Fallecido hace dos años, el apasionado creador italiano todavía nos tenía reservada una última sorpresa: se llama Tamburini T12 y se presenta como una depredadora de pianos, enlutada de riguroso negro y con una hechuras que recuerdan mucho a sus audaces creaciones.
Minimalista, poderosa y repleta de detalles, toma como base una BMW S1000RR para rebajar sustancialmente su peso, vestirla de arriba a abajo de una forma realmente insunuante y dotarla de un motor vitaminado que alcanza los 230 cv.
Así es en pocas palabras la Tamburini T12 pero hay muchos detalles en los que profundizar para entender mejor su esencia. Aparte del motor potenciado, su nuevo carenado fabricado en fibra de carbono contribuye a un ahorro tota de 25 kg respecto a la superbike alemana, tal y como viene de serie (204 kg). Una cifra a la que seguro contribuye una de sus gemas, el escape Arrow hecho a medida justo en la panza con una discreta salida que paradójicamente reclama la atención de forma irremediable.
Las llantas forjadas de magnesio son otra exquisitez que contribuye a la obsesión por el poco peso de maestro Tamburini. Por eso también monta un depósito de combustible en el que también se ha empleado fibra de carbono, algo extensible al asiento.
El chasis es nuevo pues se usa una estructura tubular de aleación de acero de alta rigidez, tal como en algunas de las últimas Bimota. Recordad que siempre se ha dicho que Tamburini era la "TA" de Bimota, mientras que las letras previas correspondían a sus colegas Valerio Bianchi y Guiseppe Morri. Ese parecía ser el espacio de expresión más atrevido y experimental pero siempre será recordado por monumentos como la Ducati 916 o la MV Agusta F4.
Otras exquisiteces las encontramos por ejemplo en sus frenos Brembo que cuentan una una línea de extracción rápida de la marca Staubli o en la instrumentación que corre a cargo de MoTeC. Y por supuesto monta una suspensiones Öhlins de máxima calidad tanto para la horquilla como para el monoamortiguador.
Se trata pues de un modelo exquisito que ha sido concebido por y para el circuito y del que no se sabe ni el precio que sesguramente será de pieza de museo teniendo en cuenta el mito fallecido que subyace bajo sus líneas puras, elegantes y deportivas.