>Asegura tu GT con nosotros desde 95 € ¡Compruébalo!

 

 

La Trophy SE rivaliza con modelos como Honda ST 1300 Paneuropean, Kawasaki 1400 GTR y Yamaha FJR 1300A,  y se sitúa a medio camino entre otros dos de BMW, un listón por encima de la R1200 RT y otro por debajo de la K 1600GLT. Aún así se sigue llevando el premio a la más económica siendo la única por debajo de los 18.000 €, y a ello hay que añadir el completo equipamiento que trae de serie, por lo que seguro que esta inglesa va a ser una dura competencia en su segmento. Es cuestión de calculadora y cuentas, pero… estoy empezando por el final. Déjame primero que te cuente cómo es la Trophy SE, qué equipa, para qué vale lo que equipa y cómo de buena es en lo suyo.

>Ficha técnica, galería y equipamiento Triumph Trophy SE

Momento cero, me desplazo hasta el concesionario de las Rozas donde nuestros amigos de Triumph tienen preparada la moto. Recibo un breve briefing explicativo para conocer a grandes rasgos las opciones y utilización de la instrumentación y ordenador de abordo, esta Special Edition está plagada de equipamiento y electrónica. La estampa de la Trophy es majestuosa y llega a imponer, es grande y los volúmenes de maletas, baúl y carenado hacen que me plantée si podré ir a “cualquier lugar” con ella. Me subo con el caballete puesto como si de un caballo se tratara, y la primera sensación es la de estar en el sofá de casa. El asiento es mullido, los brazos casi estirados reposan cómodamente sobre un manillar ancho, y tengo casi los mismos botones que en el mando de la tele. ¡Pero si parece un avión!

El panel de instrumentos forma parte de una consola ancha en la que hay esferas analógicas, pantalla LCD y altavoces, todo bajo un ancho parabrisas que da la sensación de “protección total”. Te recuerdo que a todos los elementos que la Trophy incluye de serie hay que añadir en la Special Edition el sistema de monitorización de presión en los neumáticos, el de audio integrado y las suspensiones regulables electrónicamente, que dicho sea de paso, no podrás montar ni como opción si tienes la versión estándar. Por si fuera poco nuestra unidad de pruebas, al ser una versión de lanzamiento, cuenta con asientos y puños calefactables y top case de 50 litros de capacidad. Voy armado hasta los dientes y estoy preparado para mi viaje.

 

Vamos de paseo…

Siempre me gusta comenzar las pruebas a un ritmo muy tranquilo, así que razón de más para hacerlo con un bicho que pesa 300 kg. Lo primero que noto antes de partir es precisamente el peso, se necesita un gran impulso para bajar la moto del caballete si la intención es hacerlo una vez encima de la misma, con lo que te puedes imaginar que el esfuerzo para “calzarla” de nuevo no es menor. En los primeros kilómetros estoy tan centrado en buscar los mandos que debo y no debo tocar, que los grandes lujos como cambiar de marcha quedan para después. Entonces recuerdo que bajo mis “bajos” se están moviendo los tres pistones tan característicos de la marca inglesa.
El motor es el mismo tricilíndrico de 1.200 cc que impulsa a la Explorer pero con una sexta relación más larga, y como es habitual en los este tipo de motor inglés, es posible circular a bajo régimen en relaciones largas ya que la respuesta del acelerador (con tecnología ride by wire, por cierto), es inmediata y contundente. Desde parado y hasta unas 6.500 rpm contamos con el empuje del par motor que culmina en un máximo de 120 Nm, y a partir de ahí la fuerza de una potencia que llega hasta los casi 135 CV a unas 9.500 rpm. Ya se que hay motos que rondan los 200 CV, pero ¿quién te ha dicho que con 135 no puedes disfrutar de igual manera? No todo es cuestión de potencia, sino de saber aprovecharla, y como verás más adelante la Trophy SE esto lo sabe hacer muy bien: sabe “sprintar”, sabe correr rápido, pero sobre todo es buena corredora de fondo.

