Tras un largo proceso de desarrollo llega una de las superbikes más especiales que puedas ver en el panorama de las hi-sport. Con el sello inconfundible de las antiguas Buell en las que se ha inspirado estética y técnicamente, la EBR 1190RX apunta a la clientela de Ducati y KTM, las firmas que cuentan con las bicilíndricas más bestias y sofisticadas del mercado.

Y como valor añadido a su especial carácter, contará con un precio muy competitivo frente a sus rivales. En EE.UU. se ha anunciado una tarifa de 18.995 $, unos 14.000 €. Y a pesar de ello no está huérfana de importantes argumentos como por ejemplo el control de tracción con posibilidad de regularlo en 21 parámetros y se nos antoja importante a la hora de mantener un cierto dominio sobre una mercánica que aparte de la gran caballería cuenta con un par de 137,3 Nm.

Inconfundible

La parte ciclo es una de sus inconfundibles señas de identidad porque no hay otra moto con un planteamiento tan particular, empezando por su masivo chasis doble viga fabricado en aluminio que además contiene el combustible o el enorme disco perimetral de 386 mm con una pinza de ocho pistones. El basculante también de respetables dimensiones está fabricado en aluminio y las suspensiones no dejan lugar a dudas sobre su planteamiento extremo: la conocida horquilla invertida Showa Big Piston y un monoamortiguador de la misma marca anclado directamente al basculante se encargan de su efectividad dinámica.

Y no hemos entrado todavía en los detalles de su alma "big twin", una herencia 100% estadounidense heredada de la época en la que Harley y Erik Buell eran algo más que amigos hasta que la marca de Milwakee decidió clausurar su popular división deportiva. Por eso el enorme bicilíndrico conserva su especial arquitectura basada en dos buenos perolos en V a 72º con 1190 cc de capacidad que son capaces de generar esos 185 CV que esgrime la EBR 1190RX. Sus cotas internas son de 106x67,5 mm y la relación de compresión de 13,4:1. Por supuesto el propulsor está refrigerado por un buen radiador de agua y alimentados mediante un sistema de inyección electrónica.

Y tan sólo queda hablar del diseño y las imágenes hablan por sí solas. Erik Buell es un tipo con buenas ideas propias pero ciertamente tradicional, tanto en las soluciones técnicas como en las estéticas, a pesar de la utilización de led's para los grupos ópticos, el precioso escape mirando al cielo y unas llantas de aluminio de elaborado diseño. Pero las líneas de la moto son bastante conservadoras y quizás ahí reside también buena parte dle encanto de una moto singular como pocas y con la misión de que el nombre de Buell vuelva a ser algo importante en el universo motociclista.