La apuesta de Triumph con su nueva Bonneville Bobber es tan valiente y está tan lograda que merece el respaldo del público más elitista en busca de una moto son sabor retro. Y decimos elitista no solo porque estamos ante una moto que cuesta 13.000 €, sino también porque va dirigida a aquellos con el paladar lo suficientemente educado como para valorar los muchos detalles que brillan con luz propia en esta bobber de fábrica.
No puede haber más paradoja en este último concepto, pues la estética bobber surgió en los años 30’ en EE.UU. y se caracterizaba precisamente por coger motos de serie para despojarlas de todo salvo de su alma, obteniendo así unas prestaciones y un estilo muy alejados del modelo original.
¿Y qué es exactamente una moto bobber?
Triumph Bobber: derroche de estilo
Lo que ha hecho Triumph es usar como base la Bonneville T120 para fabricar esta Bobber. Pero salvo el motor, prácticamente todo se ha creado o rediseñado para la ocasión. El bastidor conserva parte de la estructura en la parte delantera pero ha tenido que rehacerse para adaptarse al diseño y filosofía de una zaga que es rígida (hard tail) y cuenta con una innovadora estructura a modo de basculante con soportes para un caballete central.
Precisamente, la parte trasera es la parte más especial y convincente en cuanto a lo logrado del concepto. Tenemos un espectacular asiento flotante en una estructura de aluminio que recrea una estampa genuinamente bobber, esconde un monoamortiguador e intima a la perfección con un guardabarros solidario al chasis, que se ciñe y dibuja la forma del neumático como mandan los cánones, creando unos atractivos volúmenes que tienen su continuidad en el precioso y pequeño depósito de tan solo 9 litros, terminando en el discreto guardabarros delantero.
Los detalles son tantos y resueltos con tanto esmero que puedes estar mirándola embobado más tiempo del recomendable porque acaba engatusándote. Además Triumph se ha afanado en dotarla de la más moderna tecnología con la obsesión de camuflarla al máximo e interferir lo menos posible en su encanto vintage. Por eso te animo el día que tengas la suerte de tenerla ante ti, a descubrir dónde está el depósito del líquido del freno trasero, por eso también disfraza desde hace años los inyectores de carburadores, y por eso tampoco vemos el catalizador en un escape cuya forma haría pensar que es imposible superar la puñetera Euro4.
Precisamente los escapes biselados fabricados en acero inoxidable son otra exquisitez que no solo la visten por ambos flancos sino que prometen un sonido intenso, ahondando en ese carácter de moto pionera con mucho respeto por la pureza de la receta clásica.
En esa línea mantiene el bloqueo en la columna de dirección y ubica el clausor de arranque en el lateral derecho, para hacerte doble un poco el lomo y recordarte cada día que no están ante una moto cualquiera. O el buje trasero, cuyo elaborado diseño simula la presencia de un tambor.
Tecnobobber
En cuanto al motor, es el mismo de la nueva generación Bonneville de 1.200 cc acompañado de las siglas HT. High Torque, o lo que lo mismo, par a raudales desde bajas vueltas pero no las suficientes para esta Bonneville Bobber, que cuenta con un remapeado específico para mejorar el par a bajas revoluciones. Concretamente se ha ganado un 10% a 4.500 rpm. En cambio se pierden 3 CV pero manteniendo el consumo oficial en unos interesantes 4,1 l./100 km.
El embrague antirrebote, el control de tracción desconectable, dos modos de conducción (road y rain) o el ABS son ayudas a la conducción hoy en día ya básicas a las que no renuncia nuestra belleza inglesa con sabor americano. Y para rematar Triumph anuncia unos intervalos de mantenimiento cada 16.000 km, una cifra muy interesante.
Así que tras un exhaustivo examen previo, por fin nos tocaba plantar nuestro escuálido trasero en el minimalista asiento de piel, una ecuación perfecta que nos dio la bienvenida desde el primer momento hasta la despedida 100 km después, evidenciando el mimo que se ha puesto en el diseño y fabricación de este elemento capital.
