Las motos retro están ahora más de moda que nunca pero Moto Guzzi siempre ha sido fiel a sus principios clásicos, no solo en sus motores en V a 90º ubicados en posición transversal sino en cuanto al carácter de sus diseños. Su gama 2017 es el reflejo de una marca inspirada en el pasado pero que mira el presente y el futuro con elegancia y atrevimiento.

La gama 2017 de Moto Guzzi es el reflejo de una marca inspirada en el pasado pero que mira el presente y el futuro con elegancia y atrevimiento

Y decimos esto porque su gama V7 se mantiene muy arraigada a sus raíces clásicas, pero la V9 y la 1.400 ofrecen estética y funcionalmente muchos lujos del presente, con una visión propia de las corrientes actuales. Esta variedad busca públicos diferentes entre sí pero con debilidad por la filosofía Moto Guzzi, un modo único de entender la moto con casi 100 años de vida a sus espaldas.

Hemos tenido el placer de probar una unidad de cada gama en un encuentro que organizó con periodistas de toda España el Grupo Piaggio.

Moto Guzzi V7 III Stone: caramelo retro

Tras observar todas las bellezas allí reunidas nos decantamos por subirnos primero en una V7, la Stone concretamente. De las cuatro que forman esta familia es la más sencilla, una moto que atrae por el minimalismo general y sus encantadoras líneas V7. Es como un lienzo en blanco para dar rienda suelta a tus instintos de personalización.

Como elegir es renunciar, no pudimos subirnos ni en la preciosa V7 III Anniversario, ni en la VIII Racer así como tampoco en la V7 III Special, pero os voy a explicar brevemente la filosofía de cada una.

La V7 III Anniversario conmemora el 50º Aniversario de este icónico modelo y de ellas solo se van a a fabricar 750 unidades. Su estilo mezcla con acierto obligados guiños muy clásicos pero aporta una pintura efecto cromo en el depósito que le da un aire muy exclusivo y sorprendente.

La Moto Guzzi VIII Racer es la que encarna el lado más deportivo de la gama con sus semimanillares y pequeña cúpula. La tuvimos frente a nosotros y tiene mucho gancho estético, no solo por la decoración sino también porque exhibe unos componentes de mayor calidad que le dan un aire racing retro muy interesante. Nos referimos a la pareja de amortiguadores Öhlins con botella de gas separada son un destello importante en este modelo.

Y la Moto Guzzi V7 III Special luce unas llantas de radios pulidos y una banda en el depósito que marcan su personalidad. Otros detalles como la instrumentación de dos esferas, los cromados o el depósito rematan esos matices de clasicismo más que Moto Guzzi ha buscado con esta versión.

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Debemos apuntar que todas ellas se benefician en 2017 de un motor mejorado que ofrece 52 CV, cuatro más que la versión precedente. También han variado las relaciones de su baja de cambios de seis velocidades y todas incorporan un nuevo ABS de dos canales que va unido a un control de tracción.

A la hora de comenzar nuestra ruta por la serranía de Madrid y Segovia, ya pudimos sentir el tacto inconfundible de este motor, de respuesta viva pero progresiva, perfecto para trayectos urbanos y para escapadas como la que estábamos haciendo.

Moto Guzzi cuida todos los detalles y la V7 es una moto sencilla que no para de perfeccionar su concepto de moto urbana clásica

En autovía el rodar es tranquilo, la postura cómoda y el tacto de todo muy correcto. Moto Guzzi cuida todos los detalles y la V7 es una moto sencilla que no para de perfeccionar su concepto de moto urbana clásica.

Y el cardan siempre cumple su función en la filosofía de estas motos, para bien y para mal. Las operaciones de cambio son impecables pero debemos habituarnos para evitar esa pequeña brusquedad que este sistema introduce en la respuesta del motor.

Incluso cuando llegamos a las carreteras de montaña, la V7 III Stone se muestra como una moto muy apta para seguir disfrutando del paseo, con una manejabilidad buena a la que es muy sencillo adaptarse.

