Sumario

La Triumph Thruxton R es una moto embriagadora por carácter, calidad y un talante deportivo de época perfectamente recreado para disfrutar de un cúmulo de sensaciones que pocas motos del mercado son capaces de ofrecerte.

La actual gama Thruxton se compone de dos versiones, la que nos ocupa y otra más terrenal sin la “R”, despojada de la estelar parte ciclo de nuestra protagonista que precisamente pone el acento en este punto para embaucarte con su especial filosofía deportiva.  

Kit de piloto de época

Y el kit “Track Racer” echa más leña al ardiente sentimiento retro que encarna esta moto, creando una personalidad setentera realmente apasionante con ingredientes acertadísimos que no son únicamente un reclamo estético, sino que están perfectamente integrados e ideados para resultar 100% funcionales, dotando a la Thruxton R de una personalidad todavía más marcada, tanto si la miras embobado como si la pilotas entusiasmado. Y todos estos accesorios están homologados para circular por las vías públicas en la UE. El precio es de 1.999 €, un sobre coste importante pero que incluye todo esto...

El semi-carenado deportivo de época está formado por cuatro piezas en plástico inyectado, que incluye una pantalla de revestimiento duro y un subchasis de aluminio. El efecto estético es veneno del bueno para los amantes de las motos retro, y de paso protege al piloto del castigo que supone la corriente frontal cuando llevamos bajo el culo un motor con genio.

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Los silenciosos de acero inoxidable tienen un acabado cepillado y proceden de la firma californiana Vance&Hines, erigiéndose como un ingrediente sumamente especial, pues son más cortos y más ligeros que los originales. Por no hablar del sonido que es simplemente orgásmico.

Otro detalle específico son los intermitentes led en forma de bala que incluyen un aro de aluminio torneado, cuerpo negro brillante y lente led transparente.

Y para rematar, también exhibe un kit de supresión del guardabarros trasero diseñado para darle un aire diferente a toda la zaga, incluyendo una tapa del asiento del copiloto, soporte de placa de matrícula, luz trasera compacta con led y luces de la placa de matrícula. El minimalismo resultante rebosa elegancia y deportividad.  

La Thruxton más irreverente

El nombre Thruxton siempre ha encarnado el lado más deportivo del universo modern classic de Triumph, la marca con más experiencia y mejor hacer en la fabricación de motos clásicas actuales o neo-retro, como prefieras denominarlas.

prueba triumph thruxton 1200 r kit track racer texto 5Pero la Thruxton nunca había apuntado tan alto hasta la llegada de esta generación. Fue la moto que empleamos en nuestro debut en el Distinguished Gentlemans Ride 2017 y no pudimos resistir la tentación de pasar unos días más con ella para disfrutar de sus encantos, y no me refiero a su preciosa estampa.

Lo que enamora de esta moto no es solo el estilazo de deportiva de época sino las sensaciones que es capaz de transmitirte a los mandos.  El secreto está en la combinación de su especial ergonomía condicionada por los semimanillares, el motor de gran cubicaje que destaca por su ingente par y una parte ciclo con componentes de gran calidad para garantizar una rendimiento dinámico de primera. Pero vamos por partes...  

Ergonomía deportiva

Sentarse a lo mandos ya es acto de transporte en el tiempo, con una sensación de calidad en cada detalle que resulta cautivadora. La instrumentación cromada de dos esferas -con pantallas digitales-, el depósito con la tira central de piel con una banda metálica agujereada, y el tapón cepillado y con bisagra, la tija superior cromada...todo presenta un aspecto exquisito y está mezclado con detalles 100% actuales pero sin resultar aberrante en absoluto.prueba triumph thruxton 1200 r kit track racer texto 6

Los espejos en las puntas del manillar son otro elemento que encaja a la perfección en su filosofía, y lo mejor, ofrecen una visión óptima a pesar de su comedido tamaño.

La forma alargada del depósito hace que la posición sea todavía más singular y evocadora, con una estriberas algo elevadas pero no muy retrasadas que nos hacen adoptar, en combinación con los semimanillares, una postura deportiva en la que las muñecas reciben la carga del peso. Y aunque no es algo radical, con el paso de los kilómetros si vamos notando fatiga en las manos. Pero es que estamos ante una moto deportiva y eso no es inconveniente, sino cosas del guión que se aceptan de buen grado.  

