Sus nombres son Royal Enfield Dirty Duck y Mo “Powa”, de estilos completamente diferentes que han cautivado en el Wheels and Waves 2016 celebrado recientemente en Biarritz. Una de ellas apuesta por un impactante estilo scrambler y la otra por su alma dragster.
Este evento ya se ha consolidado como una referencia indispensable en Europa para los mejores preparadores del mundo. El entorno es perfecto y cada edición cuentan con más asistencia de publico y mejores preparaciones y actividades que ofrecerles.
Royal Enfield Dirty Duck
La Dirty Duck es una preparación de estilo scrambler que usa como base la Continental GT, tal y como se puede apreciar en su chasis desarrollado por Harris Performance que ha sido recortado en la parte trasera para instalar una estructura porta bultos. También se han aprovechado las suspensiones, manteniendo el motor intacto y dotándolo de un cubre cárter.
Transmite robustez para afrontar cualquier terreno, incluso el paso de un río, por eso cuenta con un escape alto típico scrambler pero también con un respiradero para el motor que asoma graciosamente por encima del depósito de combustible. Es el detalle clave de la preparación y de su elaboración artesanal también se ha encargado Harris Performance.
Poco más tiene de amable este estilo recio salvo por la presencia de un patito a ambos lados del depósito envejecido. Los neumáticos son unos Continental TCK80 de tacos que rematan el cinematográfico estilo de campo con tintes apocalípticos.
Royal Enfield Mo “Powa”
La preparación es una descarada búsqueda del estilo dragster de una forma muy personal, ya patente en su nombre: más power. El basculante alargado gracias a la sección acoplada de una Continental GT ya marca su personalidad en la parte trasera, alargando consiredablemente su distancia entre ejes.
El manillar bajo y plano, la horquilla rebajada y endurecida, así como la pareja trasera de amortiguadores K-Tech terminan de conformar lo necesario para darle ese logrado aire custom-dragster.
Su obligado estilo esencial deja al descubierto todo su esqueleto y esto da más protagonismo a su motor con turbocompresor, elemento también imprescindible para mejorar de forma notable el discreto rendimiento del motor original. Por eso no se han escatimado esfuerzos sustituyendo el sistema de inyección por un carburador, eliminando el air box y prescindiendo de los relojes habituales para instalar los controladores del sistema turbo.
El sistema de escape totalmente artesanal discurre muy arriba y ha sido fabricado para la ocasión por Harris Performance. Se trata de una auténtica obra de orfebrería mecánica de impecable aspecto a pesar de las dificultados que entraña su diseño.
Las ruedas Continental TCK70 quizás son el elemento menos apropiado para el espíritu de la moto pero estéticamente le favorecen por su dibujo, y al fin y al cabo, es una moto más de cara a a galería que a la carretera que pone de manifiesto lo camaleónica que puede ser una Royal Enfield en manos correctas.