Moto Guzzi V9 Bobber: culto al cuerpo

A mitad del recorrido nos subimos en una moto realmente diferente, la V9 Bobber. Es la hermana de la V9 Roamer, dos motos de idéntica base en lo que a motor, bastidor, suspensiones y frenos se refiere, pero con diferente filosofía estética e idéntica pasión por el detalle, transmitiendo una gran sensación de calidad.

Esta metamorfosis dual se ha logrado variando elementos como el tamaño de las ruedas y el diseño de las llantas, la ergonomía y por supuesto la decoración. La atrevida y más actual es indiscutiblemente la Bobber mientras que la Roamer es la propuesta más elegante y conservadora.

La Bobber esgrime una de 16” con garganta de 3.5”, mientras la Roamer monta una de 19” con una garganta de 2.5”, marcando una importante diferencia dinámica entre ambos modelos.

Nada más subirnos en la V9 Bobber percibimos que ha variado la posición de conducción para que las rodillas no toquen con los enormes culatones tan definitivos en su ADN estético y mecánico. Y esto es algo que se agrace porque permite disfrutar porque permite disfrutar más de la relajada conducción que propone.

El nuevo motor adaptado a la normativa Euro 4 ha mantenido su potencia de 55 CV y tiene un rendimiento acorde con su potencia y cilindrada, resultando suave y elástico. El dinamismo está condicionado por el manillar totalmente plano y el neumático delantero bastante ancho (130-90/16), perezoso a la hora de girar, no le van las curvas en absoluto.

Todo es suavidad, incluyendo el cambio de marchas que tiene un tacto realmente de mantequilla, perfecto para la filosofía de una moto que renuncia totalmente a los cromados para recrear de una forma personal la estética bobber.

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Moto Guzzi MSX-21: palabras mayores

Tras la comida estábamos ansiosos por probar el motor más grande, un portentoso bicilíndrico de 1.400 cc que ya habíamos probado con anterioridad y nos había encantado. Este motor lo montan cuatro modelos: Moto Guzzi Audace, Moto Guzzi Eldorado, California Touring y la masiva y casi intimidante MGX-21.

Y como estábamos allí abiertos a cualquier posibilidad, nos decantamos por la más indiscreta y sin duda especial, la MGX-21 Flying Fortress, una oscura cruiser de estilo bagger repleta de diseño y tecnología, con todas las señas de identidad de la marca italiana en cuanto a carácter y técnica.

La fibra de carbono campa a sus anchas por la carrocería y todo está preparado para cogerte y devorar kilómetros sin descanso, de forma tan indiscreta como placentera. El masivo frontal se encarga de crear una sensación de resguardo y comodidad notable.

Otro rasgo imprescindible y tremendamente singular es la llanta delantera de 21” que además es de carbono y con diseño lenticular. Cierto que es una moto pesada con sus 341 kg pero teníamos muchas ganas de poder disfrutar unos kilómetros con ella.

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Su dinamismo está condicionado por su motor de 96 CV con 120 Nm de par, un elemento que permite un rodar muy desahogado gracias al gran desarrollo de cada marcha. Otro factor que en marcha llama la atención son las geometrías de la dirección que tienden a cerrarla, sobre todo a baja velocidad. y es algo a lo que debemos habituarnos para conducirla con la soltura que se puede conducir una moto así en un puerto de montaña.

Desde luego no es para nada su entorno favorito y por eso estábamos deseando llegar a carretera abierta o autovía para disfrutar de una conducción más acorde a sus aptitudes, siempre al ritmo musical que procedía de su potente equipo de audio. Es un sistema estéreo con radio FM/AM con 25 W de potencia por canal conectado a un amplificador con dos altavoces. A través de él se puede gestionar un sistema intercomunicador, contando también con una toma USB y sistema Bluetooth.

Como único punto menos positivo en cuanto a las sensaciones de conducción, tenemos el aligeramiento de la dirección cuando superamos cierta velocidad en autovía; es como si el masivo frontal, aliado con la llanta lenticular provocase un “efecto vela” un tanto incómodo, sobre todo si nos estás acostumbrado.

Por lo demás es una moto única en cuanto a estilo, combinando su estampa bagger gracias a las maletas con un aire deportivo y sofisticado inusual en este tipo de motos hasta los últimos tiempos, pues las Honda Goldwing F6B y la BMW K1600 B son motos de parecida filosofía.