Fotos: Carolina F. Varela
Hay motos como la 1290 Super Duke GT en la que estás deseando subirte, descontando los días que quedan para tenerla en el garaje y planificando bien las jornadas de la cesión para sacarle el máximo partido. Porque un bicilindrico de 173 CV no se tienen todos los días bajo el culo en un formato tan interesante.
KTM 1290 Super Duke GT: casi única en su especie
La primera impresión es de ser una moto excelentemente armada en todas las facetas pero que impone una primera condición importante: 18.589 €. ¿Vas pidiendo el crédito? Tal vez cuando acabes de leer sí...
Es curioso, pero no tiene ningún rival puro en cuanto a la idea de haber sido domesticada para ofrecer a la clientela el mismo ADN deportivo de su correspondiente versión maxinaked en un formato más polivalente gracias a una revisión tanto ergonómica como de equipamiento.
Se nos ocurren dos alternativas interesante: La primera es la Kawasaki Z1000 SX y aunque por potencia se queda lejos(142 CV), por intenciones están en la misma sintonía de turismo cañero. La japonesa es menos sofisticada y potente sí, pero también ostensiblemente más barata: 4.500 € menos.
También tenemos una segunda opción en la Suzuki GSX-S1000F, en similar línea a Kawasaki en lo que “sencillez” se refiere, pero con un motor también brioso de 145 CV y una tarifa todavía más económica de 13.000 €.
Aunque quizás podría rivalizar también con motos como BMW S1000 XR o la Ducati Multistrada, más a su nivel en cuanto a precio, tecnología y por supuesto deportividad aunque quizás no tanta como ostenta nuestra protagonista.
1290 Super Duke GT: fiera domesticada
Como decíamos, su interés radica principalmente aunar el talante descarado y radical en cuando a dinamismo de la bestial 1290 Super Duke R, con una serie de concesiones para hacerla más lógica en cuanto comodidad y versatilidad; complicada tarea que ha sido bien resuelta mediante una estudiada metamorfosis.
Por ejemplo, es esencial contar con un depósito de combustible más grande y en el caso de la 1290 Super Duke GT, tenemos uno de 23 litros frente a los 18 litros de la versión naked. Y le viene muy bien porque es una moto con un consumo medio de unos 7 l/100 km a ritmos moderados que se suele disparar en cuando se nos caliente la mano, algo que ocurre con facilidad.
Porque la 1290 Super Duke GT es una moto para manos experimentadas pero relativamente sencilla en su manejo con un buen trabajo hecho sobre el motor y el acelerador electrónico que permite una excelente dosificación del gas. Esto hace que en ningún momento su temperamento se desboque, sino que ese tacto dócil y servicial nos hace intimar fácilmente con ella.
Pero antes de adentrarnos en su adictivo comportamiento, vamos a repasar todos los detalles que han hecho de la Super Duke R la Super Duke GT.
La ergonomía ha sido revisada en puntos clave como por ejemplo las estriberas que al tener una posición más baja hacen forzar menos la posición y por tanto resulta mucho más cómodo devorar kilómetros. También tiene un manillar diferente que además se puede regular en cuatro posiciones para adaptarlo lo mejor posible al piloto.
Y por supuesto un carenado envolvente sin perder en absoluto la esencia estética de la brutal 1290 Super Duke R, es un detalle indispensable como también lo es la pantalla regulable de forma manual.
Y dejamos para el final las maletas, un elemento opcional que cuesta 792 € pero sin el que la Super Duke GT pierde buena parte de su encanto para el día a día o las excursiones. Para poder instalarlas, el subchasis se ha alargado y en la estructura se han montado los anclajes para las maletas. El sistema permite desmontarlas con rapidez y cuentan con una capacidad de 30 litros cada una para guardar un casco integral o siete kilogramos de carga máxima. Es decir, con ambas montadas podemos meter un equipaje para algo más que para un simple fin de semana.
Así es a grandes rasgos la metamorfosis de una maxinaked radical a una cómoda moto deportiva con altas dosis de radicalidad en su planteamiento “turístico”.
Mucho sport y mucho turismo
Tanto su motor como la parte ciclo expresan a la perfección el carácter salvaje que esconde su afilada estética. Para tratarse de una moto con maletas, parabrisas y demás elementos que la capacitan para viajar, da la impresión de ser baja a pesar de que su sillín está a 835 mm del suelo, un poco alto.
Puede que las prominentes aletas del depósito que se extienden hacia adelante enfaticen ese efecto visual combinadas con un faro muy vertical, acentuando esa sensación no del todo real de moto compacta y más bien baja. A destacar la presencia de luces cuneteras en el frontal de sendas aletas que también integran los intermitentes LED. Una solución muy sofisticada visualmente pero también práctica porque las luces cuneteras aportan más visibiidad en curva ya que incorporan tres segmentos LED, empleando el sensor de inclinación del sistema MSC. Dependiendo del ángulo de inclinación, la luz cunetera de la KTM puede utilizar hasta tres segmentos para mejorar la iluminación.
Lo más turístico de la 1290 Super Duke GT es la postura de conducción, acogiéndote de forma muy cómoda sin importar tu envergadura. Además nuestra unidad de pruebas contaba con un asiento especial calefactable denominado Ergo (247 €) procedente del catálogo Power Parts, realmente confortable, incluso rodando varias horas con ella.
Una vez que arrancamos, el bicilíndrico en V a 75º comienza con su bronca sinfonía y empezamos a rodar con suavidad, aprovechando ese tacto sedoso tan difícil de conseguir en una mecánica de estas características.
