Sumario
- La madurez
- Motor: tambores de guerra
- En carretera: dame veneno
- Urbana con mucha marcha
- Mejor armada
- Opinión y valoración
- Galería
- Ficha técnica
La nueva KTM 390 Duke es la mejor prueba de que la combinación adecuada de elementos puede provocar una serie de sensaciones de conducción que toman el control de la situación a cada momento, por lo excitante que resultan. Esa es la magia de la KTM 390 Duke, una moto de pequeña cilindrada aparentemente sencilla pero muy capaz en lo que a dinamismo se refiere, marcada a fuego por la filosofía deportiva de KTM, incapaz de contener sus instintos deportivos en cada modelo que fabrica, ya sea de carretera o de campo.
Y todo lo que ofrece la 390 Duke lo hace a cambio de un precio muy razonable (5.399 €), teniendo en cuenta el gran paso adelante que ha dado este modelo, principalmente en calidad y diseño.
La madurez
Las primeras y en cierto modo revolucionarias pequeñas Duke eran motos con un planteamiento que se ha demostrado muy acertado, pero al ser la generación debutante eran mejorables aun siendo unas excelentes motos en lo que a dinamismo y prestaciones se refiere.
Por eso KTM ha tocado los puntos clave que eran susceptibles de mejora para plantear una moto mucho más competente en todos los sentidos. Empezando por el cambio estético que me parece todo un acierto al emparentar a las pequeñas Duke con la gran matriarca del clan, la superlativa 1290 Super Duke R.
El faro delantero con diodos LED cobra un gran protagonismo y le da todo el carácter familiar, proyectando además una imagen muy vanguardista y callejera..
El nuevo depósito de combustible crece hasta los 13,4 litros y luce unas molduras laterales que proyectan las típicas aletas de la familia Duke que le dan ese personal dinamismo a su estampa. Y el nuevo subchasis acoge una parte trasera minimalista y elevada, algo que realza su nuevo sistema de escape que pasa de la panza de la moto al lateral derecho.
Los asientos del piloto y el pasajero son otros de los nuevos elementos que buscan aportar mayor confort, respetando el carácter de una ergonomía indudablemente deportiva pero en absoluto incómoda. Al haberse acercado el manillar al piloto, resulta una moto más acogedora para las tallas grandes.
Y la instrumentación TFT completamente renovada pone la guinda a una imagen tan mejorada como modernizada, con una sensación general de calidad claramente acrecentada respecto a la generación anterior.
Motor KTM 390 Duke: tambores de guerra
El propulsor ha elevado ligeramente su potencia hasta situarla en 44 CV y los ingenieros lo han hecho tras adaptar su motor a la normativa Euro4, algo que indudablemente tiene su mérito por lo restrictiva que resulta. Como novedad más importante cabe destacar la presencia de un acelerador electrónico en busca de una mayor precisión en la respuesta a cada golpe de gas, que resulta milimétrica.
En la práctica, es un motor refinado en lo que a vibraciones y sonido se refiere, teniendo bajo control estos dos importantes aspectos que solo cobran protagonismo cuando circulamos a máximo régimen pero en una medida muy controlada, gracias en buena parte al eje contrarrotante que minimiza las inercias del cigüeñal y el nuevo sistema de escape que libera una melodía muy apropiada al carácter de la moto en la zona alta del tacómetro. Los más indiscretos deberán recurrir a la industria auxiliar si quieren molestar a vecinos y viandantes, montando el Akrapovic Slip-op homologado que KTM ofrece como opción.
La facilidad para subir de vueltas del monocilíndrico que cuenta con una culata inspirada en la de la 1290 Super Duke, con dos árboles de levas cuyos empujadores han sido endurecidos gracias a un tratamiento de carbono, es la clave de su carácter guerrero, algo que se intensifica sobremanera a partir de las 7.000 rpm hasta el límite del tacómetro.
Su capacidad de aceleración y recuperación te invitan a ir constantemente a un ritmo vivo, y no pide mucha gasolina a cambio, pues nos arrojó un consumo ligeramente por encima de los 4l./100 km (4,3), pero teniendo muy en cuenta que durante la prueba íbamos exigiendo al motor su máximo rendimiento y eso penaliza, aunque es casi una obligación si tienes una moto como esta.
El cambio de marchas colabora en todo momento, gracias a una maneta (ahora regulable) sobre la que apenas hay que hacer esfuerzo para cambiar y a una relación de marchas más bien cerrada que garantiza aceleraciones rotundas. Y además cuenta con una transición entre las marchas corta y precisa que nos hacen todo fácil a la hora de ir jugando con el cambio, pero ojalá en la próxima generación ya esté disponible el sistema rápido shifter, un elemento que sería perfecto para una moto como esta.
En carretera: dame veneno
Ya sabemos que poco veneno no envenena y además anima el cuerpo y el espíritu, algo para lo que ha sido concebida la KTM 390 Duke.
Dinámicamente es una moto perfecta para la diversión; compacta, ligera, precisa y temperamental, es una auténtica “matagigantes” en territorio montañoso repleto de curvas.
Si a su motor le sumanos una parte ciclo en plena sintonía con sus 44 CV, la conducción que propone es muy animada cuando vas intimando con el tacto deportivo de suspensiones, bastidor y frenos.
