Ducati insiste en su nueva marca animada por el éxito que ha acompañado a la corta trayectoria vital de la Scrambler, una moto que ostenta el honor de haber introducido en 2015 por primera vez a Ducati dentro de las 10 motos más vendidas a nivel mundial.
Ahora la marca boloñesa busca nuevos públicos a los que inyectar el virus desmo y han centrado su objetivo en motoristas menos pasionales pero con ganas de moverse en una moto con más estilo que caballos. Y con el aliciente de ser una buena opción para muchos poseedores de la licencia A-2 cuyas aspiraciones sean más bien urbanas y cotidianas que de escapada de fin de semana.
Y os preguntaréis el porqué Sixty2: 1962 es la fecha de lanzamiento de la primera Ducati Scrambler pero además simboliza el nacimiento de la cultura Por Art, una fuente de inspiración en clave moderna para los creadores de este evocador pero actual modelo.
La “Scramblerina” aprovecha la base de sus hermanas mayores pero estrena motor con toda la tecnología de sus congéneres concentrada en 399cc. Por eso no falta su distribución desmodrómica en un propulsor muy acorde con el espíritu esencial de la moto; refrigerado por aire y con dos válvulas por cilindro. Y nace a la última porque es capaz de superar la normativa Euro 4.
La potencia máxima anunciada es de 41 CV, una cifra algo lejana a la limitación máxima por ley de 47,2 CV para el A-2 pero Ducati no ha estimado necesario hacer el motor ligeramente más grande para apurar esa cifra o tratar de extraerla del mismo. Se ha limitado a ofrecer un 50% menos de cilindrada para marcar bien la diferencia entre la Scrambler Sixty y sus hermanas.
La pequeña Scrambler no renuncia ni al estilo ni a la calidad propia de Ducati. Y aunque se han simplificado algunos elementos importantes como por ejemplo la horquilla, la sensación es la misma que cuando estás sobre algunas de sus parientes con el doble de cilindrada y el mismo nombre estampado en el lateral de su bonito depósito de combustible en forma de lágrima y fabricado en acero, el mismo material empleado en el basculante y el chasis.
Y si Ducati es un referente en diseño, acudir a Barcelona para conocer de primera mano la Scramber Sixty2 parece un cóctel estético perfecto. Por eso la marca italiana nos había preparado una ruta mixta para poder disfrutarla en ciudad y carretera.
Comenzamos la primera parte del recorrido urbano que nos guiaría hasta un Skate Park en Badalona donde el objetivo era sacar provecho fotográfico a las habilidades de los skaters combinadas con el estilo urbano y desenfadado de la Scrambler Sixty2. Y lo clavaron como podéis ver en alguna imagen de la galería.
› Datos técnicos, fotos y vídeo Ducati Scrambler Sixty2
Desde los primeros metros ya percibimos la facilidad con la que se mueve y manejamos la moto que a pesar de no ser ligera (167 kg en seco) se siente liviana en movimiento gracias a sus acertadas geometrías de dirección y planteamiento ergonómico, con un asiento amplio y de estilo retro situado a 790 mm, una altura muy razonable para cualquier estatura. Aun así Ducati ofrece como accesorio un asiento más bajo de 770 mm.
La posición a los mandos resulta muy confortable y natural; tanto piernas como brazos descansan cómodamente sobre las estriberas y el manillar que debido a su diseño alto y plano se convierte en un elemento decisivo de su estética y conducción, facilitando las maniobras gracias a la palanca que ofrece y de paso aportando el toque campero imprescindible en una moto denominada Scrambler.
Una vez que los skaters nos dejaron con la boca abierta y la sensación de ser viejos y torpes, la Scrambler Sixty2 estaba preparada para brindarnos una buena ración de disfrute mientras nos encaminábamos hacia unas carreteras de montaña secundarias de las muchas que rodean Barcelona. Durante el trayecto continuamos aprovechando la buena manejabilidad y el latido de su corazón desmodrómico, perfectamente adaptado para un uso polivalente, con facilidad para subir de vueltas pero también para rodar a bajas velocidades con total suavidad, sin traqueteos a pesar de las constantes aperturas y cierres de gas en marchas cortas.
Destacan sus relaciones de cambio, más bien largas, y en especial la primera marcha que te permite estirarla más de lo habitual en una moto de esta cilindrada. Además el cambio aporta un funcionamiento muy correcto y suave, algo que agradecerán los conductores menos experimentados.
Tanteando los frenos y concretamente su ABS Bosch 9.1 MP de serie, fuimos confirmando su acertada puesta a punto, pues la efectividad de su pinza de doble pistón delantera Brembo hace que el sistema antibloqueo rara vez entre en acción a no ser que la frenada sea extremadamente apurada. Lo que se espera de un buen ABS.
Una vez asimiladas sus cualidades llegamos a un terreno donde poder llevarla al límite en el más amplio sentido de la expresión, pues la sucesión de tramos de carretera revirados es un reto en sí para una moto en principio básica y con una potencia de solo 41 CV.
Y la Scrambler Sixty2 comenzó a demostrar que no es sólo una carrocería bonita sino que su parte ciclo está preparada para lidiar con apuradas de frenada y cambios rápidos de dirección sin descomponerse en ningún momento. Su horquilla convencional cuenta con un tarado más bien blando pero consistente, muy apropiado para absorber con solvencia los baches e irregularidades en ciudad y a la vez resultar estable, infundiéndonos la confianza necesaria a la hora de practicar una conducción alegre.
Quizás el motor sea lo que más sufre en este escenario, pues su elasticidad tiene un límite y rápidamente comenzaban a encenderse las luces de aviso de sobrerrégimen en la instrumentación para darle un poco de alivio en la siguiente marcha que de nuevo se acababa rápido ante nuestras ansias injustificadas de más caña. Y es que esta moto no es para practicar este tipo de conducción pero superó la prueba con entereza y dignidad.
Te queda la sensación de que unos caballos más serían un aporte perfecto para una moto muy capaz que ha heredado la filosofía dinámica de sus hermanas mayores al apostar por la facilidad de conducción y la diversión a los mandos. Por eso nos parece un caramelo para cualquiera con el carnet A-2 en la mano y ganas de aprender a llevar una moto grande con la facilidad de una pequeña.
La Ducati Sixty2 es la nueva moto de acceso a la gama Ducati por precio, motor y sensaciones pero nos queda la impresión de que su precio está por encima de su potencia y dinamismo al situarse en 7.790 €, una cifra en principio alta para una moto más simple que sus hermanas mayores, frente a las que pierde la horquilla invertida o el basculante tipo banana que da paso a uno menos estético pero igualmente efectivo.
Pero no le faltan numerosos destellos de calidad como el uso de LED's tanto en la óptica delantera como trasera, el motor con tapas de aluminio o la instrumentación de una sola esfera. Si hubiese que ponerle una pega es que no indica el nivel de gasolina, una información siempre importante para el usuario que la coge a diario. Tampoco se le puede hacer reproche alguno ni a la calidad de lo materiales ni a los acabados, evidenciando que estamos ante una Ducati de verdad y no una versión económica y descafeinada. La nueva Scramler Sixty2 simplemente busca savia fresca para Ducati a base de personalidad y estilo, y de eso va sobrada.
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