 

Preparando el viaje

Como soy un conductor responsable veo necesario pasar un rato a solas jugueteando con las múltiples posibilidades de acomodación, instrumentación y electrónica de la Trophy antes de “meterme” los 400 km de primera jornada. Visto que existen muchas opciones de configuración (es una de las motos más avanzadas de Triumph tecnológicamente hablando) no quiero tener que apartar la vista de la carretera para buscarlas, así que el momento de hacerlo es con la moto en el garaje. Ergonómicamente hablando es de lo mejorcito que he visto, el mullido del asiento  permite largas jornadas de viaje y ya que ofrece dos alturas diferentes decido colocarlo en la más alta, tendré que tener más cuidado al apoyar los pies en el suelo en parado, pero en marcha tendré las rodillas más relajadas y estaré más cómodo. Levantando los dos asientos y conectado a los mismos se encuentra el sistema eléctrico que los calefacta, por lo que hay que tener la precaución de desconectar un par de clemas a la hora de quitarlos, y bajo los mismos hay una pequeña guantera. Aparte de esto, la operación es sumamente sencilla.

Al igual que el hecho de quitar y poner las maletas y el baúl, no invertirás más de 15 segundos en dejar la parte trasera semidesnuda. El único cuidado que hay que tener en este sentido es a la hora de cargar una maleta sí y otra no; la Trophy cuenta con un sistema denominado TDLS (Triumph Dynamic Luggage System) que permite que maletas y baúl oscilen con el objetivo de disminuir el efecto de la inercia en marcha. Las maletas se encuentran en su punto “neutro” si pesan igual, por lo que si cargamos una sí y otra no, debemos compensarlo mediante un tornillo bajo el asiento. Yo voy acompañado, así que con los 62 litros de las dos maletas bien aprovechados me evito tener que realizar ajuste alguno.

Es necesario igualmente un mínimo recorrido por la piña izquierda para descubrir la utilidad de cada botón. De izquierda a derecha encontramos el selector de luces cortas y largas, intermitentes, claxon, pulsadores para movernos por el menú de la pantalla LCD, ajuste de la altura del parabrisas, selector de calor en los puños y para finalizar settings del sistema de audio (huelga decir que para manipular los últimos tendrás que soltar la mano). Navegando por el menú se accede a la típica configuración de parcial 1 y 2, consumos y autonomía, además del ajuste electrónico de suspensiones, ABS, control de tracción y altura del faro. Además se puede seleccionar la información que queremos visualizar de manera constante en la pantalla LCD tanto para el parcial 1 como para el 2.

En previsión de la jornada que me espera al día siguiente, ajusto la carga del amortiguador trasero para conducción a dúo (además permite seleccionar “1 pasajero” y “1 pasajero + equipaje”) y selecciono el modo confort para el tipo de conducción (permite además sport y normal). El ajuste de retrovisores hay que dejarlo para carretera, ya que por mucho que lo intentes en el garaje siempre habrá que retocar su inclinación en marcha así que, puestos a añadir botones a la piña, no hubiera estado de más una regulación electrónica de los mismos.

En cuanto al equipo de audio, dependiendo del grado de melomanía que tengas harás uso de la radio, bluetooth del teléfono o, como yo, cargarás un USB con un montón de buena música “para viajar”. Su conexión se encuentra en la guantera situada en el lateral izquierdo, bajo el manillar, y ésta cuenta además con una toma de corriente a la que hay que sumar otras 3 repartidas en baúl, maletas y costado izquierdo. Resulta realmente cómoda por su situación y acceso por la parte superior, es importante tener a mano un lugar donde llevar cargando el móvil, la tarjeta de crédito para los peajes o algo de dinero para el bocadillo de media tarde. Los preparativos llegan a su fin y tan sólo hay que cargar las maletas para el viaje. Cuesta un buen rato hacerse el esquema mental de las múltiples opciones que se manejan en los mandos e instrumentación, pero te puedo asegurar que si lo haces a conciencia sólo lo harás una vez, ya que después su manejo es claro e intuitivo.

