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Eran otros tiempos. Vespa y Lambretta se repartían casi en exclusiva el mercado mundial de scooters y aunque el producto de Piaggio siempre reinaba en las listas de ventas, la Lambretta  era la alternativa elitista, más estable, grande y “lujosa”. En España las Lambrettas se fabricaron bajo licencia entre 1954 y 1984 en la localidad guipuzcoana de Eibar, y todavía son muchas las que gracias a los fanáticos seguidores de la marca -y a la tribu urbana mod, entre ellos- se conservan en perfecto estado, mimadas ya como piezas de colección.

La nueva Lambretta llegará en 2012 a todo el mundo gracias a un grupo de inversores que ha querido manteNer su principal seña de identidad, el diseño italiano, si bien se ha llevado su fabricación al lejano oriente, lo que tiene poco glamour pero sale mucho más barato al usar mano de obra pagada miserablemente. Estética es inconfundible, y se identifica inmediatamente con las Lambretta de los años 60, más estilizadas y largas que las Vespa y con detalles como la inconfundible coraza del faro, las salidas de aire cromadas en las tapas laterales o la decoración bicolor.

Técnicamente destaca sobretodo su bastidor, un autoportante monocasco de chapa estampada, como la auténtica Lambretta, y que actualmente sólo sigue fabricando así su eterna rival, la Vespa. Equipa un monocilíndrico de cuatro tiempos refrigerado por aire con dos válvulas y alimentado por inyección electrónica. La versión de 125 cc. rinde 8,8 caballos a 8.000 revoluciones y un par de 8,3 Nm a 6.500 rpm, mientras que la versión de 150 cc., confirmada por el momento sólo para el mercado italiano, rendirá 10,47 cv a 7.500 rpm y un par de 10,8 Nm a 6.000 rpm.

El peso en ambos casos es de 111 kilos en vacío y mide 1,93 metros de larga, con una distancia entre ejes de 1.380 mm. De nuevo, como antaño, la Lambretta se postula como la alternativa grande -y no por ello pesada- a la Vespa.