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En positivo
En negativo
La nueva Dorsoduro 1200 tiene el honor de montar el nuevo motor de Aprilia que con sus 130 CV y arquitectura bicilíndrica, pone en nuestras manos un empuje sencillamente brutal. Y aunque Aprilia ha dotado a esta “maxisupermotard” de elementos como el control de tracción, ABS y tres mapas de motor para tratar de domar su temperamento, lo cierto es que tiene un carácter fuerte, casi subversivo.
Esta moto representa a la perfección la actual filosofía de Aprilia que apuesta por dotar a sus elaborados productos de la máxima tecnología en todos los aspectos. Sobre todo destaca en la electrónica, donde su experiencia en competición derivada a los modelos de calle es una importantísima aportación que todos podemos disfrutar.
Un buen paquete electrónico
En esta moto, con un par tan demoledor, es muy importante el control de tracción, ATC (Aprilia Traction Control). Tiene tres niveles de intervención y contamos con la posibilidad de regularlo. A no ser que pongamos el nivel 3, la rueda trasera tiende a derrapar en las salidas de las curvas, mientras un piloto parpadea avisando de que el sistema está trabajando de lo lindo. Lo cierto es que hay que tener mucho tacto con el gas de la Dorsoduro 1200. Aparte del control de tracción, también podemos seleccionar tres mapas en los que la entrega de la potencia varía: "R" es el modo lluvia que limita mucho la potencia (102 CV) para que no tengamos complicaciones con el piso mojado. "T" es la opción Touring, la más recomendable porque podemos controlar la aceleración y disfrutar de un empuje realmente impetuoso. "S" es el modo prohibido; cuando lo seleccionamos, los movimientos del puño acelerador provocan una aceleración tan fuerte a instantánea que da mucho respeto de lo que es capaz esta impresionante moto.
Y es que la Dorsoduro 1200 tiene una planta realmente grande. Un servidor con sus 1,68 m. poco menos que necesita una pértiga para encaramarse a su asiento plano situado a 870 mm. Pero una vez arriba, la moto se controla de maravilla gracias a la facilidad con la que se mueve, lo que la hace parecer muy ligera. Y es que 186 kg (declarados) es un peso pluma para una moto con tanto motor y esto tiene un efecto dinámico casi diabólico porque parece que va a despegar sin necesidad de alas. De hecho la rueda delantera tiende a elevarse con facilidad si “picamos” un poco embrague, o por el mero hecho de acelerar a fondo en marchas cortas.
Otro punto de vista para disfrutar
El hecho de ser una moto con reminiscencias off-road gracias a su esencia supermotard condiciona en muchos aspectos. Por cierto, la posición es tremendamente cómoda gracias al manillar ancho y plano pero al ir elevados, la sensación de firmeza del tren delantero no es como en una moto deportiva, de hecho no se conduce igual. Y es que su concepción condiciona la forma de pilotarla, ya que el manillar ayuda mucho a la hora de inclinar en las curvas, donde es más fácil hacer palanca que descolgarse como en una naked o una deportiva.
Por eso en tramos ratoner
os - o en ciudad - contamos con una agilidad que facilita tremendamente la entrada en las curvas pero en cambio a alta velocidad el tren delantero es un poco nervioso, sobre todo debido a una horquilla que aunque gruesa (43mm) y con un tarado estándar más bien duro, acusa la mayor longitud y recorrido que una moto de carretera deportiva, naked o carenada. De todos modos podemos regularla en todos los parámetros para obtener un rendimiento lo más eficaz posible. También el amortiguador trasero, situado en posición lateral nos da la posibilidad de ajustarlo a nuestro gusto aunque en menos parámetros que la horquilla invertida. Durante la prueba mantuvimos los reglajes de serie y lo cierto es que nos parecieron muy apropiados porque la calidad del conjunto Sachs hace que tengan mucha capacidad de absorción al pasar baches o badenes, y a la vez cuentan con la firmeza necesaria en apoyos fuertes o frenadas al límite.
En esta circunstancia contamos con el ABS, si es que no hemos decidido desconectarlo, que se puede. A la calidad del equipo Brembo cuya potencia y tacto al frenar nos da mucha confianza, se suma el sistema antibloqueo que reafirma esta sensación de seguridad. Como suele ser habitual, el trasero entra con relativa facilidad pero el delantero hay que llevarlo mucho más al límite para que entre en acción, no es nada intrusivo y aprueba con nota. Un embrague antirrebote podría haber sido el complemento perfecto a tantas ayudas a la conducción. Por cierto, el punto puerto a veces se resiste en un embrague un poco duro.
Par y potencia en L: prepárate
La Aprilia Dorsoduro 1200 es una moto que despierta tus sentidos, no sólo por lo bonita que resulta sino sobre todo por su motor que se siente y se escucha, incitándote a oír como brama en las aceleraciones y cómo petardea cuando cortamos gas. Sube de vueltas con extraordinaria rapidez y sentimos cómo ganamos velocidad de forma vertiginosa, tanto, que podemos ir a 180 km/h sin habernos percatado, así que cuidado con los puntos del carné que pueden volar. Además resulta fino en cuanto a las vibraciones, con un tacto muy bueno al acelerador (ride by wire) que permite dosificar todo el par que desea salir en tropel. El punto menos atractivo de todas estas buenas sensaciones es que este par de cilindros necesitan gasolina a razón de 8 l/100, como mínimo; ése fue la media que sacamos durante los días de la prueba durante lo que visitamos con frecuencia la gasolinera, ya que su depósito de 15 l. obliga.
La calidad general, con excelente remates y el buen equipamiento son aspectos indispensables en esta moto. La instrumentación por ejemplo es completísima en cuanto a información y a las posibilidades de regulación de la electrónica. Todo se maneja desde un pulsador en la piña izquierda al que hay que cogerle el truquillo, bastan un par de días. Aprilia también ha puesto el acento en el diseño, otro de sus puntos realmente fuertes que logra transmitir una sensación de vanguardismo sin perder el aire supermotard gracias a las pocas pero angulosas fibras de la carrocería que protegen al piloto más bien poco. Combina con acierto elementos típicos de campo como los cubremanetas, con unos espejos retrovisores pequeños, de elaborado diseño y que aportan una muy buena visión para su tamaño.