En ciudad descubrimos que se desenvuelve de bien, siempre teniendo en cuenta que su radio de giro no es especialmente generoso pero si suficiente para hacernos la vida bastante normal en la metrópolis. Incluso con las maletas montadas, las dimensiones no resultan aparatosas y podemos pasar con razonable facilidad entre coches.
Confort a alta velocidad
Pero donde verdaderamente se disfruta es en carretera o autovía, con espacio por delante. Son los terrenos donde pone todas sus cartas boca arriba, con un motor inacabable y un tacto en la parte ciclo a la altura del talante deportivo que propone la 1290 Super Duke GT.
Es cuando sacamos provecho al generoso equipamiento de serie con elementos como el control de velocidad de crucero, los puños calefactables que no hicieron falta en pleno verano, o el cambio rápido, un elemento para subir marchas que funciona realmente bien, resultado cómodo en autovía y deportivo cuando practicamos una conducción más viva en tramos virados.
› Datos técnicos KTM 1290 Super Duke GT
También experimentamos la aceptable protección aerodinámica de su pantalla y carenado para viajar veloces y a la vez cómodos. Y por si fuera poco, podemos adaptar tanto el tacto del gas como el de la suspensión a un uso moderado para saborear largos desplazamientos por autovía de forma civilizada. En lo que a electrónica se refiere, la cantidad de posibilidades es ingente. Porque aparte de los modos de motor y suspensión, contamos con todo tipo de ayudas como el control de estabilidad con sensor de inclinación, el sistema ABS con funcionamiento en curva o el control de tracción integrado en los diferentes modos de conducción. Y opcionalmente también ofrece control de freno motor (MSR) y control de parada en pendiente HHC. Es una auténtica fiesta electrónica.
La suspensión semi activa es un elemento que permite a la moto adaptar en tiempo real sus reglajes tanto a las condiciones de la carretera como al modo que hayamos elegido, todo un lujo. Las opciones son Comfort, Street y Sport, y la elección varía notablemente el comportamiento de las mismas aunque el tacto siempre tiende a ser durito. Por lo tanto elegimos en autovía el modo Confort para disfrutar de un tarado más suave a la espera que llegase un tramo que justificase la opción que más nos apetecía probar, la Sport.
Básicamente lo mismo ocurre con los modos de conducción Rain, Street y Sport. El primero de ellos recorta la potencia y suaviza la entrega siendo recomendable su uso en condiciones de baja adherencia. El Street ofrece toda la potencia pero de una forma no tan directa como la Sport, por eso estábamos deseando seleccionarla.
Y de camino a un tramo de carretera con buenas curvas, comenzamos a buscar en el menú de su completa instrumentación; se controla fácilmente todo desde una botonera en la piña izquierda y visualizamos bien todos los parámetros porque se ofrece de forma clara en una pantalla digital izquierda donde navegamos por lo menús, y en otra en la parte derecha, integrada con el tacómetro y los testigos, con el resto de la abundante información. Así que en unos segundos ya habíamos hemos hecho nuestra elección: modo sport y suspensión sport.
KTM 1290 Super Duke GT: turismo vertiginoso
El cuanto decidimos enroscar el acelerador con un poco de contundencia, el motor sacó a pasear sus 173 CV pero sobre todo los 144 Nm de par, que nos catapultaban con extrema rapidez a velocidades del todo ilegales. Por eso fuimos a un tramo conocido y poco transitado en la sierra madrileña con buen asfalto para disfrutar tanto del tacto directo y endiablado del motor como del aplomo y la agilidad que transmite su ciclística en todo momento.
Con un cambio que funciona muy bien en cuanto a precisión y rapidez, asistido además por el quickshifter, y un embrague antirrebote que permite fuertes apuradas en las reducciones sin miedo al bloqueo de la rueda, solo quedaba buscar nuestros propios límites porque los de la moto son difíciles de encontrar, y ya sabemos que en carretera no conviene apurar.
La 1290 Super Duke GT cuenta con una soberbia frenada que demostró en todo momento, una indispensable garantía a la hora de buscar una diversión controlada con fuertes aceleraciones seguidas de retenciones para encarar las curvas por la trayectoria deseada, exhibiendo gran facilidad para moverla de un lado a otro. Ahí se muestra muy precisa en este sentido y por ello nos infundía una gran sensación de seguridad, casi retándonos por la seriedad con la que es capaz de desenvolverse a ritmos vertiginosos.
Permite inclinar sin ningún temor a tocar con las partas bajas gracias a una buena distancia al suelo, comportándose como una verdadera deportiva pero manteniendo la dignidad, con una posición cómoda en un asiento que además permite variar la posición de conducción por su amplitud.
El disfrute es total; su tacto durito y enérgico en una posición cómoda que también permite situarte “al ataque” si queremos sacar nuestra faceta de “pilotillo” es un deleite del que además no te castiga tanto como en una deportiva RR o en una naked sin protección.
Además es una moto cuyos periodos de revisión son muy amplios, pues tras el primero obligatorio de los 1.000 km que solo lleva una hora de trabajo, la siguiente revisión toca a los 15.000 (casi una hora y media) y la tercera a los 30.000 km (casi dos horas y media). Posteriormente se recomienda hacer una vez al año y más adelante cada dos. Es decir, salvo el desgaste normal de piezas a susttuir, es una moto que no será una gran carga de mantenimiento.
Sin duda KTM ha dado en el clavo para aquellos con experiencia, una buena nómina y ganas de sacarle el partido a una moto deportiva tanto en vacaciones como en el día a día o durante los fines de semana. La 1290 Super Duke GT te da todo eso pero también impone su estilo deportivo frente a cualquier otra consideración y justifica su precio con calidad, equipamiento y un rendimiento dinámico que sencillamente enamora.
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