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En positivo

  • Motor elástico y potente
  • Calidad de la parte ciclo y de acabados
  • Ágil y estable, con carácter deportivo

En negativo

  • Dificultad para encontrar el punto muerto
  • Demasiado compacta para tallas grandes
  • Salida de escape muy poco vistosa

La FZ8 es una moto que a primera vista impacta y en Yamaha saben que eso es muy importante para triunfar, porque junto el precio determinan la compra en la mayoría de los casos. El mejor ejemplo de estos últimos años ha sido la Kawasaki Z750, que con una estética rompedora y un precio de derribo ha sido un auténtico quebradero de cabeza para todas sus competidoras que han ido viendo cómo se consagraba en lo alto de las listas de ventas sin ser una moto mejor, pero sí mejor planteada comercialmente.

La FZ8 no es una moto económica pero su precio está muy bien ajustado a la calidad que ofrece. No creemos que su vocación sea de best-seller aunque su concepto seguro que va a enamorar a muchos, primero por su presencia y segundo por el motor que le da vida. Yamaha también ha apostado claramente por la calidad y echando un vistazo a la parte ciclo ya se precian estos destellos de buena moto.

Un señor motor y una señora parte ciclo

Pero lo mejor de la FZ8 son las sensaciones de conducción que vienen marcadas por un propulsor impetuoso y elástico que se adapta perfectamente a cualquier tipo de escenario. En ciudad, carretera o autovía siempre hace valer su buen rendimiento en toda la gama de revoluciones. Y aunque su potencia y par siempre se dejan notar, podemos dosificar los 106,2 CV sobre los que vamos montados para adaptarlos a nuestro humor, o simplemente a las condiciones o limitaciones de la vía.

Otro aspecto que marca su personalidad es la facilidad con que se mueve gracias a que es una moto muy compacta y con unas geometrías de dirección ideales para favorecer la agilidad. Esto en ciudad se agradece mucho y en carreteras reviradas, todavía más, porque podemos ir hilando curvas fácilmente y a buen ritmo gracias a la solidez de las suspensiones y el buen compromiso entre rigidez y agilidad logrado gracias a su exuberante chasis y basculante. Si a esto añadimos unos buenos frenos con las características pinzas monobloque, tenemos un cóctel con intenso sabor deportivo. La posición de conducción más bien deportiva es otro de los ingredientes que permiten paladear este seductor elixir que es la FZ8.

Luces y algunas sombras

Estas son todas sus luces pero como todo en esta vida, también tiene sus sombras que en absoluto ensombrecen el buen sabor de boca que deja esta moto. Algo que chirría desde un principio es el diseño de la salida de escape. La verdad es que ése pequeño mazacote negro con esos remaches está pidiendo a gritos que lo cambien y desmerece un poco el diseño general tan elaborado, con la trasera de la FZ1 y un faro realmente vistoso. Nuestra unidad de pruebas contaba con la quilla pero es un elemento opcional, al igual que el embellecedor del radiador. También lo es la tapa del colín que deja la moto dispuesta para un solo pasajero que no dispone de asideras porque tenemos que adquirirlas también de forma opcional.

Otra de las cosas que durante la prueba no nos ha agradado demasiado ha sido el cambio, pues a pesar de contar con un buen escalonamiento entre las marchas que permite aprovechar el motor a la perfección, era un constante fastidio en ciudad, donde el punto muerto no lo encontrábamos con facilidad.

Se trata de un moto corta entre ejes, compacta que se nota muy viva en sus reacciones y esto hace de la conducción algo excitante. Pero para aquellos que ronden el 1,90 m la FZ8 plantea un puesto algo justo con un triángulo ergonómico manillar, asiento, estriberas que obliga a ir muy flexionado de piernas y no demasiado cómodo. Para los que tengan una altura inferior, la comodidad es total aunque con los kilómetros las muñecas se van cargando porque la posición nos tira ligeramente sobre el manillar. Esto hace que la sensación de control sea total, y esto resulta ideal cuando contamos con tanto empuje bajo nuestro culo.

Conclusión

La FZ8 es una moto que difícilmente te va a defraudar porque está perfectamente armada para ponerte en bandeja momentos de disfrute cada vez que enroscas el acelarador. Siempre responde con vitalidad, incluso a bajas revoluciones, fuera de la teótrica zona óptica de rendimiento pero donde realmente da el "do de pecho" es al escalar la aguja del cuentavueltas en busca de las 8.000-9.000 rpm. A partir de ese momento, el aullido del tetracilíndrico acompaña a una aceleración muy contundente que te hace emplearte a fondo y a la excelente parte ciclo trabajar a marchas forzadas pero sin ningún problema. Como toda naked, la ausencia de protección es el limitador de velocidad natural de la moto pero el que adquiere una de estas características ya sabe cuáles son sus puntos fuertes y débiles. La posición de conducción es cómoda y en ciudad se defiende muy bien la FZ8, por lo que salvo los pequeños detalles que hemos comentado, es una moto muy recomendable si tienes los 8.629 € que cuesta o algún banco te lo los presta, o incluso la lotería da da una sorpresa que todo puede ser.