El renacimiento de la mítica SWM en 2014, reflotada con capital chino y cuya sede de diseño y fabricación se encuentran en Varese (Italia) en la antigua fábrica de Husqvarna, es un caso excepcional e ilustrativo de como están cambiando ciertos conceptos. Y es que la invasión de productos chinos de baja calidad que se produjo desde aproximadamente 2005 nos ha dado una imagen mala de todo lo procedente de allí en materia de motos, algo que marcas como Benelli se han encargado de enderezar. Pero lo llamativo en este caso de SWM es que se busca crear en Europa un producto que sea global gracias a un estándar de calidad europeo y que también tiene como uno de sus objetivos el propio mercado chino. Este cambio de mentalidad solo puede traer motos interesantes como las que hemos podido conocer en la presentación nacional que ha organizado SWM.  

Pasaporte ítalo-chino

Bajo el paraguas empresarial del gigante chino Shineray, propietaria de la compañía, SWM llega para ofrecer un producto diferencial, con marcado carácter propio y muy cuidado todos los niveles. Por eso no solo se emplean componentes de contrastada calidad y eficacia, sino que los procedentes de China, como por ejemplo este motor, son desarrollados de forma específica para estas motos.

Por ejemplo, el propulsor monocilíndrico que impulsa esta SWM 440 Six Days procede de un bloque de 400 cc que ya tiene Shineray (usado en la Mash Five Hundred) pero se ha elevado la cilindrada hasta los 445 cc para adaptarlo a las necesidades de esta moto. Se trata de una mecánica que ofrece 30 CV y está refrigerada por aire, algo que encaja a la perfección con la estampa clásica de esta trail-scrambler tan evocadora.

Por lo tanto estamos ente un motor de concepción simple muy bien acompañado de una vistosa salida de escape elevada por cada lado, y este me resulta uno de los detalles más bonitos de la moto porque tienen forma de megáfono, un acabado cepillado y parte de su recorrido lo eclipsa la placa porta número amarilla que lleva a cada lado. La vista trasera geométrica y minimalista, con un toque retro y la vez actual creo que está muy lograda. Y delante continúa con esta interesante fusión ya que la pequeña visera y el faro circular con LED's arropan una instrumentación de doble esfera, clásica y sencilla a más no poder.  

Detalles de calidad

El guardabarros elevado, las llantas de radios, los fuelles de la horquilla, los neumáticos mixtos Pirelli MT-60, el depósito grande, así como el asiento con el típico acolchado retro, terminan de rescatar todo el espíritu de las SWM que cautivaron en los años 70' y que desde luego han sido una clara inspiración para los diseñadores. ¿Y qué nos plantean exactamente con una moto que además tiene llanta de 19” delante y 17” detrás?

Pues para mí una pequeña trail (por motor que no por dimensiones) con mucho estilo y pocas complicaciones que apuesta por un uso hasta cierto punto dual, gracias a que su altura permite afrontar terrenos sin asfaltar sin problemas gracias a las gomas que calza. El asiento está situado a 845 mm del suelo y con mi 1,66 llego un poco de puntillas, ya que además la suspensión delantera cuenta con recorrido más bien largo.  

Ahora bien, hay una pega aquí que me parece relevante, y es que el sistema ABS no tiene posibilidad de desconexión y eso significa que pocas alegrías nos vamos a dar fuera del asfalto. ¿Es todo entonces una cuestión más bien de estilo? Veremos más adelante...

Paseos scrambler

Situarse a lo mandos ya genera una sensación agradable y muy típica de moto de estilo trail, confortable porque no demanda esfuerzos de ninguna de las extremidades. Su manillar alto, plano y ancho cuenta con una barra central que refuerza el carácter scrambler de la moto.

