Puestos a inventar hay tantas cosas que se pueden hacer de otra manera que siempre queda espacio para las mentes inquietas. Eso no quiere decir que por hacerlas coss diferentes vayan a ser mejores, aunque seguramente quienes así lo intentan lo hacen con esa intención.
Pero si todas las motos se parecen tanto técnicamente en aspectos tan fáciles de reinterpretar como las suspensiones es sencillamente porque “si funciona, para qué cambiarlo”. Bueno, esto es triste pero es así. Menos mal que de vez en cuando se ven cosas atrevidas, más o menos osadas, como fueron la Bimota Tesi con basculante delantero, lo mismo que la valiente Yamaha GTS; o la Gilera CX 125 y su horquilla monobrazo; o en otro estilo la horquilla Springer de Harley-Davidson. En este caso se trata de una marca que hace de su idea su valor, Alter Ego. Tomando como base una Suzuki V-Strom 650, de la que procede el motor y el bastidor, esta azienda italiana incorpora a tan probada mecánica un sistema de suspensión delantera por horquilla dotada de muelle central, en lugar de los habituales muelles internos en las botellas. Esto según sus creadores supone una ventaja por la reducción de masas no suspendidas (unos tres kilos menos), más agilidad en el tren delantero y un mejor comportamiento de la suspensión, además de transmitir más comunicación al piloto.
Además de este sistema, la Alter Ego 650 V-Spring se caracteriza por montar una llanta de 19 pulgadas en el tren delantero. Un diámetro propio de tiempos lejanos para una moto de carretera, pero que ellos reivindican por su estabilidad y comodidad de marcha. Es sencillamente la llanta de la V-Strom 650, y ciertamente la moto original no va nada mal sobre el asfalto, más allá de etiquetarla como trail.
A mayor tamaño de llanta mayor inercia, pero según Alter Ego la transferencia de masas es más intuitiva y progresiva lo que permite conseguir una “sorprendente conducción deportiva” en sus palabras. Los beneficios de la técnica empleada se maximizan en el caso de una futura versión que planean lanzar dotada de un único disco de freno delantero de 320 mm. de diámetro con pinza radial de aluminio y bomba radial. La reducción de peso es de unos dos kilos y gracias a la calidad de los componentes la eficacia es mayor que la del equipo de doble freno delantero montado de origen por la Suzuki V-Strom.
Además de las modificaciones efectuadas sobre el tren delantero, Alter Ego modifica también diversos aspectos de la base original, tanto a nivel de chasis como de carrocería y equipamiento para ofrecer un producto aligerado respecto a la Suzuki en 25 kilos y sin emplear materiales propios de las naves espaciales. Eso sí, ha desaparecido el amplio carenado y su araña, el doble faro y en su lugar equipa uno más sencillo, se ha aligerado el subchasis trasero, el soporte de matrícula original ha sido sustituido por otro artesanal y el colín presenta una línea mucho más ligera. Vamos, que tampoco han hecho magia...
Y todo esto, ¿por cuánto puede salir?
Pues eso es lo peor del asunto, que tanta fabricación artesanal sale cara y el precio con el que se va a poner a la venta de inmediato en Italia la primera y más sencilla versión, la Alter Ego V-Spring 650 Sport es de 12.000 euros. Hay que estar muy convencido por el sistema o ser un excéntrico amante de la innovación para gastar esa cantidad en una moto que por lo demás no parece aportar mejoras muy palpables.