Los lanzamientos del nuevo BMW M2 y la BMW M 1000 R se han presentado de manera simultánea en el mercado con motivo del 50º aniversario de BMW M, unas siglas que simbolizan lo más de lo más en deportividad bávara gracias a que cuentan con lo última en tecnología. Y para celebrarlo ambos vehículos se disputan la supremacía en la pista de carreras para demostrar sus vibrantes prestaciones altamente deportivas. Ya en parado muestran ya buena parte de ese poderío con unas líneas marcadamente sport y un planteamiento muy exclusivo, ya que además ambas máquinas abusan sin pudor de exquisitos materiales como la fibra de carbono en busca del mínimo peso y las máximas prestaciones.

La BMW M 1000 R y el BMW M2 comparten y cumplen las exigencias más altas para los clientes en términos de exclusividad y rendimiento. En una pista de carreras, habría que analizar en qué aspectos gana un vehículo a otro, ya que el paso por curva de un coche deportivo va a ser siempre más rápido que el de una moto del mismo estilo. Sin embargo, la aceleración de una moto con 208 CV y solo 199 kg de peso en orden de marcha hace palidecer sin remedio en aceleración pura. Por eso se han necesitado unas alas para que la carga aerodinámica haga que la M 1000 R tienda estar bien asentada en todo momento.

Esto le permite completar a la M 1000 R el 0 a 200 km/h en 7,2 segundos gracias a su poderosísimo motor de cuatro cilindros y alma de competición derivada de la todopoderosa M 1000 RR, y donde los apéndices aerodinámicos resultan ser un elemento clave. A una velocidad de 160 km/h, proporcionan un aumento de la carga de la rueda delantera de 11 kg a 220 km/h gracias a la fuerza aerodinámica generada.

Por su parte el nuevo M2 es compacto y bajo su capó ruge y empuja un motor de seis cilindros. Con una potencia máxima de 460 CV, el motor del nuevo BMW M2 supera en 90 CV a su predecesor. El par máximo de 550 Nm se entrega entre las 2.650 y las 5.870 rpm y la potencia máxima se alcanza a las 6.250 rpm. Esto propone una conducción pletórica se sensaciones extremas desde el mismo momento en el que pisamos a fondo el acelerador. Y lo mejor es que la propulsión trasera, control de tracción M y diferencial M activo proporcionan agilidad y máxima al cuando llevamos al límite el conjunto. 

Completa el 0 a 100 km/h en 4,1 segundos con la caja de cambios M Steptronic de ocho velocidades y en 4,3 segundos cuando lleva la caja de cambios manual de seis velocidades. Es capaz de pasar de 0 a 200 km/h en 13,5 segundos (automático) o 14,3 segundos (manual).

Esto deja muy clara la diferencia en prestaciones puras que tiene la moto frente al coche aunque para ser objetivos el tiempo por vuelta beneficiaría al coche con toda seguridad. Y la clave para el coche es poder frenar más tarde y pasar más rápido por cada una de las curvas. ¿Tú con qué preferirías darte unas vueltas a un circuito?. Yo lo tengo claro: con los dos.