 

¿Peso pesado?

300 kg de moto más 140 de ocupantes más equipaje; total, más de 450 kg… no está nada mal. Si me permites la metáfora me sentí como en mi primer día de esquí. “¿Cómo demonios se puede mover alguien con unos pies de metro ochenta y unas botas que pesan más que la plancha?” Resulta que es posible, y si no que se lo pregunten a los freestylers de la nieve…

Pues bien, la misma magia tiene lugar en la Trophy: pasa de ser un peso difícil de manejar a volverse ágil y ligera con la velocidad. Sólo existen dos momentos críticos que debes tener en cuenta: hacer que recupere la posición vertical si está puesta la pata de cabra (es larga y la moto se inclina más de la cuenta); y gestionar el paso de parado a movimiento. En este momento el peso se carga en el tren trasero, la dirección se vuelve algo más imprecisa y la Trophy se tiende a caer hacia los lados antes de coger algo de velocidad, así que será normal hacer un par de “eses” hasta que se rebasan los 10 km/h y las inercias se compensan.
Una vez en movimiento, todo lo anterior cambia. Resulta sorprendente como apenas comenzamos a circular la Trophy se vuelve más y más manejable. El trayecto de salida de una gran ciudad como es Madrid fue cómodo, el motor no es todo lo silencioso que desearía a altas revoluciones pero en marchas largas es dócil y suave. El cardán está muy bien resuelto: ofrece buen tacto y el ruido no es excesivo. Eso sí, debes olvidarte de serpentear entre coches a baja velocidad, además de la anchura extra de las maletas, no es fácil mantener la línea recta, repito e insisto, a muy baja velocidad. Con el parabrisas en su posición más baja y disfrutando del nítido y potente sonido que sale de los dos altavoces de 20 w ponemos rumbo hacia la autopista.

 

Velocidad de crucero

Una vez fuera de territorio urbano y en sexta marcha, es momento de ponernos cómodos para sobrellevar de la mejor manera posible una buena tirada de kilómetros. Jugando con la regulación electrónica del parabrisas me doy cuenta de que se puede ir muy rápido sin que el aire moleste en absoluto, tanto al conductor como al acompañante. Sin embargo, la Trophy ofrece tan buena protección aerodinámica, que en pleno verano y con el motor soltando algo de calor desde abajo, quizá optes por dejarla a media altura y permitir que llegue algo de aire hasta los conductos de ventilación del casco para una mayor refrigeración. La protección sigue siendo de primera y apenas notarás un ligero rebufo que empuja desde atrás. Tanto piloto como pasajero disfrutan de amplio espacio y posibilidad de movimiento para ir estirando las piernas en pleno viaje, y además “el de atrás” cuenta con el baúl como apoyo para la espalda (la situación y dureza del mullido causa alguna molestia en presencia de baches).
En las tiradas de muchos kilómetros cobra sentido el uso del control de velocidad de crucero, sobre todo si quieres evitar multas y reducir consumos. Se desconecta automáticamente en el momento en que se tocan frenos o embrague, como es habitual, pero también mediante un pulsador que se acciona girando levemente el acelerador en sentido contrario al habitual... otro gadget curioso de esta inglesita.

El equipo de audio es potente (diría que bastante más que el claxon, cuyo nivel sonoro es más propio de un scooter de 125 cc), pero rebasando los 120 km/h el viento contra el parabrisas y el ruido del motor comienzan a incomodar su escucha, por lo que dejamos este disfrute para otro momento y nos centramos en conducir. Con los settings de suspensiones en modo confort la Trophy es estable y va por su sitio, aún encarando grandes curvas a buen ritmo. El único deber al que rápidamente te acostumbraras es anticipar las maniobras, tanto si se trata de tumbar la moto como de acelerar o frenar. En la medida en que vas consiguiéndolo más agradecida y dinámica se vuelve la conducción.