Aunque sin posibilidad de regulación, la suspensión de muestra en general muy competente con todo le trabajo que le llega, y no solo cuando demandamos su faceta deportiva sino que en un uso diario urbano aunque firme, resulta relativamente cómoda también. Se nota la nueva horquilla WP de cartucho abierto. Quizás la suspensión trasera es un poco blanda pero la valoración general es buena por el buen tacto que ofrece en todo tipo de conducción y terreno.
Los frenos son otro aspecto destacable por el buen rendimiento que proporcionan y usando un solo disco, algo que a priori puede parecer escaso. Sin embargo, apreciamos potencia y tacto para administrar la potencia de frenado de forma eficaz desde su bomba radial Bybre, a lo que desde luego ayuda su peso de solo 149 kg y el buen trabajo de la suspensión, pues con los mismos frenos que la 125 Duke, frena de forma más eficaz. Y además contamos con un sistema ABS de dos canales de Bosch cuya labor está bien calibrada al no resultar intrusivo. Por cierto, es desconectable y si lo inhibimos se queda en la instrumentación un aviso de que eso no es legal.
Pero volviendo a tu territorio favorito, las curvas, habría que destacar lo fácil que es ir rápido con ella, gracias a la sencillez con la que podemos guiarla por donde queremos y la buena movilidad que muestra para ir enlazando virajes, evidenciando unas acertadas geometrías de dirección.
Aprovechando el manillar ancho y cargando el paso sobre el tren delantero para afianzarlo, mientras recurrimos al par del motor que lo empezamos a encontrar en torno a las 6.000 rpm, encontramos los mayores momentos de diversión, efectuando acusadas inclinadas con una gran sensación de seguridad. Además es una moto que te ayuda con elementos como los neumáticos Metzeler Sportec M5 o el embrague antirrebote, dos ingredientes que apuntalan su carácter deportivo por lo bien que cumplen su función.
Urbana con marcha
Sin duda es una naked deportiva de raza a pequeña escala orientada a los usuarios que desean algo más que un medio de desplazamiento, por eso también es destacable su faceta urbana; la 390 Duke es una moto con capacidad para proporcionarte tu dosis diaria de sensaciones contra el aburrimiento en tus pequeños viajes cotidianos.
En ciudad, su ligereza contribuye a una buena movilidad a la hora de sortear coches. Además es una moto estrecha y corta que cabe casi por cualquier sitio, no olvidemos que es prácticamente igual que su hermana de 125 cc pero con el triple de potencia por lo que en ciudad es un medio de transporte especialmente rápido. Y no necesitamos estar usando constantemente el cambio porque encontramos pronto el par para contar siempre con una vigorosa aceleración casi instantánea.
Su poco peso eso algo que no solo se agradece en marcha sino también a la hora de maniobrar en parado. Precisamente, destaca por lo bien que se mueve a baja velocidad a pesar de su horquilla con barras de 43 mm, siendo una moto muy ágil de movimientos en ciudad.
Mejor armada
Es una moto que ha ganado en calidad tanto visual como al tacto, mejorando en detalles de equipamiento como por ejemplo las manetas regulables, y además cuenta con una nueva instrumentación que se controla de forma muy sencilla desde una botonera en la piña izquierda.
Se trata de un cuadro que es una pantalla TFT a color multifunción con abundante información y que además podemos conectar con nuestro smartphone gracias a una App que se llama My Ride. A través de ella recibiremos avisos de llamadas, mensajes, etc, que podremos consultar cuando estemos detenidos. También se pueden gestionar las llamadas si emparejamos un casco con bluetooth e incluso escuchar música.
La única pega de tan completa información, en la que encontramos consumos medios e instantáneos, autonomía, marcha engranada, hora, temperatura, luz de sobrerrégimen...es que a los dígitos les falta tamaño como para verlos en marcha con claridad.
Otro detalle es que no dispone de la luces de emergencia o warning, un detalle menor pero que en ciertos momentos se podría echar en falta.
Opinión y valoración
Como decíamos al comienzo de la prueba, esta moto es la más capacitada de su categoría para crear verdaderas sensaciones deportivas. Incluso en terrenos donde la carretera se retuerce una y otra vez, puede ser tan rápida como motos mayor cilindrada y potencia, y probablemente hasta más divertida, por lo ligera y contolable que resulta al tener solo 44 CV. La KTM 390 Duke trata de apurar al máximo la relación peso/potencia para el carnet A2, gozando del mejor coeficiente entre sus semejantes y eso es clave en su espíritu cañero.
La puesta a punto de toda la parte ciclo en combinación con su temperamental propulsor, me parece simplemente perfecta. Es muy difícil lograr ese comportamiento tan eficaz que proporciona la 390 Duke con elementos relativamente sencillos que además no penalizan su tarifa, posicionándola como una opción muy a tener en cuenta para los usuarios del carnet A2 con ganas de saber lo que es una verdadera deportiva que se conduce de una forma realmente sencilla e intuitiva.
Su secreto es parecer una 125 por dimensiones y peso, pero sus intenciones van mucho más allá de lo que representa una mera moto urbana porque la filosofía de KTM está expresada a la perfección en la 390 Duke, apostando por el puro placer de la conducción sin necesidad de recurir a grandes y caros alardes técnicos o electrónicos.