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Es la moto de acceso a MV Agusta, el exclusivo y artesanal fabricante italiano que con esta moto entra de lleno en la lucha con marcas mucho más generalistas frente a las que aporta buen equipamiento, diseño y carácter. Marcada por su motor tricilíndrico, la Brutale 675 luce una estampa poderosa y a la vez ligera, definida por una singular salida triple de escape, en referencia a su motor, el característico faro de la familia Brutale y el basculante monobrazo heredado de la F3 675, su hermana deportiva de la que hereda muchos elementos.

ADN deportivo

Probar bien a fondo una moto de rasgos tan particulares es toda una suerte, pues el tiempo residiendo en nuestro garaje ha doblado al que suele ser habitual con la mayoría de las motos de pruebas. Y eso nos ha dado la oportunidad hasta de cambiar diametralmente nuestra visión de la Brutalina que ha pasado de ser algo antipática en un primero momento a resultar la perfecta compañera de nuestras correrías por la sierra madrileña.

>Ficha técnica, galería y equipamiento MV Agusta Brutale 675

Y lógicamente te preguntarás porqué este cambio de parecer tan radical: se trata de una moto poco polivalente y en ciudad muestra su peor cara debido a una concepción general realmente deportiva, casi extrema. Suspensiones duritas, chasis rígido y muy poco ángulo de giro, no son los ingredientes ideales para disfrutar de la vida en la ciudad, y eso que el propulsor permite circular con tranquilidad y sin traqueteos a bajas vueltas, aprovechando su buen par motor (63Nm) en marchas largas para controlar mejor la aceleración. Y aunque se mueve bien dada su extrema ligereza (163 kg en seco declarados), no muestra la agilidad que más tarde exhibirá en su terreno ideal, cuando nos adentremos en carreteras serpenteantes...
Pero antes, conviene recordar qué llevamos exactamente entre las piernas porque como todos sabéis, MV Agusta no es una marca cualquiera, y eso queda patente incluso con este modelo, a pesar de tener la misión de llegar a mucha más gente porque su precio lo permite: 10.495 €. Una cifra más alta que la del modelo que parece haberla inspirado, la Triumph Street Triple que en su versión R se acerca bastante a la calidad de la pequeña bomba italiana pero aún así es casi 2.000 € más barata. Eso sí, apriori pierde un poco de potencia ante la italiana (4CV), toda la electrónica, algo de equipamiento, y sobre todo, la exclusividad que se percibe en el diseño general y muchos detalles. Pero esto no es una cara a cara aunque sí creíamos procedente hacer este somero comentario por la similitud del concepto y los motores, ambos tricilíndricos que rondan los 675 cc, así que vamos a centrarlos en la "Brutalina", el cariñoso apodo con el que comúnmente se conoce a la más pequeña de la familia Brutale.

Tres cilindros explosivos

Pero no nos equivoquemos; puede que sea la más guerrera de la saga, desde luego más que la Brutale 920 que probamos el año pasado. Su motor "tetra" era bastante más dócil que este compacto y temperamental tres cilindros que como hemos dicho más arriba, es controlable a bajas vueltas pero según escala la aguja en el tacómetro, y lo hace rapidísimo cuando enroscamos a fondo el acelerador, va imponiendo una vigorosa aceleración que se hace muy patente a partir de las 7.000 rpm, momento en el que se intensifica el sonido transformándose en un embriagador bramido, que invita a empalmar marchas con rapidez para no perder ésa desquiciada aceleración hasta el momento que dices basta, con una sonrisa nerviosa y picarona bajo el casco. Además, el embrague ayuda por su precisión y buen funcionamiento, a pesar de no ser hidráulico y tener un poco más de recorrido del que nos gustaría. Y desde luego no le habría venido nada mal un sistema antirrebote tratándose de una máquina tan deportiva porque aunque no llega a bloquear la rueda en las reducciones más salvajes, sería ideal un suave deslizamiento para hacernos las cosas más sencillas.
En cuanto a electrónica, no se queda atrás respecto a sus hermanas mayores porque tiene tanto control de tracción - con ocho niveles de intervencion- como cuatro diferentes mapas de motor seleccionables: R (Rain), S (Sport), N (Normal) y C (Custom). Cada uno cuenta con sus parámetros preestablecidos pero el C permite configurarlo a nuestro gusto. Lógicamente, casi el 100% del tiempo de la prueba fuimos en el modo deportivo para sentir continuamente el poder de su motor tricilíndrico pero es de agradecer que su propietario pueda contar con esta polivalencia. Y todo se hace de manera bastante sencilla desde ambas piñas, la izquierda integra el manejo del control de tracción, el Quick Shifter o cambio rápido y demás opciones de su completa instrumentación, y la derecha tiene el pulsador de arranque que en marcha usamos para variar los mapas. Se echa en falta en todo este complejo display que es la pantalla, un indicador del nivel de combustible.

