Fotos acción: Carolina F.Varela

Sobre la base de la MT-09, Yamaha ha creado una moto capaz de emocionar con solo mirarla; está repleta de detalles y mezcla en su estilo vanguardia con acertados guiños retro, evidenciando el trabajo hecho con un preparador de la talla de Roland Sands, quien ha colaborado en su desarrollo y en su lograda puesta en escena.

La inspiración ha sido la moto de Kenny Roberts, la Yamaha TZ750 para hacer Flat Track, con la evocadora decoración Speed-Block de Yamaha América presente en esta versión 60º aniversario. Con esta estética tiene un sobre precio de 300 € respecto a las otras dos variantes cromáticas para quedarse en 10.199 €, haciéndola más especial, irreverente e indiscreta.

Primero fue la XSR700 derivada de la MT-07 y un año más tarde nuestra protagonista, nacida bajo la misma filosofía “Faster Sons”, un programa creado por Yamaha en 2014 que busca estéticas muy personales gracias a la colaboración de preparadores de primera línea y cualquier nacionalidad para adaptarlos a la serie y el gran público.

Nuevas motos con un menor gasto en desarrollo sobre una base ya probada y aprobada, resulta una idea muy interesante, y más teniendo en cuenta que a gran parte del público no le agrada la deriva estética de las motos actuales y están mucho más atraídos por el rollo “Old School” convenientemente aderezado.

Yamaha XSR900: pasión retro

La XSR900 es un ejemplo perfecto que además ha recibido acertadas modificaciones respecto al modelo del que procede y matizan su comportamiento, haciéndolo más picante e interesante.

En este sentido un aspecto importante sobre el que se ha trabajado ha sido la suspensión, un elemento que no destaca en la MT-09 y sin embargo ofrece un comportamiento mejorado por un tarado más forma de la horquilla y el amortiguador que permite disfrutar más a fondo el potencial (115 CV) de su impetuoso motor tricilíndrico. Las vainas doradas de la horquilla invertida son exclusivas de la versión 60º aniversario y le dan un acertado aire de exclusividad. También se ha ganado un poco de distancia libre al suelo para realzar su deportividad.

El ABS de serie o el embrague antirrebote son otros ingredientes de origen que a hacen más efectiva y completa pero también más cara, pues cuesta 2.000 € más que la MT-09 ABS, siendo de base una moto muy similar y esto puede crear alguna duda en el comprador. Pero la XSR900, además de la decoración 60º Aniversario, aporta muchos elementos estéticos diferenciales que configuran su interesante propuesta neo-retro y le aportan mayor calidad tanto visual como al tacto: Estos son los principales:

- Asiento en dos niveles con costuras y el logo bordado
- Tapas de aluminio retro para el depósito
- Guardabarros delantero y trasero en aluminio
- Soporte de faro de aluminio
- Faro delantero y piloto trasero redondos
- Instrumentación esférica digital
- Remate circular del escape

Con este planeamiento estético, la Yamaha XSR900 es una moto que atrapa tu mirada desde el primer momento gracias a esa sensación de estar montado en una moto de tirada limitada, donde la deportividad de Yamaha, tanto clásica como actual está siempre muy presente.

Yamaha XSR900: tres cilindros de gloria

Y cuando llega el deseado momento de arrancarla, no defrauda en absoluto, pues el motor despierta y te saluda con una voz tricilíndrica seductora, ni grave ni aguda, que te invita a comodarte y empezar a disfrutar de la modelo que llevas entre las piernas y cautiva miradas, unas furtivas y otras descaradas, allá por donde pasa.

El motor de tres cilindros de Yamaha denominado CP3, nacido bajo la filosofía cross-plane, tiene el cigüeñal calado a 270º, un detalle capital en su carácter y sonido. Además está asistido por el D-Mode de Yamaha un sistema que permite variar la entrega depotencia gracias a tres diferentes mapas: el A es el más directo y deportivo en la respuesta, el B aporta justo lo contrario al ser bastante más suave y el STD que se sitúa en un interesante punto medio.

En cualquiera de los tres modos de funcionamiento del motor, el tacto del gas es simplemente exquisito. La progresividad con la que podemos administrar la potencia en el puño derecho, es directamente proporcional a la rotundidad con la que se expresa cuando decidimos explorar el potencial del motor de tres cilindros enroscando a fondo el acelerador. Tiene una tremenda facilidad para subir de vueltas y cambiar el ritmo en muy pocos segundos. Y no siempre es necesario buscar relaciones más cortas porque sus 87 Nm de par están siempre esperando nuestras órdenes para salir catapultados a la más mínima insinuación.

Tiene un comportamiento realmente elástico y cuando la "aguja" de la instrumentación digital supera las 7.000 rpm, su carácter se hace intenso al igual que su sonido que se vuelve grave y penetrante, muy deportivo. Es cuando comenzamos percibir con toda claridad la fuerte personalidad que esconde esta arquitectura de tres cilindros, cuya potencia de 115 CV puede parecer hasta moderada pero en la práctica es suficiente para cualquiera por el tremendo genio que tiene; en primera y segunda marcha a fondo la rueda delantera buscará con descaro el cielo con un sonido celestial como un perfecto acompañamiento.

