Fotos: Carolina F. Varela

Sumario

El modelo súper ventas de Kymco cuenta con argumentos tan sólidos bajo su sencilla apariencia, que lleva ya años batallando en los primeros puestos del ránking de ventas con gigantes como Honda y Yamaha. Fue el primero en disputarle al SH Scoopy 125 el liderato del mercado y aún hoy continúa como el rival más enconado cuando repasamos las listas de ventas a final de cada mes.

En 2016 presentó una importante evolución dotando a su motor de inyección electrónica y reforzando los frenos gracias a un sistema combinado CBS. Estos eran a grandes rasgos las mejoras aunque también había otra modificación importante; el cambio de depósito de combustible de debajo del asiento a la parte frontal de la moto con el tapón por el lado izquierdo. Esto hace que el repostaje sea más cómodo pero también proporciona más capacidad (incrementando la autonomía) y un mejor reparto de pesos.

Con este pequeño paso adelante, el Kymco ha mantenido su inteligente receta intacta para seguir cosechando éxitos con su pequeño pero comercialmente potente Agility City 125.

Agility City 125: fácil en todos los sentidos

La facilidad de conducción derivada de su ligereza y dimensiones compactas ha sido clave para que muchos usuarios, y no pocas usuarias, se hayan decantado por este modelo a la hora de abandonar los atascos aprovechándose de su carnet de coche con más de tres años de experiencia.

Además, Kymco siempre lo ha puesto fácil a la hora de acceder a sus modelos y los resultados han sido tan buenos que ahora lo pone más a tiro que nunca: con la compra del Agility City se regala un año de seguro con cobertura de robo y la posibilidad de ampliarlo a todo riesgo a un precio muy razonable. Y además por solo 75 € la garantía se extiende a cuatro años. A esto hay que sumar las numerosas ventajas que los clientes de Kymco pueden disfrutar con la tarjeta Genius, como financiar las revisiones y reparaciones al 0% TAE. Y también cuenta con planes de financiación a medida. ¿Quién se puede resistir cuando busca un modelo barato y con buena reputación?.

Lo mejor del Kymco Agility City es lo sencillo que resulta habituarte a él, con un asiento accesible situado a tan solo 790 mm y un puesto de conducción en el que cabe cualquiera con facilidad, planteando una posición muy natural gracias a la plataforma plana: las piernas van flexionadas lo justo, sobre todo si no eres muy alto, y las manos alcanzan con facilidad el manillar.

El equipamiento es básico pero la imagen ha mejorado gracias a un rediseño de las ópticas delantera y trasera, con luces de posición LED en el frontal. El aspecto es básicamente el mismo pero la imagen ha mejorado de forma indiscutible, con ciertas pinceladas que le dan un aire más coqueto a una carrocería tremendamente popular en nuestras ciudades.

El baúl de serie (extraíble) cuenta con espacio para un casco integral y más objetos, tiene un buen tamaño y se complementa con un hueco bajo el asiento de 28 litros, donde para hacerse una idea, se puede alojar un casco abierto. Esto supone una extraordinaria ganancia respecto a la generación y se ha logrado gracias a haber sustituido la llanta trasera que ha pasado de 16 a 14 pulgadas, sin afectar en absoluto a la estabilidad.

También cuenta con una pequeña guantera dotada de llave y en cuyo interior hay una toma de 12 V aunque es complicado guardar un teléfono con el gran tamaño que suelen tener ahora.

Para rematar su faceta de utilitario de raza, suma la plataforma plana y un gancho portabolsas para poder aprovecharla a la hora de llevar algún bulto entre las piernas.  

Kymco Agility City 125: la ciudad a sus pies

Con todos estos argumentos y subido al Kymco Agility City, la ciudad es un terreno favorable, dispuesto a ser conquistado de un extremo a otro por este experto y servicial urbanita. El funcionamiento del motor es extremadamente suave, quizás demasiado en la aceleración desde parado, pero una vez ganamos las primeras decenas de metros el ritmo es vivo y los movimientos fluidos, fáciles, intuitivos.

