Fotos: Carolina F. Varela

Sumario

Hanway fue una de las primeras marcas en traer bombones fabricados en China con un moderno aire vintage que cautivaron desde su llegada. De este modo el modelo Raw ha seguido evolucionando, presentándose cada vez más chulo y mejor acabado, incluso dando lugar a una versión Raw 250 Cafe Racer con la que nuestra protagonista comparte bastidor.

La Raw 125 SR Sport es la variante más coqueta de ese evocador estilo urbano y deportivo de época que tanto se lleva hoy, y de la que es una excelente embajadora. Y acompaña su cuidado envoltorio con un precio sumamente competitivo de 2.395 € aunque esta versión denominada Black/Red cuesta 50 € más que la Orange/Black.

Esto no le impide mostrar en su tren delantero una horquilla invertida que le da una presencia interesante a la parte frontal, junto al faro circular y los semimanillares. Las llantas de radios, los neumáticos mixtos, el asiento marrón (símil piel) acolchado con joroba, el escape tipo megáfono o el depósito de combustible, rematan la elaborada estampa de la Raw 125 SR Sport.

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Devoradora de atascos  

Montarse en esta moto tan compacta ya es una sensación peculiar al tener además semimanillares, por lo que la postura es algo inclinada hacia delante. No llega a ser incómoda pero se nota que las muñecas siempre se cargan algo más que en una naked, es algo inevitable. Aunque si te compras la Raw 125 SR Sport seguro que te importará poco en cuanto la arranques y comiences a lidiar con el tráfico.

Su pequeño tamaño, con un asiento muy bajo, junto a una distancia corta entre las puntas del manillar, le hacen pasar por cualquier sitio, moviéndose con mucho desparpajo por las calles más intrincadas de la ciudad, donde hicimos la sesión de fotos de esta prueba. Es tan ligera (118 kg) que maniobra casi con solo pensarlo, girando en muy poco espacio, y resultando una delicia para que alguien con poca experiencia aprenda con un vehículo sencillo de conducir que no intimida en absoluto. Todo lo contrario, te invita a subirte y que de paso te pongas un poco en situación con algún complemento retro para estar a su altura. De hecho, es una moto perfecta si no eres muy alto porque así encajas mejor en su minimalista silueta, y de paso, haces valer más la potencia del pequeño y sencillo motor monocilíndrico refrigerado por aire que le da vida.

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Carácter recio     

Su propulsor tiene unas vistosas aletas cepilladas en los laterales, entrega 10,6 CV, y lo mejor es que sube de vueltas con facilidad aunque no encuentra en el cambio de cinco velocidades a su mejor aliado, ya que es un poco duro en el tacto de la palanca al pie. Pero es cuestión de acostumbrarse porque en general es una moto un poco tosca en su funcionamiento, algo que incluso resulta cachondo para una moto vintage que evoca tiempos pasados, cuando el piloto se adaptaba a la máquina y no al contrario.

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Los frenos cumplen pero mientras el delantero tiene la potencia correcta y poco tacto, el trasero apenas entra en acción si no es empleándose con ganas para activar el freno combinado. En cualquier caso, la frenada es segura ya que a su favor tiene el poco peso de la moto.

Las suspensiones van ese carácter recio de todo y cuentan con un tarado un poco duro para los abundantes baches que hay en una ciudad. Mucho mejor funcionamiento tiene la horquilla, pues la pareja de amortiguadores traseros son especialmente secos, seguramente por el poco recorrido de los muelles (55 mm), así como por el hecho de ir anclados directamente del basculante al subchasis, transmitiendo de esta forma con más nitidez las irregularidades.

Es una moto un poco tosca en su funcionamiento, algo que incluso resulta cachondo para una moto vintage que evoca tiempos pasados

En el corazón de la ciudad continúa mostrando su carácter ratonero y juguetón, dejándose llevar casi como una bici pero a buen ritmo y pletórica de estilo. 

El motor es suficiente para afrontar cualquier desplazamiento en el entorno urbano, porque por concepto de la propia moto y rendimiento del propulsor, su radio de acción es reducido en este sentido. De hecho las relaciones del cambio son cortas y esto limita el desarrollo de la velocidad punta en beneficio de la aceleración desde parado, algo importante en ciudad. No alcanza los 100 km/h de velocidad máxima y debemos valorar esto a la hora de afrontar las excursiones puntuales por vías de circunvalación o carreteras, un terreno más bien hostil para la voluntariosa Raw 125 SR Sport que donde se encuentra verdaderamente bien es el ámbito urbano.

El consumo es razonable pues estuvo en torno a los 4 l./100 km, una cifra que unida al depósito de 11,5 litros la capacita para cubrir casi 300 km con el tanque lleno y eso significa muchos días de pasar las gasolineras de largo.  

Estilo retro básico

Su logrado estilo y aspecto coqueto no camufla un planteamiento básico que se percibe en marcha y también en parado, donde observamos acabados mejorables en cuanto a materiales y también algunos cableados que podrían estar mejor resueltos. Pero realmente no es muy criticable teniendo en cuenta su económico precio.

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La pequeña instrumentación esférica con el cerco cromado y una pantalla digital, es otro alarde de esta pequeña café racer. En ella se puede ver el velocímetro central con el tacómetro superior así como el nivel de gasolina y el testigo de reserva. Tiene lo justo y necesario, por lo que la consideramos bien resuelta.

La iluminación trasera es otro vistoso detalle reducido a la mínima expresión, con unos diodos LED que le dan un aire sofisticado. Precisamente, el subchasis abraza el asiento en forma de colín para que el pasajero pueda agarrarse, pero lo tiene complicado por lo pequeña de la estructura y la forma monoplaza del asiento. La peculiaridad es que la tapa cubreasiento del pasajero que va en el mismo color que el depósito de combustible es desmontable.

Las tapas laterales en blanco y agujereadas con el logo del modelo son el complemento perfecto al chasis rojo y las partes en negro, evidenciando una vez más el cariño que se ha puesto al diseñar esta moto.

Opinión y valoración

Hanway tiene un modelo tan económico como logrado en lo que a carácter estético se refiere. La  evocadora receta café racer está muy bien planteada y por eso la Raw 125 SR sport cautiva miradas en reposo y también en movimiento.

En ciudad se desenvuelve con tremenda soltura dadas su ligereza y compactas dimensiones, haciéndola perfecta como compañera diaria de fatigas. Por eso es una moto muy apropiada para los novatos que con el carnet B de coche buscan combatir el tráfico y a la vez tienen ganas de moverse por la jungla urbana sin renunciar a las tendencias más actuales de diseño. 

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El motor cuenta con unas capacidades perfectas para esto y aunque tanto las suspensiones como los frenos no son lo más sofisticado, tampoco necesita alardes en este sentido para dar un servicio satisfactorio en todo momento. 

Si necesitas algo para moverte también por los alrededores de la urbe o si mides 1,90 m, quizás no es tu compañera ideal pero si lo tuyo es la ciudad, el tamaño medio y no quieres dejarte todos tus ahorros, esta puede ser la candidata ideal para dormir en tu garaje.

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