Estilo, calidad y prestaciones se unen para posicionar a esta Ace of Spades 125 como una de las motos más apetecibles de su segmento neo-retro. Tiene otra variante idéntica pero de diferente decoración (plata) que SWM ha bautizado como Outlaw; una idea original el desdoblarla en dos nombres para darle aún más carácter a unas motos que si destacan por algo es precisamente por eso, por la historia que hay detrás de sus siglas y por el estilo que plantean.

Y todo está arropado por vistosos componentes a nivel de parte ciclo y por un motor que con sus casi 15 CV apura el límite máximo admitido en esta categoría. Esto la posiciona en un punto de salida interesante porque salvo las Fantic -que son bastante más caras- no hay motos scrambler que apuesten por la calidad en 125 cc. Esto, lógicamente, hace que no sea ninguna ganga ya que su tarifa es de 3.745 € y también hace que le exija más en todos los sentidos, tanto en el dinámico como en los acabados y el equipamiento.

Parte ciclo sobredimensionada

Por eso en la parte de la dotación de componentes encontramos buenas noticias, comenzando por su horquilla invertida con barras de 41 mm y regulable en extensión, un elemento sobredimensionado para una moto así pero que desde luego es un extra en la categoría de 125 cc que busca garantizar seriedad al tren delantero en su rendimiento. También lo está el enorme disco de 300 mm que funciona o bien de forma independiente o mediante un sistema combinado en el pedal del pie derecho.

Hay que mencionar la suspensión trasera formada por una pareja de amortiguadores Fast Ace igualmente regulables y que encajan a la perfección en la personalidad de la moto. En lugar de ser unos amortiguadores hidráulicos básicos, recurren e un sistema oleoneumático que garantiza una buena calidad a las sensaciones procedentes de la suspensión gracias al uso de aceite y también de gas. El efecto que se busca es el de la progresividad en sus reacciones. Y además son regulables, no solo en precarga sino también en extensión, evidenciando que cuenta con un planteamiento de moto grande.

Otro elemento de calidad son los neumáticos Pirelli Scorpion STR que van montados en llantas de 17” y tienen dibujo mixto. Ofrecen un verdadero uso dual, sin grandes complicaciones en campo claro está pero con capacidad de tracción en cualquier terreno, algo también inusual en la cilindrada.  

Detalles de calidad

En general es una moto que transmite cuidado en su fabricación, con una muy buena puesta en escena, repleta de pequeños y grandes detalles de calidad, como por ejemplo las empuñaduras Pro Grip o una instrumentación esférica que contiene una pantalla LCD retroiluminada. El uso de tecnología totalmente LED para la iluminación y el minimalismo de sus grupos ópticos contribuyen con un interesante aire de vanguardia a su receta retro que viene definida por detalles tan importantes como la doble salida de escape elevada y superpuesta (con los preceptivos protectores del calor), el guardabarros delantero recortado, las llantas de radios o el asiento de tapizado clásico con costuras blancas.

Además, el asiento es grande y bien mullido con el añadido de que el pasajero dispone en supuesto de unas asideras para circular con más seguridad. El depósito de gasolina es otro elemento crucial en su concepto y diseño. Las formas son clásicas y estructuran su línea a la perfección dándole un toque musculoso y que gracias a sus 16,5 litros de capacidad promete una gran autonomía.

Si combinamos esto con un motor monocilíndrico de fabricación y desarrollos propios -denominado Bialbero- que anuncia un consumo oficial de solo 3,3l/100 km, echa cuentas...Estaríamos hablando de un mínimo de 400 kilómetros. Está alimentado mediante inyección electrónica Sinerject, cuenta con refrigeración líquida, culata de cuatro válvulas y doble árbol de levas, ofreciendo una potencia máxima de 14,75 CV. Todo esto lo posiciona entre los motores más competentes de la categoría con las cifras en la mano.  

Placeres retro

Por eso ya estábamos ansiosos de arrancarlo y comprobar si todo lo bueno que se planteaba a priori tenía una correspondencia en la práctica.

Así que nos subimos a ella gracias a lo accesible que está el asiento, situado a solo 720 mm del suelo. La posición de conducción está planteada para que resulte natural y por lo tanto cómoda, con las estriberas ligeramente retrasadas y un puesto de conducción en general válido para todo tipo de tallas, ya que es una moto con buen porte a pesar de su corta distancie entre ejes: 1.386 mm.

El motor arranca con suavidad y agradable sonido, delatando que los ingenieros han buscado que contribuya a su carácter scrambler. Funciona con dulzura a bajas revoluciones y sube de vueltas con facilidad gracias a su arquitectura de carrera corta, ofreciendo una buena aceleración en las primeras marchas y tacto de embrague más bien suave. Va unido a una caja de cambios de seis velocidades pero la prueba discurrió en un entorno casi 100% urbano y apenas sí pudimos probar sus prestaciones máximas en un breve enlace por la autovía, donde alcanzó los 100 km/h con facilidad. En ciudad sí ofrece un rendimiento contrastado más que suficiente para moverse con mucha soltura.

Sobre todo porque a nivel de conducción es una moto agradable y ligera (130 kg), fácil de guiar y con un buen radio de giro para maniobrar, ya que las barras de la horquilla, a pesar de su grosor, tienen un diseño más delgado para precisamente que no hagan tope con rapidez y limiten radio de giro a baja velocidad.

Se nota muy bien asentada sobre las suspensiones que van sobradas para el rendimiento de un motor que tampoco compromete en ningún momento al chasis de simple cuna fabricado en acero. Eso sí las reacciones fueron un poco secas y no tuvimos ocasión de jugar con las regulaciones que ofrecen ambas. Llama la atención el basculante de sección tubular, otro buen detalle de la Ace of Spades 125.

Para los frenos se emplea un sistema CBS que a través del pedal de freno acciona el disco delantero y el trasero, ambos de grandes dimensiones. El sistema no es muy preciso ya que la potencia llega de golpe al pisar a fondo el pedal y para mi gusto dejaba la rueda de detrás “muy suelta”. En cambio el de delante no equilibra las cosas pues reacciona con cierta brusquedad, por lo que es un apartado mejorable, sobre en las dosificación de ambos frenos. Teniendo en cuenta su precio, un sencillo ABS no hubiese estas demás porque refuerza la seguridad activa, algo importante en este segmento.  

Opinión y valoración

La SWM Ace of Spades o su hermana Outlaw que es lo mismo pero con el depósito y el asiento de diferente color, llega como un soplo de aire fresco a un segmento en el que se va a encontrar cara a cara con dos motos ligeramente inferiores en precio que en realidad son la misma: FB Mondial HPS 125 y Rieju Century 125. Frente a ellas aporta más calidad de componentes pero no tienen nada que envidiarle en cuanto a las prestaciones del propulsor. En cambio, las Brixton, Hanway, Mash, Macbor, Orcal...tienen motores más modestos y son más económicas pero a la vez básicas, otra historia. Por eso decíamos que la SWM está en un interesante posicionamiento para los que desean un poco más en todos los sentidos, incluido el hecho de llevar un nombre emblemático en su depósito.  

Es un producto interesante pues la receta neo-retro de estilo scrambler está muy lograda y está acompañada de una buena planta general, con una dotación de elementos de calidad pero que en marcha no reflejan esa sofisticación, sobre todo a nivel de suspensiones y frenos. Tampoco es una cilindrada en la que se necesiten grandes alardes al nivel de ciclística, y más cuando el motor cuenta con unas prestaciones simplemente correctas.