Al arrancar su "mono" percibimos que el sonido ha sido objeto de trabajo por parte de los ingenieros, ya que cada golpe de gas resuena profundo. Al comenzar a rodar percibimos un funcionamiento suave, quizás demasiado, y ya nos avisa que no estamos ante un motor guerrero en cuanto al rendimiento sino más bien tranquilo y seguramente muy fiable. Según vamos exprimiendo el motor con terreno por delante las vibraciones también hacen acto de presencia -sobre todo en las estriberas- para colaborar en ese carácter general a la antigua usanza.

El cambio de solo cinco velocidades no es exquisito de funcionamiento, un poco en la línea con el resto de la moto que parece ser una clásica de verdad, y como tal, no apuesta por el refinamiento sino más bien por la robustez. El punto muerto cuesta encontrarlo y la relación entre las marchas hace que sean hasta cierto punto impetuosas ya que hasta 130 km/h podemos rodar con cierto desahogo, contando además con aceleraciones dignas en tramos de curvas.

El comportamiento es de moto tranquila, pues ella misma no te invita a grandes alegrías pero el cliente que elija esta moto ni las busca ni las necesita

El comportamiento es de moto tranquila, pues ella misma no te invita a grandes alegrías pero el cliente que elija esta moto ni las busca ni las necesita. La rueda delantera de 19 apoya bien, resultando algo blanda la horquilla pero sin descomponerse aunque admite regulación en extensión, todo un lujo en esta categoría. Y la pareja de amortiguadores traseros Fast Ace -regulables en precarga- cumplen con eficacia y algo de dureza, aportando también su granito de arena a la estética.

Los frenos también desempeñan su labor con suficiencia aunque el delantero podría ofrecer algo más de mordiente pero realmente están en consonancia con el espíritu tranquilo de esta 440 Six Days.  

No es un prodigio de agilidad pero a cambio ofrece una buena sensación de estabilidad y para nada es una moto complicada sino que su conducción es verdaderamente sencilla en intuitiva.

Más allá del asfalto

Y al afrontar unos kilómetros de verdadero off-road, lo cierto es que sorprendió, no solo porque algunas de las cosas que en carretera mejorarías resultan ideales, sino porque en general admite un trato que no imaginaba cuando me subí a la moto.

Para empezar el motor aquí se encuentra a gusto pues no se le reclaman aceleraciones fulgurantes sino más bien linealidad y capacidad de tracción para que podamos disfrutar. Lo cierto es que lo hicimos, ya que las suspensiones también rinden con solvencia -aprovechando el tarado blando- y los frenos tienen una labor con ese matiz diferente que no reclama el mordiente que no tienen. Y para rematar, los neumáticos se muestran idóneos para este tipo de terreno por la sensación de agarre que proporcionan.  

Toda una agradable sorpresa que da mucho sentido al concepto general de la moto que apuesta con descaro por ese rollo trail vintage tan de moda, aunque no en esta cilindrada, donde la propuesta es prácticamente única.

De hecho la única rival más o menos directa para mi podría ser la Royal Enfield Himalayan, una moto de similar espíritu pero de muy diferente interpretación; son las más próximas por precio y potencia.

Opinión y valoración SMW Six Days 440

Nuestra protagonista tiene asignada un precio de 4.995 €, lo que desde luego parece muy razonable teniendo en cuenta lo que hay en el mercado. Y aunque es evidente el esfuerzo de SWM por dotarla de elementos de calidad, adolece de unas terminaciones que redondeen el producto en este sentido. Pero todo lo compensa con un carácter arrollador y un logrado equilibrio general.  

Para cualquiera con el carnet A2 que tenga ganas de tener en su garage una moto con capacidades duales, es una buena opción incluso aunque no se pueda desconectar el ABS, ya que en campo demuestra unas aptitudes muy decentes para una moto que en absoluto es especialista en este terreno. Pero las suspensiones, a pesar de no ser de largo recorrido, y sus neumáticos Pirelli MT-60, la validan para pequeñas excursiones por pistas y terrenos rotos. 

Desde luego es una naked con un estilo clásico muy logrado que se comercializa en dos acabados: blanco y rojo. 

Galería prueba SWM Six Days 440