar y fotografiar.
Lentamente fuimos saliendo desde Madrid para tratar de enlazar con la N1 para llegar hasta el circuito. Circular a ese ritmo en absoluto fue una molestia sino todo lo contrario, una forma más de paladear intensamente el momento. La comunion entre todos los que íbamos a dar el útimo adiós al Maestro Nieto era total.
Una vez en el Jarama, la multitud convertía todo en caótico pero buscamos sitio para poder disfrutar del momento quizás más sentido del día, la vuelta de honor que encabezaron los hijos de Ángel Nieto, Pablo y Gelete montados en motos de su padre, una Garelli y una Derbi. Detrás de ellos iban todas las personalidades y la comitiva se detuvo en un lugar emblemático, el Súper 7, mientras el público coreaba un nombre que ya es eterno: Ángel Nieto, siempre estarás en nuestros corazones porque hiciste sobrados méritos para ello, dentro y fuera de los circuitos.
Todo acabó de una forma muy emocinante en torno al monolito que Nieto tiene en el circuito, con una ofrenda froral hecha por sus familiares y motociclistas más allegados al 12+1, poniendo el broche a un día de cierta tristeza pero también de mucho orgullo y respeto en el que todos estuvimos juntos para recordar al hombre que nos hizo soñar con motos.
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