Con los dos pies plantados en el suelo gracias a una altura de solo 690 mm, la vida se ve de otra manera, pues el manillar ancho y plano así como las estriberas ligeramente adelantadas, contribuyen a adoptar una postura muy poco habitual para mí pero 100% confortable. El triángulo ergonómico está bien planteado porque incluso los compañeros más altos también se encontraron sin ningún problema de espacio.
Comportamiento: diversión con estilo
Y así echamos a rodar los primeros kilómetros, disfrutando de una manejabilidad bastante agradable, muy típica de Triumph, un cambio amable aunque sonoro y un motor simplemente delicioso.
Se trata de una mecánica muy versátil, con unos desarrollos adecuados que permiten exprimir las marchas sin obligarte a jugar con el cambio constantemente. Sube de vueltas con facilidad aprovechando sus vigorosas pistonadas, con un comportamiento muy lineal entre las 3.000 y 5.000 rpm. Y es un placer acústico tanto al acelerar a fondo como al cortar, el bronco y petardeante sonido que libera el escape. Y para los más inconformistas Triumph también ofrece en su pack de accesorios un Vance & Hines con la salida orientable que debe ser una estruendosa melodía.
Lo que sorprende es que a pesar de sus 228 kg y 1.510 mm de distancia entre ejes se mueve realmente bien, con soltura en los cambios de dirección y sin acusar sensación de ligereza en la rueda delantera cuando el ritmo es alto. La distancia de las estriberas al suelo se queda un poco escasa si eres un piloto al que no solo le gusta simplemente pasear, y la Bonneville Bobber te invita a ir por el lado salvaje en cualquier momento con solo apretar el acelerador electrónico a fondo. Limarás rápidamente los avisadores…
En el apartado de frenos, ya desde el principio se echa en falta más tacto en el delantero cuya maneta se encuentra demás un poco baja y fuerza ligeramente la mano al frenar. Pero con el transcurso de los kilómetros también evidenciamos un rendimiento bastante justo del único disco delantero. Es cierto que en este tipo de motos, el freno trasero cobra más protagonismo y es algo a lo que personalmente no estoy acostumbrado, pero si me ha parecido muy socorrida la gran retención que ofrece el motor para colaborar en las labores de frenado.
En cuanto a las suspensiones, cuentan con un tarado que busca el compromiso entre su peculiar planteamiento ciclístico, el confort y la efectividad dinámica. Filtran muy bien las irregularidades aunque resultan un poco duras si lo que se busca es la máxima comodidad. Personalmente me parece un tarado apropiado porque la sensación de solidez y precisión viene muy bien cuando sacas el genio de los 77 CV, una potencia que puede parecer poca pero impulsa con verdadera decisión a la Bonneville Bobber.
Dinámicamente es una moto que sorprende por lo bien que se mueve, con una dirección muy neutra que colabora en todas nuestras acciones desde el manillar. Sus neumáticos fabricados ex-profeso pueden tener que ver, pues los Avon Cobra AV71 radiales propician una reducción de la masa suspendida y así una mejora la maniobrabilidad, especialmente a alta velocidad, tal y como pudimos comprobar. Desde luego no es solo una preciosa cara sino que también esconde un tremendo encanto cuando nos ponemos a los mandos.
Datos técnicos, precio y vídeo Triumph Bonneville Bobber >
Triumph propone una lista de accesorios homologados larguísima de más de 150 elementos para poder personalizarla hasta el último detalle; es tan extensa que ha elaborado dos packs para que el cliente tenga más claras las ideas y posibilidades, uno denominado "Old School" y el otro "Quarter Mile". El único elemento que no está homologado en España es la placa portamatrículas lateral.
La Triumph Bonneville Bobber es una arrebatadora mezcla de estilo estadounidense de época con la típica elegancia inglesa desbordante de calidad y carácter. Tan repleta de detalles como de buenas aptitudes dinámicas, se presenta como una moto con un punto radical en su planteamiento, pues el hecho de estar homologada solo para una persona pone por encima de cualquier consideración el concepto que la inspira.