- Scrambler o trail
- Pues sí que es alta
- 47 CV muy bien aprovechados
- Agilidad y aplomo, excelente combinación
- Valoración y opinión
- Ficha técnica e información general
- Galería de fotos
Cuanto más complicado sea tu día, más ganas de romper con todo, sobre todo si cuentas con una Leoncino 500 Trail, una moto que además de bonita resulta divertida, fácil de manejar y polivalente. No es una trail al uso, pero el empleo de unas suspensiones con mayor recorrido y unos neumáticos mixtos permiten ciertas licencias fuera del asfalto.
Scrambler o trail
Estos aportes técnicos son precisamente los que la diferencian de la Leoncino 500 estándar y los que hacen que reciba el apellido Trail, aunque bien se podía haber llamado Scrambler para seguir con la tendencia tan de moda hoy en día. Yo personalmente no me atrevo a encasillarla en uno o en otro segmento, me limito a detallar sus aspectos mecánicos y ya cada uno que saque sus conclusiones.
Lo que sí es objetivo es que la Leoncino 500 Trail alarga en 10 mm el recorrido de sus suspensiones, tanto delante como detrás, de manera que su imponente horquilla de 50 mm de diámetro pasa a tener 135 mm de recorrido por los 138 mm del amortiguador trasero. A esto hay que sumar la sustitución de la rueda delantera de 17” por una 19” y la colocación de unos neumáticos con dibujo mixto y el resultado es el que tenemos ante nuestros ojos. Pocos cambios más han sido necesarios para llevar a cabo la transformación trail (o scrambler) de nuestra protagonista.
Pues sí que es alta
Unas diferencias que por lógica afectan a la altura del asiento y eso se nota según te subes en ella. Yo mido 165 cm y llego de puntillas, y aunque es ligera, las maniobras hacia atrás no son del todo sencillas. En cambio, la posición de conducción es muy cómoda, con la espalda recta, el manillar situado a una distancia correcta sin necesidad de alargar los brazos en exceso, y con las piernas ligeramente flexionadas, con un depósito sin formas extrañas que molesten en las rodillas.
Los botones de las piñas son bastante accesibles y sólo el del claxon está un poco escondido debido a su pequeño tamaño. La maneta del freno delantero dispone de cuatro posiciones de regulación, pero incluso en su posición mínima queda un tanto alejada del puño, mientras que la del embrague carece de ajustes pero en cambio se llega con facilidad.
El mullido del asiento es bastante cómodo aún manteniendo la suficiente firmeza como para estar toda una mañana subido en él. El del pasajero disfruta de las mismas virtudes, pero su tamaño es un tanto reducido y además las asas están posicionadas algo adelantadas y no facilitan el llevar una postura natural.
El de las asideras es un aspecto puntual en una montura que cuida el diseño sin menoscabo de la practicidad. Un ejemplo lo tenemos en la instrumentación, de líneas redondeadas y clásicas pero totalmente digital el cual ofrece los datos imprescindibles, siendo además muy sencillo leer toda la información. No obstante, encontramos algunos detalles mejorables, como la alta variación del nivel de gasolina, que dependiendo de la inclinación de la carretera igual te indica que te queda medio depósito como que te alarma encendiendo la luz de la reserva. El indicador de marcha engranada también muestra imprecisión cuando se juega entre primera y segunda o cuando se busca el punto muerto.
Unos detalles que contrastan con otros aspectos mejor resueltos. A destacar el empleo de luces de la iluminación full-LED, aunque la delantera se queda un poco escasa en cuanto a intensidad, la llave con sistema retráctil para que no ocupe tanto en el bolsillo o el guiño simpático del león en el guardabarros delantero.
47 CV muy bien aprovechados
Los responsables de Benelli han dado más libertad al equipo de diseño que al de desarrollo mecánico, lo que parece lógico teniendo ya en casa un propulsor eficaz como es el bicilíndrico de 500 cc que comparten las dos Leoncino con las TRK 502/X. Un motor de 47,6 CV que no deja de sorprenderme por su capacidad para subir de vueltas, su ausencia de vibraciones y su poderío a medio régimen. Cuesta creer su cifra de caballaje pues las sensaciones que transmite son las de un motor más grande. ¡Y qué bien suena!
