Yamaha ha planteado una moto muy lógica pero con un puntillo picante que sorprenderá a más de uno. Pero no nos adelantemos porque antes conviene situar en su contexto a la sorprendente MT-07: se trata de la bicilíndrica que se integra en una saga de motos naked con un estilo urbano o streetfighter muy particular, donde el diseño juega un papel esencial en su carácter y llega para competir con duros rivales como la Honda CB500F, la Kawasaki ER-6n o la Suzuki Gladius que de momento están viendo cómo esta recién llegada les está ganando la partida.

Y es que con la MT-07 Yamaha ha logrado un producto realmente competitivo en lo que a precio se refiere y ésa sin duda es una de las claves del éxito cosechado desde su lanzamiento por esta efectista naked.

5.899 € es la cifra mágica por debajo de los seis mil euros que ha tentado a miles de motoristas seducidos previamente por una estética rompedora. Y con ABS el precio sube hasta los 6.599 €, poniéndose a tiro de cualquiera que tenga intenciones de comprarse una naked nueva de media cilindrada, incluso si tiene el carné A2 ya que también hay una versión limitada para esta licencia.

Desvelando su secreto

Es cierto que al mirar la moto con detenimiento uno comienza a intuir cómo se puede ofrecer a ése precio pues aunque todo ofrece muy buen aspecto, a la vez es bastante simple, evidenciando que Yamaha ha apostado por la eficacia y el coste mínimo, algo que ha logrado con gran acierto.

El motor se lleva gran parte de protagonismo junto a la ligereza del conjunto (179 kg). Estaa combinación la hace tremendamente juguetona porque el propulsor de dos cilindros paralelos diseñado bajo la filosofía cross-plane, ofrece un par constante que se vuelve muy vigoroso a partir de las 6.000 rpm. Desde aquí hasta casi las 9.000 rpm la “patada” es fuerte y los movimientos tremendamente ágiles, facilitando mucho la tarea al piloto que sólo debe centrarse en divertirse con la excitante conducción que propone la MT-07, si quieres.

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Y además el consumo de combustible es moderado ya que la instrumentación ofrece la cifra media así como la instantánea y nunca pasó de 5 litros a los 100km/h, aún yendo la mayoría del tiempo “con bastante prisa”. Es decir que en un uso moderado estaría en torno a los 4l/100km, y teniendo en cuenta los 14 litros de su depósito, tenemos fácilmente una autonomía de unos 300 km.

Diseño vanguardista, ergonomía natural

Al ser una moto concebida para un uso diario, su versatilidad está directamente condicionada con la comodidad para poder hacer un uso intensivo de ella, por eso Yamaha ha diseñado un puesto de conducción confortable, incluso a pesar de que el asiento está a 805 mm del suelo y pudiera parecer un poco alto para los más bajos; Yamaha lo ha resuelto haciendo estrecha la zona donde abrimos las piernas.

Matizar que al principio el centro de gravedad se siente un poco alto y esto menoscaba la sensación de control, pero tras unas decenas de kilómetros comenzamos a disfrutar de su posición natural, nada forzada, gracias a un triángulo ergonómico bastante conservador que no retrasa y eleva las piernas sino que nos mantiene bastante erguidos. Por cierto, los espejos retrovisores a pesar de su pequeño tamaño están en la posición ideal y además no reciben vibraciones del motor que puedan distorsionar la visión de lo que sucede detrás.
Más complicado lo tiene el eventual pasajero pues aparte de no contar con asideras, tampoco tiene a su disposición un asiento muy amplio ni muy recto, pues está inclinado hacia el piloto y en otro nivel, casi como en una deportiva.

La protección frente al viento es totalmente nula con una particularidad en el diseño de su parte frontal: la instrumentación está por encima del clausor para la llave de contacto, ubicada justo sobre del faro, creando así una delantera muy particular.

Ágil, rápida…divertida

En ciudad por tanto destaca por su agilidad y facilidad para moverla también en parado, todo ello derivado en gran parte de su poco peso, algo a lo que también sacaremos mucho partido en carretera. Y es que con sus 75 CV puede parecer una moto más bien mansa, perfecta para los aprendices o aquellos que buscan una moto tranquila y económica. Y perfectamente puede desarrollar sin problemas este rol pero si queremos buscar en ella diversión, también nos tiene reservadas grandes dosis de disfrute en carretera.

Aprovechando un noble chasis tubular, unas suspensiones simples pero efectivas y un freno delantero con mucho mordiente, podemos practicar una conducción bastante deportiva teniendo en cuenta los límites de una horquilla un poco blanda que incluso se ve llevada al límite por la presión que son capaces de ejercer con muy poco esfuerzo las pinzas delanteras de freno. De hecho hay que acostumbrarse a modular esta potencia, algo que también sucede detrás porque bloquea la rueda con mucha facilidad.

Pero una vez que tenemos claros los límites de la parte ciclo y las posibilidades del motor, la diversión está asegurada porque la moto se mueve con mucha facilidad para entrar en las curvas y todo el conjunto ayuda en una conducción fácil, bastante intuitiva. Y en autovía al altas velocidades, no se echa en falta un mayor aplomo pue la moto se nota siempre bastante bien asentada del tren delantero.
Es ágil y muy ligera, dos condiciones que ayudan mucho en cualquir tipo de conducción, especialmente deportiva

Además el cambio de marchas, aunque sonoro (típico de Yamaha) es bastante preciso y es complicado que salte o fallemos alguna marcha. Además las relaciones están muy bien escalonadas para extraer todo el potencial del motor y es capaz de ponernos a 140 km/h en tercera…Lo bueno es que permite salir con ésa mismo marcha desde parado en un semáforo, evidenciando la buena predisposición del motor casi en cualquier régimen de giro. Eso sí, en ciudad podemos escuchar perfectamente cómo suena la cadena y es que parece ser que el kit de arrastre, como el resto de la moto, es de batalla pero aquí se nota más su carácter económico.

Detalles de vanguardia

La instrumentación es bastante completa y muy vistosa pues consiste en una pantalla de cristal líquido totalmente digital que informa de la hora, la temperatura ambiente, el consumo medio, el instantáneo, la velocidad media, la instantánea, la marcha engranada, el nivel de combustible con testigo de reserva y hasta un indicador “Eco” que cuando se enciende quiere decir que vas muy despacio, eso sí ahorrando en dinero y emisiones. La única pega es que a pesar de sus grandes dígitos, como está muy cerca del depósito, nos obliga a bajar bastante la cabeza para verla.

Su escape pequeño por el costado derecho hace que la trasera esté aliviada de “cargas” y muestre un aspecto muy deportivo junto con un porta matrículas de audaz diseño también que encaja a la perfección en una estética general de marcadas aristas y angulosas formas que están cautivando al público.

La conclusión está muy clara: Yamaha ha dado en el centro de la diana con la MT-07 que cumple a la perfeccción aquello de "bueno, bonito y barato". Además resulta una moto que le puede encajar muy bien casi a cualquiera, desde los más novatos a lo más experimentados y eso sí es realmente difícil de concentrar en un producto.