No nos ha parecido un motor especialmente tragón, pues su consumo medio de combustible se mantuvo en torno a los 6l/100 km a pesar de haber practicado una conducción más pasional que racional. El funcionamiento del cambio es suave aunque sonoro al engranar la primera marcha, un detalle que forma parte de su carácter y no reviste inconveniente alguno, pues las relaciones entran con suavidad y precisión, sin esfuerzo desde la maneta y el escalonamiento es apropiado porque siempre contamos con un margen de rendimiento óptimo fácilmente accesible. 

En todo esto tiene también influencia su embrague antirrebote, un elemento vital para hacer dulces y seguras las reducciones más salvajes, haciendo deslizar la rueda en lugar de bloquearla, un ingrediente sin duda certado en una moto tan temperamental. Y es que sus 115 CV nos llevan continuamente por el lado salvaje si es que tienes sangre y no horchata. 

Yamaha XSR900: segura, cómoda y deportiva

Y encuentra la alianza perfecta en una parte ciclo con el mismo carácter deportivo que viene marcada por el chasis de estructura perimetral, el basculante estilo banana, así como unas suspensiones y unos frenos en plena sintonía. 

También es importante la ergonomia, revisada ligeramente para hacerla más natural, con un asiento realmente cómodo, unas estriberas ubicadas para no flexionar demasiado las piernas, y rematando todo con un manillar ancho que tiene una incidencia positiva sobre el control de la moto.

Es decir, lo tenemos todo para disfrutar con estilo y comodidad aunque no se puede decir lo mismo del pasajero cuyo puesto es casi testimonial, al no tener ni amplitud de espacio ni tampoco un buen lugar donde agarrarse.

Por eso, lo mejor es disfrutar de esta belleza de una forma íntima, los dos solos, con carretera por delante y a poder ser con curvas de todo tipo donde poder extraer todo el potencial que nos tiene reservados ya que en autovía es cómoda pero el azote del viento inmisericorde.

Destaca por la solidez y precisión que transmite la rueda delantera; en carretera de curvas rápidas el disfrute es máximo ya que permite trazarlas con un confianza total, apoyados en unas suspensiones firmes (regulables solo en rebote) que informan con bastante claridad de las condiciones del asfalto y las de adherencia, normalmente buenas gracias en buena parte a los neumáticos Bridgestone Battlax Hypersport S20. Esto en ciudad se paga porque son un poco duras pero la contrapartida merece la pena.

› Datos técnicos Yamaha XSR900

Las geometrías de dirección son claramente deportivas sin llegar a ser radicales y hacen que la conducción no sea cansada pero si divertida por la facilidad con la que podemos gestionar las transiciones de una curva a otra. No cuesta nada levantarla de una y atacar inmediatamente la curva siguiente justo por el lugar elegido, efectuando acusadas inclinaciones con total confianza y aprovechando en todo momento el formidable par de su tricilíndrico.

Los frenos dotados además de sistema ABS son una importante garantía en todo momento. Las pinzas delanteras radiales de estilo monobloque típicas de Yamaha cuentan con un potencial tremendo frenando incluso con un solo dedo, tanto, que a aveces pueden llegar a sacar los colores a la horquilla en las reducciones más salvajes. El ABS está configurado de forma muy deportiva y cuesta hacerlo entrar en acción, algo que los más carbonillas agradecerán.

El control de tracción TCS es otro de los elementos destinados a hacer la vida más segura en carretera sin menoscabar en absoluto la deportividad de la XSR900. De hecho tiene tres posiciones de ajuste para permitir un mayor o menor deslizamiento, incluso la posibilidad de desconectarlo totalmente si eres un requemado con aptitudes profesionales. De lo contrario es un elemento bastante discreto que mantiene la rueda trasera siempre bajo control, nunca mejor dicho...

No olvidemos que a pesar de ser una moto que catalogamos como "fácil", lo hacemos desde el punto de vista de su buena manejabilidad ya que se muestra ágil y dosificable, incluso en ciudad. Pero  esconde un carácter salvaje que demanda unas manos hábiles y con experiencia para llevarla al límite: la Yamaha XSR900 es una elegante velocista animada por un motor soberbio capaz de llevarte a ritmos endiablados, planteando aquí si una conducción exigente con el piloto que debe estar a la altura.

Ya en parado no nos cansamos de admirar la enfermiza obsesión por el detalle que Yamaha ha puesto sobre este modelo que destaca por una gran sensación de calidad en su construcción y diseño. La instrumentación es un buen ejemplo con su apariencia clásico y contenidos de vanguardia, donde encontramos abudante información en un formato totalmente digital, revelándose como un elemento que expresa a la perfección esa fusión de nostalgia y vanguardia que es la Yamaha XSR900.