La moto es prácticamente la misma que la >CRF250L pero adaptada a un uso exclusivamente urbano. De este modo Honda transforma su polivalente moto trail en una supermotard pura y dura. Y lo hace cambiando las ruedas mixtas montadas en llantas grandes por unas de carretera de medida 17” y modificando el tarado de la suspensión  para adecuarlo a este diferente uso que no necesita tanto recorrido ni la misma respuesta.

Es una moto técnicamente sencilla y fiable con un motor alimentado mediante inyección electrónica, capaz de rendir 23,1 CV a 8.500 rpm. Una potencia moderada pero suficiente para mover con cierta alegría los 145 kg que aproximadamente pesa esta moto, aprovechando así su parte ciclo: horquilla invertida, bastidor de doble viga y unos frenos “wave” de buen diámetro para garantizar una buena retención del conjunto.

A mí personalmente me parece una excelente escuela de derrapaje y dominio de la moto en general previa al asalto de las diabólicas maxi-motard.