En el universo de la moto eléctrica ya hemos visto modelos de todo tipo y para todos los gustos, incluidas las “muscle bike” gracias esta marca norteamericana. Llama mucho la atención su chasis multitubular y en cuanto a diseño es inevitable acordarse de las desparecidas y juguetonas Buell. 

Estéticamente desempeña un importante papel su asiento monoposto que recuerda a muchas preparaciones; le da un carácter especial y hacer creer al ojo que la moto es más corta de lo que en realidad es.

En el apartado de motriz en pack de baterías de litio y polímero que alimentan al motor tarda en cargar tres horas, y según Brutus han sido diseñadas para aguantar más de 50.000 millas sin mantenimiento, unos 80.000 km. Para administrar la potencia cuenta con una caja de cambios de cinco relaciones dotada de un embrague en baño de aceite. La estampa cañera de la Brutus II no es una simple apariencia y por eso va dotada de componentes a nivel ciclo de primera calidad que nos permitirán disfrutar de lo lindo durante los 160 km que tiene de autonomía.

La suspensiones son multirregulables tanto delante como detrás. La horquilla invertida tiene una barras de 50 mm de grosor y el monoamortiguador trasero, aparte del ajuste en extensión, compresión y precarga, ofrece tres posibilidades diferentes para ajustar la altura. A la hora de “echar el freno” contamos como principal argumento con sendas pinzas delanteras de seis pistones que aseguran detener esta máquina eléctrica de casi 250 kg (243 kg).

Al igual que la primera Brutus, este nueva versión también se comercializa bajo pedido. Su precio estimado está en torno a unos 30.000 euros, pero depende de las preferencias del cliente. Si quieres más información porque te va la marcha eléctrica en envolrotio musculoso, sólo tienes que visitar su web: brutusmotorcycle.com