Juguete diabólico

Uno de los puntos un poco negativos es el consumo, ya que es complicado bajarlo de unos 7-8 litros a los 100 km, y no es muy difícil subirlo si vamos en plan un poco salvaje que es a lo que uno tiende cuando se sube encima de esta revoltosa Brutale 675. Y es que si sumamos el empuje del motor a su peso pluma y la corta distancia entre ejes (1.380 mm), tenemos un cóctel realmente juguetón que invita a rodar siempre como si tuviésemos mucha prisa, cuando en realidad lo que tenemos es mucho vicio y esta moto resulta bastante adictiva. Tanto es así que delante notamos cierto nerviosismo o "shimmies" al salir de algunas curvas tratando de mantener una buena aceleración, por lo que un amortiguador de dirección tampoco le habría venido nada mal para mantener la dirección siempre perfectamente asentada, incluso en las condiciones más extremas de conducción.

En positivo

  • Ergonomía
  • Comportamiento
  • Motor

En negativo

  • Consumos
  • Radio de giro
  • Sin embrague antirrebote

Lo mejor llega cuando comenzamos a encontrar curvas, da igual que sean rápidas, lentas o medias, se las ventila a un ritmo vertiginoso y con una facilidad que nos hace disfrutar de lo lindo. Los cambios de dirección son muy rápidos y permite realizarlos con una gran precisión, incluso deja corregir la trazada en plena inclinación con total libertad. Es donde mejor se desenvuelve porque al tacto general rígido y duro de la moto, responsable de su precisión, se le une unas cotas de dirección que buscan movimientos felinos, formando un vibrante cóctel dinámico.

Las suspensiones han sido lo menos alabado de la Brutalina al no ser regulables, sobre todo hablando de la horquilla, a la que es cierto que se le acumula el trabajo en conducción muy deportiva, donde empleamos a fondo su excelente freno delantero que nos da todo con sólo un dedo, gozando de una potencia y tacto muy apropiados. Por eso exige mucho a la horquilla que al hundirse aligera la rueda trasera y esto resta algo de precisión cuando forzamos demasiado pero realmente no nos parece un gran inconveniente sino más bien un matiz a corregir en el futuro.

Además, la posición de pilotaje está muy bien planteada porque es deportiva y a la vez cómoda, sin cargar las muñecas, pero con las estriberas algo elevadas para disponerte "al ataque" con facilidad y aunque sin forzar la postura en conducción normal. El asiento es un poco duro pero tras una buena kilometrada no notamos las posaderas doloridas, por lo que el único inconveniente es la superficie, demasiado deslizante para nuestro gusto. Y aunque no lo parezca si observamos su afiladísimo colín, el pasajero cuenta con unas agarraderas que están justo debajo, fácilmente accesibles. No es lo ideal, pero al menos permiten asirse al eventual pasajero.

Por lo tanto no es una moto "inhumana" sino que cuenta con los suficientes argumentos para ser una buena compañera, aunque ya hemos dicho en ciudad lo que nos ofrece y también en carretera, sobre todo de montaña, donde con las buenas manos que debes tener para llevarla (por supuesto no la veo muy apta para principiantes) te conquistará sí o sí, por su explosivo motor y eficaz comportamiento deportivo. ¿Se puede mejorar? Seguro, pero MV Agusta ha puesto en juego a la primera una interesante ficha en el complejo tablero de las naked más extremas. Y además también la ofrece apta para los conductores más intrépidos del carné A2 gracias a dos versiones, una limitada a 35 KW (9.868 €) y la otra a 70 KW (10.260 €).