Las compactas dimensiones ayudan mucho a la hora de movernos cuando el tráfico es denso. Podemos colarnos casi por cualquier hueco gracias a su estrechez y corta distancia entre ejes. La combinación de ligereza y agilidad es clave en la sencillez de su manejo.

En cambio, cuando nos enfrentamos a una vía de circunvalación, el terreno ya no resulta tan favorable; la carrocería no protege bien de las inclemencias ni del viento frontal, ya que no disponemos de pantalla parabrisas. Y el motor adolece del empuje necesario para superar con facilidad los 100 km/h, haciendo que transitemos por este tipo de escenarios lo imprescindible.

Con la inyección electrónica, no solo se ha refinado su funcionamiento sino que en invierno los arranques serán instantáneos y el consumo se ha mantenido en unos márgenes muy razonables, rondando los 3./100 km, con lo que la autonomía está holgadamente por encima de los 200 km, una buena cifra para un vehículo 100% urbano.

En cuanto a suspensiones y frenos, su carácter general básico no le impide que funcionen con solvencia. La amortiguación ha sido tarada de forma específica para el mercado español y aunque ha mejorado, sigue siendo más bien blanda y esto la hace un poco rebotona. Por el contrario, filtra bien las pequeñas irregularidades y contribuye al confort.

Más seguridad

Los frenos si han mejorado de una forma palpable al introducir Kymco la frenada combinada. Esto hace que al accionar la maneta izquierda la fuerza de frenada se reparta, distribuyendo un 30% delante y un 70% detrás. Esto impide el bloqueo de las ruedas y lo hace ideal para los usuarios con menos experiencia. Se hace gracias al empleo de una pinza delantera de tres pistones y para que la fuerza que aplicamos desde la maneta sea lo más efectiva posible, el trenzado del cable de freno es metálico. Funciona tan bien que el uso del freno delantero en la maneta derecha solo pasa a un segundo plano que con el sistema combinado se reduce la distancia de frenado hasta en un 10% sin riesgo a bloquear la rueda.

Una vez que nos detenemos, el Kymco se maneja con mucha soltura, tanto para maniobrar en parado como para armar el caballete para estacionarlo con más seguridad, demostrando lo fácil que es intimar con él en todas las facetas, independientemente de tu talla.

Por eso es un scooter que ha tenido gran aceptación tanto para el público masculino como para el femenino que ha visto en sus cualidades urbanas y ligereza, un arma perfecta para combatir el tráfico diario.  

Opinión y valoración

El Kymco Agility City continúa como referencia el mercado fiel a sus principios de sencillez, sentido práctico y economía. A pesar de ello ha mejorado en todo la receta inicial, salvo las prestaciones que con el nuevo motor Euro 4 parece haber perdido algo de chispa. A cambio consume menos y en general es más eficiente y con un tacto más refinado.

La ganancia de espacio bajo el asiento es muy destacable ya que con el baúl estaríamos hablando de un scooter muy compacto en el que podemos guardar por separado un caso integral más un jet, haciéndolo aún más servicial. La renovada instrumentación solo plantea un nuevo diseño pero sigue siendo muy austera en cuanto a información. En cambio hay otros detalles mejorados, como por ejemplo las estriberas del pasajero, ahora extraíbles y que fijan mucho mejor la posición del acompañante.

Un aspecto mejorable sería el de la pata de cabra ya que al contar con muelle de retorno automático hace que debamos tener mucho cuidado a la hora de montarla para que no pueda plegarse y que el scooter acabe en el suelo. Por eso lo más recomendable es armar el caballete que se hace con mucha facilidad gracias a la ligereza del Kymco Agility City, una de las claves de este modelo junto a su precio de tan solo 2.199 €.

Equipamiento piloto

Galería prueba Kymco Agility 125 2016