Fotos: Carolina F. Varela
- Elementos scrambler
- La suavidad como estandarte
- Parte ciclo: equilibrio general
- Conclusión
- Rivales
- Galería de fotos
Antes de que se pusieran de moda, Triumph ya había puesto en el mercado un modelo Scrambler (ver ficha técnica), un modelo que actualizó en 2014 y mantuvo a la venta hasta la puesta en escena de la gama Bonneville Street, compuesta por la clásica Street Twin, la Street Cup, la café racer que también hemos podido probar recientemente, y la Street Scrambler.
La estética más off-road de los años 60 le sienta como anillo al dedo a esta montura, resultando muy llamativa. No hay más que pararse en un semáforo o dejarla aparcada en la calle para que todo el mundo ponga su mirada sobre ella. Es una de estas motos en las que uno se recrea antes de subirse sobre su asiento, con las que se disfruta en observándola tanto o más que montándola.
Elementos scrambler
Como buena scrambler, el principal elemento diferenciador es su -doble- escape elevado, que discurre por el lado derecho, justo por debajo del asiento, el cual también tiene su particularidad, pues el del pasajero puede desmontarse para dejar a la vista una parrilla portabultos de cuidada estética. Puestos a prescindir del pasajero, la Scrambler permite retirar sus estriberas, un guiño más al espíritu individual de este modelo.
Otras notas que la distinguen y la diferencian de los otros modelos de la gama Street son las suspensiones de largo recorrido y la rueda delantera de 19”, calzada, al igual que la trasera, por un neumático Metzeler Tourance tipo trail. Aunque no es una moto enfocada al off-road, no falta el cubrecárter de aluminio y el manillar plano, que no desentonan en absoluto con la inconfundible silueta Bonneville.
Una vez puesto en marcha su motor, el sonido que llega a los oídos a través de su escape es realmente evocador, sin resultar molesto en absoluto, y eso que soy de los que aprecian el silencio de las motos silenciosas. El sonido de la Scrambler me ha convencido y demuestra que, a pesar de las restricciones administrativas, todavía es posible que una moto cumpla con las homologaciones y emita un sonido de “moto de verdad”.
La suavidad como estandarte
La otra nota agradable una vez en acción la ponen la suavidad de sus mandos, con un embrague y una caja de cambios con un tacto realmente suave. Lo mismo se puede decir de su acelerador electrónico, otro elemento que ofrece muy buenas sensaciones. Subir y bajar de marchas se convierte en una tarea muy agradable, y eso que no es que sea demasiado necesario jugar con el cambio de la Scrambler, pues tiene tanto par que permite rodar con marchas largas por la ciudad dejando morir el motor prácticamente por completo, para, con un simple golpe de gas, recuperar la vitalidad de la marcha con decisión.
El propulsor también brilla cuando se sale a la carretera, siempre hablando desde el punto de vista de quien no quiere rebasar los límites establecidos. Le sobra potencia para circular y pasear, difrutando del placer de conducir una moto naked, sin ningún tipo de protección. Pero no te equivoques, su motor de dos cilindros y 900 cc ofrece 55 cv, y si aprietas el mango la moto corre. Sólo en ese momento notarás que igual le vendría bien una sexta marcha para desahogar a su propulsor. Lo más increíble es que incluso en esa situación, seguiremos disfrutando de su suavidad, sin vibraciones ni en manillar ni estriberas, y con el petardeo del escape como música de fondo.
Y cuando llega el momento de atacar las curvas, como ocurría en la ciudad, no hace falta jugar con el cambio para continuar disfrutando, la Scrambler te permite pasar toda la mañana en cuarta o quinta que desde lo más abajo del cuentarrevoluciones encontrarás caballos con los que empujar su rueda trasera sin miedo. Y si te pasas, tranquilo que el control de tracción -desconectable, al igual que el ABS trasero- saldrá en tuu ayuda.
Parte ciclo: equilibrio general
El motor de la Scrambler no sería tan aprovechable de no ir acompañado de una parte ciclo que rindiera al mismo nivel. No es que la inglesa monte unos componentes de primerísima calidad, pero sí que muestran un equilibrio que permiten ciertas alegrías sin pretender resultar en absoluto deportivas. El mayor recorrido de la suspensiones no implican una menor firmeza ni implican más inestabilidad en las curvas. Todo lo contrario, ofrecen mayor confort, especialmente cuando se marcha sobre un asfalto en mal estado. La horquilla convencional y los dos amortiguadores traseros destacan por su noble ocmportamiento, en línea con la filosofía de la moto.
Un sólo disco delantero y otro trasero son los encargados de frenar a la Triumph, ayudados por el sistema ABS de Bosch de doble canal que no es nada intrusivo. Ya sea para ralentizar la marcha o para realizar una frenada de emergencia, el equipo instalado funciona de manera notable, con un tacto y una suavidad destacables igualmente.
Quería dejar para el final, tras probar la Scrambler en distintos ambientes, a mayor y menor velocidad, el tema del escape. Muchos de los que me han visto con la moto me han preguntado lo mismo, que si el escape quema al tenerlo tan cerca del cuerpo. La respuesta es sencilla: no, no supone ningún problema. Los protectores y cubiertas empleadas aislan perfectamente y ni siquiera estando parado en los semáforos he apreciado un exceso de calor preocupante. No voy a decir que se pueda poner la mano encima, no he llegado a cometer tal temeridad, pero incluso con pantalones vaqueros hay que temer quemarse la pierna.
Conclusión
Rivales
En los últimos, el catálogo de motos retro ha crecido mucho, con modelos de distintas cilindradas, calidades y precios. No pueden faltar en esta moda por lo clásico las scrambler, algunas de las cuales podrían ser consideradas rivales directas para la Triumph. Ordenadas de manera alfabética nos encontramos la Benelli Leoncino, con su motor de 500cc y su lograda presencia como notas destacadas, amén de su precio mucho más económico. La BMW R nineT Scrambler es la apuesta del fabricante alemán en este segmento, ofreciendo un producto de mucha calidad, con numerosos accesorios con los que personalizarla y con un motor su característco motor boxer como excelente reclamo. Otra rival a tener en cuenta es la Ducati Scrambler Desert Sled, novedad en el catálogo de la marca italiana este mismo año y que llama la atención por su apariencia, inspirada en las motos de off-road de los años 70. Más exclusiva que las anteriores es la Moto Guzzi V7 Stornello, de la que sólo se fabricaron mil unidades, por lo que estamos hablando de una pieza de colección. Por último, añadimos a esta lista la Yamaha SCR 950, toda una scrambler a la japonesa, cuyo escape está colocado en la parte inferior.
Equipamiento piloto
Galería de fotos
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