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Y Piaggio lo demuestra con el Fly que deja atrás una etapa de fabricación en China con un resultado cuestionable para exhibir ahora otras calidades superiores bajo su producción en Vietnam. Y la diferencia es brutal, sobre todo en cuanto a la sensación de calidad, por no hablar de su nuevo motor de tres válvulas, la joya de Piaggio en 125 cc.
A pesar de estos importantes cambios mantiene intacto su espíritu práctico de ciudadano ejemplar e incluso el aire es similar a su predecesor. Compacto y ligero, se mueve con tremenda soltura en el corazón de la urbe. Y a esto contribuye el motor, cuyo rendimiento es destacable, sobre todo en lo que a aceleración se refiere. Es muy patente en los primeros metros para permitirnos cobrar rápidamente ventaja sobre la jauría de “enlatados”. Después mantiene una aceleración muy constante y decidida pero no alcanza una gran velocidad punta: 100 km/h reales dan para surcar la ciudad con bastante alegría pero reducen nuestros movimientos fuera de ella a pequeñas escapadas porque además no cuenta con parabrisas.
Este buen rendimiento general de la mecánica tiene que ver mucho con la tecnología de baja fricción utilizada ahora por los fabricantes punteros de scooters y también con el uso de tres válvulas, exclusivo de Piaggio. Por eso, a pesar de ser un pequeño monocilíndrico refrigerado por aire anuncia una potencia máxima de 12,1 CV.
En positivo
| En negativo
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El nuevo motor de tres válvulas y baja fricción es el complemento perfecto para este elegante y ratonero utilitario
A primera vista engaña por sus dimensiones, muy compactas y no sólo en apariencia sino con el metro en la mano, pues ha reducido su tamaño respecto a su predecesor prácticamente en todas las medidas. Destaca sobre todo la rebaja en la altura del asiento de 2,5 mm por lo que se llega al suelo con tremenda facilidad en un claro guiño al público femenino que verá en su ligereza y pequeño tamaño una ventaja a la hora de manejarlo en cualquier situación.Decíamos que parece pequeño pero en la práctica acoge bien a todo el mundo, a no ser que tu estatura esté en torno a 1,80 m, entonces quizás tus rodillas y el manillar estén tan próximos que puedan tocarse al girarlo a tope. El puesto de conducción es cómodo, se ve bien por los retrovisores y la suspensiones ayudan en esta sensación de confort porque filtran bien las irregularidades. También los frenos cumplen bien su cometido gracias al disco presente en ambos ejes.
Pero hay una cuestión mal resuelta y que afecta a las capacidades dinámicas del nuevo Fly; es la facilidad con la que el caballete toca en el asfalto. Resulta casi incomprensible que a poco que inclines el scooter comience a rascar debido a la escasa distancia con el suelo, condicionando su conducción para intentar no tumbar demasiado y evitar así tocar con las partes bajas para no llevarnos un sobresalto. Es su Talón de Aquiles, sin duda.