Fotos: Carolina F. Varela
- Posición de conducción más deportiva
- Lo mejor, su motor elástico
- Agilidad y estabilidad
- Opinión y valoración
- Rivales
- Galería de fotos de la prueba
En 2014 Harley-Davidson lanzó la Street 750, una moto económica que serviría de puerta de acceso al “universo Harley”. Era importante para el fabricante norteamericano pelear por una cuota de mercado con un producto con un precio más reducido que el de la Sportster 883 Iron, de ahí que se lanzaran con la pequeña 750, que además se fabricaría en India para abaratar sus costes era un evidente guiño también para el mercado asiático.
Tres años más tarde, tras comprobar que esta estrategia era la correcta, Harley-Davidson lanzaba un nuevo modelo tomando de base la Street 750, pero realizando una serie de cambios para otorgar un carácter más personal y deportivo. El objetivo estaba claro, seguir ofreciendo una custom a un precio ajustado pero añadiendo un toque de deportividad y una personalidad muy marcada. Y vaya sí lo han conseguido, la Street Rod nos ha sorprendido por su comportamiento. Poco o nada tiene que ver con la moto de la que procede.
Parece más moto de lo que es, destacando la caja del filtro del aire, de gran tamaño y situada en un lateral, haciendo referencia a los coches americanos tipo Hot Rod, de ahí el nombre Street Rod elegido. Pero no es el único cambio, guardabarros, asiento y faro, entre otros, son diferentes, adquiriendo la pretendida imagen deportiva. La única pieza idéntica entre ambas es el depósito de combustible.
Posición de conducción más deportiva
Otras modificaciones introducidas afectan al chasis, en donde se ha cerrado la dirección y se ha reducido la distancia entre ejes, adoptando unas cotas más deportivas. Lógicamente, esto no se aprecia a simple vista, pero sí, y mucho, cuando uno se sube encima, especialmente por la elevada colocación de las estriberas, que condiciona la posición de conducción.
Un detalle a tener en cuenta es la colocación de un protector en el escape, en la parte que toca con el pie derecho, que permite al menos cambiar de posición al ampliarse la superficie de apoyo, además de poder retrasar la posición. Por el contrario, en el lado izquierdo no contamos con ese descanso.
Lo mejor, su motor elástico
Los primeros metros son de completa aclimatación, pero enseguida salen a relucir las virtudes de su propulsor, de comportamiento muy elástico y sin apenas vibraciones. Monta el mismo motor que la Street 750, pero se ha aumentado su potencia, pasando de 54 CV a 68 CV, lo que se aprecia notablemente. Este incremento permite una conducción bastante relajada en ciudad, sin tener que hacer un uso excesivo del cambio y sin necesidad de estar con un dedo puesto en el embrague.
Aunque el régimen del motor permita subir hasta casi 9.000 rpm, no hace falta llevarlo tan arriba para disfrutar, pues su cifra de par máxima se encuentra en 4.000 rpm -65 Nm-, lo que permite cerrar completamente el gas y abrirlo de manera inmediata que siempre se encuentra respuesta.
Agilidad y estabilidad
Sorprende también la Street Rod por su conducción sencilla y por la facilidad de meterla en las curvas. Su tamaño contenido, a pesar del manillar plano, permite abrirse camino entre los coches con suma facilidad. No molestan sus retrovisores situados en los extremos, y que además ofrecen buena visibilidad. El asiento tan bajo supone un plus de seguridad a la hora de tener que echar los pies al suelo.
La horquilla invertida –otra diferencia con la Street 750- responde de manera eficaz independientemente del estado del asfalto. Buen trabajo el realizado en fábrica, pues el equilibrio entre firmeza y confort es realmente óptimo. Los dos amortiguadores traseros también cuentan con un buen tarado, pero su respuesta es algo más seca que la que encontramos en el tren delantero. Aun así, se podría decir que se encuentran a la altura del resto del conjunto.
No podría decir lo mismo de los frenos, con un tacto muy esponjoso en el delantero. Hay que hacer mucha presión para que las pinzas muerdan con decisión los discos delanteros. Todo lo contrario que el disco trasero, que cuesta dosificar y hay que andar con cuidado para evitar que salte el ABS. Este peculiar comportamiento apenas afecta en ciudad, pero en vías rápidas sí que implica tener que anticipar más las maniobras.
Lo que sí es determinante al salir de la ciudad en búsqueda de excursiones más o menos largas es la ergonomía. Con el paso de los kilómetros las muñecas y la espalda se van cargando y las paradas se hacen más necesarias de lo habitual. Pero claro, es el precio que hay que pagar por contar con una moto de corte deportivo y peculiar como es la Harley-Davidon Street Rod.
Opinión y valoración Harley-Davidson Street Rod
Rivales Harley-Davidson Street Rod
La principal rival dentro del segmento de las motos custom para el A2 se encuentra en su propia casa, con la Street 750, un modelo bastante más sencillo y con menos personalidad, pero también mucho más económico; y con la Sportster Iron 883, más cara pero con más carisma. Si nos salimos del catálogo de Harley-Davidson encontramos la Honda Rebel, lanzada este mismo año y que cuenta con una buena relación calidad precio; la Kawasaki Vulcan S, cuya ergonomía es más relajada; y la Yamaha XV950 Racer, una montura de estética café racer.
Equipamiento piloto:
COMENTARIOS
Comparte tu opinion