Llevas media vida subido en moto. Has tenido de todo. Desde un ciclomotor automático hasta una deportiva de la que guardas grandes recuerdos. Te consideras un conductor con experiencia, que se lo ha pasado muy bien explorando los límites pero que empieza a ver las cosas de otra manera. Y entonces te subes en una Triumph Bonneville. Su estética rebosa buen gusto. Es equilibrada, sin estridencias ni etiquetas. Una moto-moto. En medio luce un precioso twin con suaves tapas cromadas. La del cárter del cambio es independiente, un detalle que da en el clavo. Solo uno más porque la Bonnie, y especialmente esta T100, está llena de ellos: las llantas de radios, el guardabarros metálico con tirantes cromados, los escapes, el tanque bicolor con fileteado dorado, el fino asiento…

En positivo

  • Acabados
  • Diseño
  • Conducción agradable

En negativo

  • Suspensiones rudas
  • Bloqueo dir. engorroso
  • Asiento incómodo

Tu moto dice cosas de ti. Esta Triumph dice que sabes de motos, que tienes buen gusto y que no vas a jugarte el pellejo por comprobar si esa curva se puede tomar a 180. Vamos, que estás un poco de vuelta. La Bonnie siempre ha sido una moto cool, y sino que se lo digan a Steve McQueen, al que incluso han dedicado una serie limitada (ver). Pero todo esto es palabrería. Pase lo que pase, lo que te gusta de las motos es conducirlas, jugar a sentirlas… porque una moto que no va bien no vale para nada. Así que adelante.

 

Ficha técnica y precio Triumph Bonneville T100 >

triumph-bonneville-t100-pv

 

La primera sensación al sentarse sobre la Bonnie es de absoluta y especial confianza. Se siente ligera y en equilibrio, todo está en su sitio. Buscas la cerradura de contacto con la llave en la mano; ummm, miras los dos relojes que comprenden toda la instrumentación pero entre ellos no hay nada. Pillina… que llevas la llave a la izquierda, en el soporte del precioso faro cromado (¿qué tendrán los cromados ingleses? No lo sé pero brillan más que el resto). No es un sitio cómodo, desde luego, pero al diseñador le moló rescatarlo del pasado y al fin y al cabo es un detalle más. El bloqueo está al otro lado de la pipa y requiere otra llave, y eso sí que no tiene ningún sentido.

En marcha
Giras la llave y ya está todo listo para que arranques de una vez ese twin en línea con doble árbol y que presume de generoso aleteado. La puesta en marcha es más vibrante que sonora, algo que caracteriza a este motor de buena respuesta a bajo y medio régimen, si bien su alegre petardeo nunca pasa desapercibido para el melómano que se lo cruce en una calle poco bulliciosa. Las vibraciones tampoco llegan a desmandarse ni a resultar excesivas. Desde luego nada que ver con una V2 de las que hacen al otro lado del Atlántico.

Sobre la estribera, ligeramente retrasada, pisas la palanca y primera entra con un preciso clac. Todo es como si lo hubieras hecho de siempre, muy fácil y cuando la Bonnie se pone por fin en movimiento notas un perfecto control sobre una moto que está ahí para hacerte la vida agradable. La llanta de 19 pulgadas tiene sus cosas, que combinan a la perfección con el generoso lanzamiento de la horquilla. triumph-bonneville-t100-plViniendo de motos con llantas de menor diámetro parece que la rueda pesa –que pesará…- a baja velocidad, pero en cuanto comienza a girar adquiere una notable tendencia al centro que instantáneamente se puede abandonar para tomar una curva sin ninguna muestra de pereza. Antes al contrario, en carreteras de montaña se deja llevar con dinamismo y nobleza, y aunque hoy en día se hace un poco rara una moto de carretera que carga el peso en la rueda trasera, la sensación es de plena confianza en esta inglesa. Los Metzeler Lasertec de serie son el complemento ideal. Siempre me han parecido el paradigma del equilibrio y pasan desapercibidos en cualquier circunstancia, lo que es una gran virtud para un neumático.

A medio régimen encontrarás que el bicilíndrico empuja con fuerza y carácter, ofreciendo el buen tirón que se espera de un twin británico, pero arriba no hay mucho más. Son 67 caballos para 230 kilos. Su funcionamiento es agradable para quien procede de motos más poderosas o deportivas y quiere una vuelta a los orígenes comprando una Bonnie, y al mismo tiempo no asustará a quienes accedan a ella después de modelos más pequeños.

triumph-bonneville-t100-vtBuscándole las vueltas...
En cuanto has recorrido unos kilómetros de conducción tranquila has podido llegar a la conclusión de que es posible incrementar un poco el ritmo. La Bonnie no se amilana cuando llegan las curvas, pero tú tampoco sería bueno que sintieras miedo, así que no debes tentar la suerte a la hora de frenar y actuar antes con la prudencia justa, porque lo que hay es un freno de disco delante y otro detrás, una horquilla que no se caracteriza por su precisión al límite -con 28 grados de lanzamiento- y unos neumáticos 100/90 19” y 130/80 17” que tampoco van a despegar la gravilla del alquitrán. En cualquier caso es ágil y agradable y se mueve con franca alegría mientras no se pretenda comparar con una moto de última generación; pero sin duda el propietario de una Bonnie no lo pretende. Poco a poco verás que es una moto seria, que no es pura apariencia ni una moto de postal y podrás ir raspando el asfalto con las estriberas cuando tengas el día alegre.

Cumple incluso para viajar con un estilo muy flemático, a ritmo moderado para sentir el viento en la cara y con una posición cómoda, si bien el asiento de esta serie especial, más plano que el de la Bonneville estándar, es precioso pero escasamente mullido, problema que se agrava para el pasajero que al cabo de pocos kilómetros se habrá clavado de todo en el trasero. Tampoco el tacto seco de los brillantes amortiguadores cromados contribuye a la comodidad.


¿Porqué no una Bonnie?
Hacía casi diez años que no probaba una Bonneville y tenía en mente buenas sensaciones. Las he refrendado y me sigue pareciendo una excelente opción de compra para un amplio espectro de clientes, desde usuarios de fin de semana hasta, porqué no, moteros de diario que pueden confiar en ella como compañera para todo, con un coste de mantenimiento inferior al de una deportiva, una fiabilidad a toda prueba y una depreciación teóricamente baja si quieres venderla porque no está condicionada por la aparición de nuevos modelos más modernos. Además posée un fuerte componente emocional de viaje en el tiempo, gracias al feeling añejo y de moto para hombres que consigue trasladarnos en el tiempo a cuando las motos eran máquinas para todo y tan pronto servían a un rocker para moverse por los pubs de Liverpool como a un joven piloto para batirse el cobre en un circuito urbano triumph-bonneville-t100-pao incluso al manido Steve McQueen para escapar de los malvados nazis ¡¡a los que increíblemente les robaba una Triumph en plena II GM!!... cosas del cine. Hoy en día no te vas a liar de esa manera con una majestuosa Triumph Bonneville pero ahí está la leyenda, para hacernos ver algo más que una máquina en sus inagotables detalles.