Si en la TRK 502 ya quedé convencido de la eficacia de este dos cilindros, pues imagina con una moto de casi 45 kg menos de peso. En ciudad puedes circular prácticamente en cualquier marcha, tanto estirando la segunda y la tercera aprovechando su elasticidad, como recurriendo a sus bajos y medios en cuarta, quinta e incluso sexta. Esa es la gran virtud de la Leoncino 500 Trail, que te obliga a comprobar el indicador de marcha engranada para creer de verdad que circulas a 40 km/h en sexta sin que se produzcan tirones o aparezcan vibraciones incómodas.
Unas virtudes bien aprovechables en carretera o autopista, en donde además si quieres puedes estirar bien el motor hasta superar con creces los límites legales con facilidad. Y todo ello manteniendo unos consumos bastante razonables, siempre por debajo de los 5 litros por cada 100 km.
El cambio está muy escalonado, lo único que no permite indecisiones cuando se pasa de primera a segunda debido al gran salto que hay entre las dos marchas. En ocasiones también cuesta un poco encontrar el punto muerto . El tacto del embrague extraña un poco al principio, parece como si patinase -también ocurre en la TRK 502- pero es muy difícil de calar por el buen empuje desde abajo.
Agilidad y aplomo, excelente combinación
La Leoncino 500 Trail no sólo brilla por su motor, también hay que incidir en su parte ciclo, de respuesta noble en los tramos más revirados. El aumento de recorrido en las suspensiones no acarrea una merma en su eficacia en asfalto y, en cambio, otorga un mayor grado de confort sobre todo cuando aparecen los baches. Benelli recurre nuevamente a la horquilla invertida con barras de 50 mm que ya hemos visto en otros modelos y cuya eficacia se encuentra fuera de toda duda. El trabajo de este componente me ha sorprendido incluso en off-road, si bien tampoco se me ha ocurrido forzar la máquina de una moto que no ha sido desarrollada para tal fin. Lo mismo podría decir del monoamortiguador trasero, que además es ajustable, cuenta con una regulación un tanto dura de origen.
Pensando en un uso diferente, en la Trail se ha instalado una pinza de doble pistón por cada disco de la rueda delantera en vez de la radial de cuatro pistones que monta la estándar. Si bien es cierto que en el off-road es más dosificable, y por tanto más segura, esta configuración, en asfalto se echa de menos algo más de mordiente y no hay que olvidar que este va a ser el estadio habitual en el que se mueva esta moto. No digo que la Leoncino 50 Trail frene poco, para nada, simplemente indico que la de carretera lo hace mejor. El ABS es desconectable y nos permitirá mucha más eficacia sobre superficies de tierrra.
No obstante, es una montura eminentemente ciudadana que difícilmente se vea comprometida en cuanto a suspensiones o frenos; va bien armada. Sí que presenta un mayor problema en territorio urbano su radio de giro debido al grosor de la horquilla aunque se mueve con bastante agilidad. El manillar es ancho pero no cuesta pasar entre los coches gracias a que suele superar en altura los retovisores de los coches. Lo malo es que cada vez hay más SUV en las ciudades...
Por último, señalar que los neumáticos Metzeler Tourance ofrecen un buen agarre en tierra manteniendo un buen nivel de adherencia en asfalto, incluso mojado. La rueda delantera de 19”, aparte de más eficaz en off-road, facilita los giros.
Valoración y opinión
La Leoncino 500 Trail es otra de esas motos sorprendentes que Benelli se ha sacado de la chistera y que no sólo es un ejercicio de diseño. En absoluto. Es una trail -o scrambler- equipada con un gran motor totalmente apto tanto para un uso urbano como de ocio de fin de semana.
El incremento en el recorrido de las suspensiones posibilita un cierto uso off-road, pero no nos confundamos, es una moto prácticamente orientada al asfalto a pesar de su guiño dual, y cuyas nuevas medidas permitirá más comodidades a los usuarios de más talla mientras que penalizará a los de menos, sobre todo en ciudad.
Aunque es cierto que algunos aspectos de sus acabados pueden ser mejorados, en general cuenta con un buen equipamiento. Y todo ello por menos de 6.000 euros, otro excelente argumento a su favor
En definitiva, una gran montura para romper con todo en los días de furia.