La DGT, en el último número de su revista “Seguridad Vial”, nos advierte sobre los riesgos de circular en estado de “flow”. Y, frente a lo que quizás estás pensando ahora mismo, no se trata de conducir tu moto dando rienda suelta a tu lírica más mordaz, construyendo versos como el mejor MC de rap. Para la Dirección General de Tráfico, basándose en el último informe Dekra de 2020, el “flow” es algo mucho más peligroso.

Al parecer -según un estudio realizado por Falko Rheinberg, de la Universidad alemana de Potsdam- pilotos con un nivel de experiencia medio pueden verse sumidos en un agradable estado “de trance” (mientras circulan con su motocicleta), en el que el control y la reflexión consciente de las acciones disminuyen; algo que podríamos definir como un exceso de confianza, pero que han preferido denominar “flow”.

Un estado, en el que dejamos a nuestro subconsciente tomar las riendas de la actividad que llevamos a cabo, que nos induce a un estilo de conducción más arriesgado acompañándolo de unas velocidades por encima de lo recomendado. Y que solo se abandona a causa de una distracción o sobresalto repentinos, con un siniestro (o un “casi- accidente) como desenlace. Si a esto unimos la alta vulnerabilidad de los motoristas en caso de accidente, se podría considerar al estado de “flow” como otro de los factores decisivos en la alta siniestralidad de los motoristas.

Los mayores de 40...grupo de riesgo

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El estudio señala a los mayores de 40 -al ser el grupo de edad en el que se concentran la mayor parte de los motoristas- como grupo de riesgo frente a los posibles peligros de conducir en “flow”. Aludiendo al mayor tiempo de reacción, frente a un peligro inminente que los conductores más jóvenes; al uso de motos más potentes e incluso a la posibilidad de intentar retomar una afición olvidada (quizás insinuando, de manera encubierta, la crisis de los 40). Factores que, unidos al aumento de confianza que provoca el “flow”, aumentan de manera exponencial la posibilidad de tener un accidente grave.

Entre las conclusiones positivas de este estudio, sobre el comportamiento de los motoristas, se ha comprobado que, conscientes de la mayor probabilidad a sufrir lesiones en caso de impacto, los motoristas conducen de forma más defensiva que los usuarios de vehículos de cuatro ruedas. Confirmándose que el nivel de agresividad cuando se conduce una motocicleta es considerablemente inferior a cuando se conduce un coche.