De esta manera resulta fácil y cómodo hacer jornadas de bastantes kilómetros, en las que habrá que pasar poco por la gasolinera. Sus 26 litros de depósito permiten una autonomía de 450 km teniendo en cuenta un consumo de 5,8 (l/100km), resultado de la media total de todo nuestro viaje, en el que alternamos autopistas con carreteras de alta montaña, teniendo en cuenta la carga de dos pasajeros y maletas hasta arriba. El ritmo de conducción fue bastante alegre, por lo que este consumo se puede reducir, al igual que se puede aumentar si tu decisión es hacer medias de 180 km/h en autopista, cargado y con el parabrisas en su posición más alta. Tampoco tiene mucho sentido hablar de velocidad punta en este caso, nadie quiere batir récords de velocidad con una turística, pero por curiosidad te cuento que para pasar de los 200 (km/h) hará falta reducir la oposición aerodinámica que impone el parabrisas en su posición más alta.

 

Chicos de la playa en la montaña

Sonaba “Wouldn´t it be nice” de los Beach Boys en el equipo de audio, y se oía a la perfección. Eso significa que la velocidad rara vez sobrepasaba los 100 km/h pero claro, es lógico, nos encontrábamos en plenos Pirineos disfrutando de carreteras reviradas y paisajes. Aquí se hace aconsejable cambiar el ajuste de suspensiones al modo sport, ya que en presencia de baches y a buen ritmo la conducción es más exigente. Pesando como pesa, la Trophy ofrece unas cualidades dinámicas en las que sale a relucir el buen hacer de su parte ciclo y chasis doble viga de aluminio de nueva factura. Únicamente en ese tipo de curvas cerradas de 180º (en las que la diferencia de altitud entre la entrada y la salida puede ser de 10 metros) se nota algo de imprecisión en el tren delantero, ya que el peso carga demasiado sobre el trasero, pero en ningún momento hay reacciones extrañas.

Este escenario es el idóneo para probar a fondo los frenos. El delantero es un doble disco de 320 mm con pinzas Nissin de 4 pistones, ABS y cilindro maestro para la frenada combinada, que actúa solamente a partir de cierta presión en el pedal de freno trasero (desde la maneta sólo se actúa sobre los discos delanteros). Con tanto peso los neumáticos Pirelli Angel GT que equipa se mantienen pegados al asfalto y es raro que notes el ABS actuando, si bien pude comprobar su efectividad en un momento en el que un gato decidió darse un paseo por mitad de la carretera.

Después de tanta curva es lógico entrar algo “colado” en algún giro (cuestión de probabilidad) y nuevamente la Trophy sorprende por su capacidad de dejarse corregir sin reacciones extrañas. Pero sin duda la sorpresa vino al enfrentarme al mayor miedo que esta británica me producía desde el principio: “¿cómo se corregirá una pérdida de adherencia con tanto peso?” Pude comprobarlo al pisar gravilla en la salida de una curva en sombra: tras notar como la rueda delantera comenzaba a hundirse y cruzarse, la Triumph me dio el suficiente tiempo para poder levantarla sin tener que hacer más que moverme un poco sobre el asiento. De sobresaliente.

En positivo

  • Autonomía
  • Ergonomía
  • Equipamiento

En negativo

  • Gestión peso en parado
  • Calor motor
  • Pata de cabra


Llega el momento de la vuelta a casa; después de unos días en los que hicimos un par de miles de kilómetros disfrutando de unos y otros escenarios, piloto y acompañante volvimos a casa con muy buen sabor de boca, sin excesiva fatiga y muchas ganas de “otra”. El equilibrio entre cualidades turísticas y dinámicas de la Trophy SE en combinación con todo el equipamiento que ofrece de serie, hace que te plantees cuál será el próximo viaje sin pensar en nada más y eso, querido amigo, es que los de Triumph han dado a luz un modelo muy bien hecho.

 

EQUIPAMIENTO PILOTO: