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Tras el lanzamiento de la R nineT (ficha técnica, precio y fotos >) y su indudable inspiración retro es posible que en el departamento de diseño de BMW Motorrad hubiera una facción dolida por el triunfo del estilo vintage sobre la evolución constante y la mirada puesta en el futuro que caracteriza a la marca alemana. Organizados primero como una facción clandestina, y reunidos después de forma más ordenada, sus primeras acciones se centraron en “deconstruir” unidades de R nineT reconvirtiéndolas en las naked deportivas que ellos consideraban que debían haber sido. Streetfighters súper-deportivas de las que tanto gustan por Alemania, llenas de elementos realizados con el más sumo esmero en aluminio como el subchasis que soporta el asiento monoplaza, mecanizado a partir de una sola pieza.
El estilo de esta roadster es mucho más propio de BMW que el de la "anglófila" R nineT
Evolucionando elementos tecnológicos, como
el deflector inferior del motor que a la vez contiene el catalizador de escape o la dotación completa de luces mediante diodos luminiscentes (LED para los amigos) que permite diseñar una máscara frontal muy plana y ligera, pudieron desclavarse la espinita de haber tenido que limitar sus recursos estéticos a aquellos que no rompieran una imagen de motocicleta clásica.
Por supuesto, una de las cosas que antes fueron de vuelta al almacén de recambios fue el motor refrigerado por aire. A los rebeldes les resultaba inconcebible que los probadores de la marca hubieran gastado cientos de horas perfeccionando el clásico bóxer con la tan esperada refrigeración líquida de las culatas, para que los chicos del departamento de marketing decidieran que su roadster más exclusiva emplearía el viejo motor refrigerado por aire. El bóxer “water cooled” es capaz de ofrecer 15 caballos más (125 CV), un par más lineal y consistente (125 Nm) y en definitiva mayores dosis de empuje y eficacia para aprovechar las posibilidades de una parte ciclo a la altura.
Desde Dirección observaron todas estas escaramuzas primero con preocupación, pero a medida que las intenciones de los insurrectos iban tomando forma comprendieron que en el fondo este era el camino que correspondía a la marca. La esencia del estilo alemán de construir motocicletas iba mucho más con esta línea de diseño que con la anglofilia de su último modelo, tendencia entre poco y nada popular en la orgullosa y nacionalista Alemania, y motivo por el cual dentro de su siempre disciplinada plantilla hay quien desea en secreto que los genios del marketing que apostaron por el estilo café-racer -para satisfacer la demanda de determinados mercados extranjeros- se den un batacazo que destierre definitivamente sus “desviadas” ideas dentro de las fronteras del imperio BMW.
Sin embargo, tuvieron que transigir con una exigencia básica: los rebeldes reconocieron que cuando se cargaron la horquilla Telelever hicieron una cosa buena de cara a reducir peso y mejorar la agilidad que se espera de toda motocicleta deportiva, más aún si está pensada para dar lo mejor de sí en sendas tortuosas, sin estar condicionada por el entorno de las autobahns. No era un mal planteamiento para motos de este estilo y por eso les permitieron darse el capricho de comprar una cara horquilla Öhlins FGR. Además era necesaria para aprovechar todo el potencial de los exclusivos frenos Brembo radiales tope de gama.
Una vez que la facción rebelde fue asimilada por la dirección, las aguas volvieron a su cauce. Como muestra de buena voluntad los anteriormente insurrectos decoraron el prototipo con el que reivindicaban el auténtico estilo BMW Motorrad con los colores más clásicos de la marca: blanco en el depósito y azul –Racing Blue- en el ligero chasis tubular de acero. Pero para que no se olvidase que todo esto comenzó en forma de rebelión, mantuvieron unos contrastes cromáticos en amarillo neón repartidos por diversos elementos de la moto, como los manguitos del agua -para que nadie pudiera pensar que se volvía a recuperar el viejo motor de aire-, los culatines (protegidos de caídas o tumbadas al límite por pastillas deslizantes), las tomas de aire laterales o el pequeño y elegante asiento monoplaza tapizado en tejido Alcántara perforado, dejando ver por debajo una sutil capa en ese llamativo color.
Al final hasta los más fieles herederos de la disciplina prusiana reconocieron que la osadía había devuelto las motos roadsters de la marca al estilo que las correspondía, y nada más apropiado para mostrarlo al mundo con orgullo que llevar la BMW Concept Roadster al Concurso de Elegancia de Villa d’Este; a orillas del lago de Como y cerca de Milán, para que los estilistas italianos tomen nota de que el diseño alemán sigue siendo alemán… y de que, como BMW patrocina su más prestigioso concurso de elegancia para automóviles (y motocicletas en los últimos años), lo aprovecha para dar unas pinceladas de estilo mirando al futuro desde un punto de vista muy germano.
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