- Nacida con clase
- Práctico para uso diario
- Comodidad a sus mandos
- Suavidad de funcionamiento
- Conclusión y valoración
- Galería de fotos
- Ficha técnica y precio
Habría que felicitar al equipo encargado de diseñar el Django por haber sido capaz de conseguir una imagen de inspiración neo-retro tan lograda sin necesidad de recurrir al uso abusivo de accesorios supérfluos y forzados que recarguen su evocadora y limpia estampa.
Nacida con clase
El Django es así de nacimiento, con una carrocería alargada y curva de amplias proporciones que oculta parte superior de la rueda trasera, un guardabarros delantero también muy envolvente, un faro delantero de formas clásicas y un asiento doble de generosas dimensiones. Pero hay más, los espejos, los puños, el mullido del asiento y las asas del pasajero cuentan con un diseño vintage.
Todo ello se combina a la perfección con otros componentes más modernos y actuales, como las luces de conducción diurna incorporadas en el panel frontal y la iluminación trasera más los intermitentes integrados, todo ello con tecnología LED.
Práctico para el uso diario
Lo mejor de todo es que ese ejercicio de diseño no ha supuesto una merma en el equipamiento y acabados para hacer de él un scooter muy válido para el día a día. Su capacidad de carga es notable, con un hueco bajo el asiento del piloto para poder guardar un casco integral y otros objetos personales. La forma ancha de este espacio hace que quepan dentro un portátil de 15” y un pequeño bolso con los objetos personales, de manera que a gran parte de los usuarios no les hará falta incorporar un baúl trasero -disponible de manera opcional-.
La instrumentación tiene una forma ovalada que ocupa la parte central del manillar e incluye un velocímetro analógico, una pantalla LCD con la hora, la temperatura ambiente, el cuentakilómetros con parcial y el nivel de combustible, y cuatro chivatos luminosos en la parte inferior junto al botón para cambiar entre kilómetros totales y el parcial. Es una composición espartana pero que mantiene la filosofía convencional del Django.
Los mandos, especialmente las piñas, ofrecen buen tacto pero su colocación no está tan bien resuelta. El botón de los intermitentes queda algo alejado y es complicado llegar con el dedo pulgar salvo que tengas una mano gigante. Además, el del claxon sobresale bastante -ideal para avisar de manera inmediata en los momentos de urgencia- pero fácil de hacerlo también por error al querer indicar una maniobra.
Comodidad a sus mandos
Es una pena este detalle, pues la ergonomía del Django es bastante natural, con una posición de conducción totalmente erguida y con mucho espacio disponible para las piernas y los pies en su plataforma plana. La composición doble del asiento es acertada, pues el del piloto cuenta con un pequeño saliente que ayuda a sujetar el cuerpo, aunque los pilotos más altos igual prefieren el asiento corrido para aprovechar algo de espacio de reservado para el pasajero. El mullido se me antoja demasiado blando y aunque no es un vehículo diseñado para realizar largos trayectos de seguido, creo que le hubiera venido bien un espumado más firme.
Ese confort en parado se traslada de la misma manera cuando comienza la acción. El tacto de acelerador y frenos es bastante suave, aunque el diseño de los puños estriados fabricados en plástico duro al estilo retro no ofrece el mejor de los agarres, pero en realidad tampoco es una pega importante porque no es un scooter que requiera ir fuertemente sujeto a él. Y, por otro lado, tampoco implica esa rigidez que se transmitan a las manos las vibraciones del motor.
Suavidad de funcionamiento
Tiene una buena arrancada, similar a la de scooters más potentes, y permite alcanzar los 70 km/h con bastante celeridad, más que suficiente para ir de semáforo en semáforo por delante del resto de vehículos. Es cierto que a partir de ahí, y hasta llegar a los 100 km/h, no se le puede exigir mucho más, pero pensando en un uso urbano nos sobra. Los 90-100 km/h los mantiene bien, por lo que también se puede rodar seguro por vías rápidas de circunvalación, aunque a partir de los 80 km/h el traquetreo del propulsor es más evidente, especialmente en los espejos, que dejan de ofrecer una visión nítida como cuando se rueda a menor velocidad.
Lo que sí me parece destacado es el empleo del ABS en la rueda delantera, pues la frenada es siempre un aspecto más crítico que el de la amortiguación, sobre todo con conductores más noveles. Este sistema se introduce en 2018 como novedad y supone un gran avance en materia de seguridad, el cual he tenido oportunidad de poner a prueba en estos días de lluvia en los que he tenido el scooter a prueba. Puedes apretar con confianza la maneta que la rueda delantera sin que el tren delantero haga extraños movimientos. A esto hay que sumar la buena respuesta del freno trasero, sin sistema antibloqueo, pero muy fácil de dosificar para evitar los derrapes en caso de frenada de urgencia. El agarre de los neumáticos es otro punto a destacar.
Entre los coches se mueve con agilidad gracias a su amplio radio de giro y al tamaño de sus ruedas de 12”.
Conclusión y valoración
El Django 125 es un scooter bastante apetecible, que no sólo cuenta con el reclamo de una estética conseguida y diferente, sino que también ofrece un buen rendimiento así como un comportamiento refinado.
Su orientación es totalmente urbana, con un motor económico, poco gastón, pero de potente respuesta en las arrancadas. Su velocidad punta, de unos 100 km/h permite incluso salir al extrarradio con cierta solvencia, pero está claro que donde mejor se mueve es en la ciudad.
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