En el mundo de las motos custom de gran cilindrada encontramos llamativos modelos para ser vistos en la pasarela de las calles, otros pensados para pasear el mito de una marca y también una serie de ellos que, sin perder el estilo ni la esencia que adornan el "easy-rider way of life”, quieren convencer a los compradores gracias a su carácter práctico y versatilidad. Ese es el caso de la nueva Suzuki Intruder C1500T. No es la custom ideal para quienes quieran llamar la atención por encima de todo, pero en cambio está pensada para convertirse la dócil y fiel compañera del motorista que no necesita ser señalado por la calle para satisfacer su ego…
Quizá por ello está completamente pintada de negro y, aunque con semejante declaración de intenciones cromática está claro que no va a ser la número un girando cuellos a su paso, no cabe duda de que quienes reparen en su notable presencia verán una moto grande y seria.
En esta línea destaca sin duda el propulsor, un “herético” V-Twin refrigerado por agua y con culatas de cuatro válvulas, alimentado por una moderna inyección gobernada por un sistema digital heredado de las súperdeportivas de la marca, intercalado entre las mariposas y el puño del acelerador. Además el encendido se confía a un sistema de dos bujías por cilindro. La gestión del aire que alimenta la admisión es una parte muy estudiada para ofrecer potencia, palabra prohibida en otros fabricantes para la categoría custom, pero de la que Suzuki presume porque esta Intruder C1500T es la más dotada en los modelos entre 1.000 y 1.600 cc. Y es que no hay uno si no tres filtros de aire colocados estratégicamente (una solución similar a la empleada en su hermana la >Suzuki Intruder M1800R) para ofrecer todo el aire fresco que demanden sus grandes pistones de carrera larga sin que vayan en detrimento de la capacidad del depósito de combustible, en el que caben 18 litros de gasolina. Además por supuesto se destaca la respuesta a medio régimen, pero al mismo tiempo se defiende la refrigeración líquida y sus beneficios en materia de comodidad térmica para las piernas del piloto. Otra ventaja importante de tanta tecnología es la reducción del consumo de combustible y en paralelo de las emisiones contaminantes.
El embrague también está pensado para ser dócil, tanto al subir marchas gracias a un sistema de asistencia para suavizar el esfuerzo sobre la maneta izquierda como al reducirlas, por la incorporación de un sistema antirebote. El cambio es de cinco velocidades y la transmisión secundaria se confía a un robusto cardan.
La mezcla de tradición custom y mecánica moderna se traslada también a detalles estéticos como el piloto trasero de LED incorporado en el envolvente guardabarros trasero, bajo el que destaca un neumático trasero de nada menos que 200 milímetros de anchura. Y es que en el bastidor Suzuki tampoco se ha dejado llevar por las soluciones conservadoras habituales y la suspensión trasera se confía a un amortiguador oculto (al más puro estilo Harley-Davidson Softail) que permite lucir un efectista y ultra clásico estilo “hardtail”.
En definitiva Suzuki nos plantea una custom práctica que tira por el camino de en medio empleando detalles habituales en otras categorías para ofrecer soluciones más prácticas que estéticas como la refrigeración líquida, la instrumentación con una amplia pantalla digital o la transmisión final por cardan. La ausencia de cromados encaja con las preferencias modernas y el envolvente parabrisas debe acabar de convertirla en una intachable moto de turismo cómoda y para los amantes del ritmo tranquilo. En este sentido hay que tener en cuenta que los frenos no son la parte más destacada de la moto, con un simple disco delantero y ausencia de ABS, que no se anuncia disponible ni siquiera como opción.
COMENTARIOS
Comparte tu opinion