Motor temperamental

El motor de 1.200 cc pone en tu mano derecha 97 CV y lo que es mejor, 112 Nm de par. Este es para mi el mejor activo de un motor simplemente precioso; terminado en negro, con las tapas en aluminio cepillado, es un guiño al pasado pero esconde la tecnología más actual. De hecho, las aletas de una supuesta refrigeración por aire son un acertado ornamento, igual que unos supuestos carburadores que en realidad son las cajas de mariposas de la inyección.

prueba triumph thruxton 1200 r kit track racer texto 4La electrónica tiene un lugar destacado para una moto con un estilo clásico tan pulcro, ya que al contar con acelerador electrónico, cuenta con control de tracción (desconectable) y también podemos elegir entre tres modos de conducción: Rain, Road y Sport. De menos a más, la respuesta se vuelve más directa y poderosa.

Con el excelente empuje que tiene a bajas y medias revoluciones, el control de tracción aporta seguridad a la hora de abrir gas con decisión. Es un propulsor que no tiene mucho recorrido en el tacómetro, ya que corta encendido en torno a las 7.000 rpm, por lo que la desmultiplicación de las marchas es más bien corta y en cada una ofrece un vigoroso empuje. Por cierto, es un motor que libera bastante calor en la zona de las piernas, algo que en invierno se agradece pero en verano se padece.

El cambio de marchas resulta muy sonoro por los enormes discos de embrague que debe mover pero las operaciones desde la maneta no requieren gran esfuerzo sino que todo se gestiona con bastante suavidad. Y para la retenciones más al límite cuenta con un sistema antirrebote que trabaja de forma impecable.

Y el sonido de los escapes Vance&Hines es glorioso, independientemente del ritmo, con agradables decibelios al exprimir el motor y profundas detonaciones al cortar gas.  

Comportamiento

En marcha destaca la estabilidad y su excelente comportamiento en tramos virados. Incluso con la calidad de las suspensiones y frenos, seguramente sea es una moto perfectamente válida para circuito aunque no tuve la oportunidad de comprobarlo. La horquilla Showa BPF de 43 mm y la pareja de amortiguadores Öhlins son una garantía de eficacia en conducción deportiva, y además, le sientan realmente bien desde el punto de vista estético.

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Se disfruta mucho de su imperturbable estabilidad en curvas rápidas, donde el motor colabora con su vigoroso empuje para poner a prueba la buena puesta a punto de toda su parte ciclo. Esto tiene su contrapartida, y es que aunque las suspensiones son completamente regulables, por naturaleza tienen un comportamiento duro que te transmite bien la carretera sin llegar a ser incómodo.

En cuanto a la manejabilidad en curvas, evidentemente no gira como una supersport por sus dimensiones y peso, pero resulta juguetona y se deja llevar muy dócilmente. Los neumáticos de serie son unos Pirelli Diablo Rosso Corsa, perfectamente preparados para una conducción alegre en la que necesitamos la confianza que nos inspiran en plena inclinación.

Y remata todo con unos frenos de primerísimo nivel, protagonizados por unas pinzas Brembo monobloc que con un solo dedo garantizan toda la retención, aportando potencia y dosificación milimétrica, y complementándolo con un sistema ABS verdaderamente deportivo que deja hacer mucho. Parece que no va a entrar..y lo hace en el momento justo, apuntalando la desarrollada seguridad activa de la Thruxton 1200 R.  

Opinión y valoración

Pocas pegas se le pueden poner a una moto tan lograda como esta, salvo que con el Kit Track Racer su precio se eleva por encima de los 17.000 €, una cifra que requiere una buena cuenta bancaria para poder contemplarla en tu garaje.

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El aspecto de todo es exquisito aunque hay un par de pequeños detalles que podrían mejorar: por un lado el precioso tapón de gasolina denominado Monza, que al levantarlo esconde el verdadero tapón con llave, pero que al abrirlo debemos sujetarlo con la mano, algo que resulta engorroso. Y por otro una cosa que nos chocó bastante, el claxon; demasiado tímido en nuestra unidad de prensa, algo que personalmente prefiero que peque justo de lo contrario.

La Thruxton 1200 está básicamente definida por calidad y más calidad, tanto de acabados como de componentes, acompañada además de un gusto exquisito a la hora de recrear su concepto deportivo vintage que propone una ergonomía singular. Sentirte piloto de época con toda la tecnología actual, es un lujo que solo una moto así te puede ofrecer gracias a su excelente comportamiento.  

Galería Prueba Triumph Thruxton 1200 R